martes, 11 de mayo de 2004

Rumsfeld

No puede ser, no puede ser, no puede ser. No puede ser que Donald Rumsfeld acepte que él es el responsable de las torturas cometidas en Iraq y no dimita. No puede ser. Si la administración Bush quiere conservar el poco crédito que aún le queda en el mundo civilizado no puede consentir que alguien que dice ser responsable de las iniquidades cometidas en algunos centros de reclusión iraquíes siga en su Gobierno como si no pasase nada. No basta con que los responsables directos de las vejaciones se sometan a consejos de guerra. No basta con que las víctimas reciban indemnizaciones. Es algo mucho más importante lo que está en juego. Es la credibilidad de nuestro sistema de convivencia. La constatación de que en el mundo libre y democrático no caben las prácticas basadas en la humillación de la condición humana. En ningún caso. Occidente está en una encrucijada. Nuestro futuro está en juego. Buena parte de él en Iraq. Hay que estar en Iraq. Pero no así.

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