miércoles, 31 de enero de 2007

Victoria en Tokyo

En octubre de 1988 y mayo de 1990 Victoria de los Ángeles ofreció en Tokyo varios recitales acompañada al piano por Manuel García-Morante, gracias al cual el muy activo sello barcelonés Columna Música publica ahora este CD en el que se ofrece una selección de aquellos conciertos. Son canciones de Schumann, Schubert, Ravel, Hahn y tradicionales catalanas armonizadas por el propio García-Morante, más algunas propinas debidas a Nin y Granados. Algunas de esas canciones no habían aparecido nunca antes en disco interpretadas por la gran soprano catalana, lo que incrementa el interés de una grabación que nos presenta a la artista en un estado admirable de sus medios, a pesar de que justo en 1988 cumplió los 65 años.

Entre los inéditos de Victoria se encuentran el Ave María de Schubert (sí, no había grabación suya anterior) y tres canciones del venezolano nacionalizado alemán y naturalizado parisino, algo más que íntimo amigo de Marcel Proust, Reynaldo Hahn. Su algo amanerada y delicuescente música, de la que hoy apenas se escuchan de vez en cuando algunas mélodies, tiene un toque de decadentismo que la hacen en el fondo muy atractiva. ¿En quién estaría pensando Hahn cuando puso música a estos versos del libertino Théophile de Viau?

À Chloris
S'il est vrai, Chloris, que tu m'aimes,
(Mais j'entends, que tu m'aimes bien)
Je ne crois point que les rois mêmes
Aient un bonheur pareil au mien.

Que la mort serait importune
A venir changer ma fortune
A la felicité des cieux!

Tout ce qu'on dit de l'ambroisie
Ne touche point ma fantaisie
Au prix des grâces de tes yeux.

[A Cloris. Si es verdad, Cloris, que me amas/ (y pienso que te gusto mucho),/ no creo que ni los propios reyes/ tengan una felicidad como la mía.// ¡Qué inoportuna sería la muerte/ si viniera a cambiar mi fortuna/ por la felicidad del cielo!// Todo lo que se dice de la ambrosía/ no impresiona a mi fantasía/ como el favor de tus ojos.]


À Chloris. Reynaldo Hahn. Victoria de los Ángeles, soprano; Manuel García-Morante, piano. COLUMNA MÚSICA

lunes, 29 de enero de 2007

Crotalogía o ciencia de las castañuelas

Crotalogía o ciencia de las castañuelas A J. le había parecido siempre que los tratados musicales abusaban de la paciencia del lector, que aun siendo un erudito o un consumado perito en la materia, necesitaba de un cargamento de vitaminas para mantener el pensamiento lógico en alerta con la disciplina que requería penetrar en los abstrusos laberintos de la armonía, complicada con la jerga más absurda que a gremio alguno se le hubiera dado crear. Bien estaba que la naturaleza abstracta de la ciencia musical exigiera de un rigor terminológico y de una formulación científica vedados a la mayoría y a los que había que acceder por niveles progresivos de adiestramiento, mediante una adecuada ordenación didáctica, pero a qué esa proliferación de ejemplos inanes, desafíos irresolubles y frases ininteligibles encadenados como anacolutos en la prosa de los novelistas más incompetentes. Por eso, fue para él un gozo que S. le descubriera la Crotalogía o Ciencia de las castañuelas, tratado del siglo XVIII debido a Francisco Agustín Florencio en que se hacía una recta composición del modo más adecuado de tocar las castañuelas, sin que la transparencia del discurso afectara a su rigor y aun a la belleza de sus expresiones. Lo habían leído una mañana de lluvia, sobre las sábanas aún calientes y desordenadas, intercambiando sonrisas y caricias, y J. creyó que aquello era un recurso más de la ciencia de la pedagogía, que dice que con agrado el conocimiento se hace más profundo y duradero. En adelante, J. no olvidaría nunca los axiomas del Capítulo II:

Axioma I. En suposición de tocar, mejor es tocar bien que tocar mal.
Axioma II. Toda tocación de castañuela hecha según reglas, es preferible a la que se hace sin conocimiento de las leyes y reglas crotalógicas.
Axioma III. La mejor tocación es la que mejor se adapta al son de la guitarra, a la música de las seguidillas, y al genio del bolero.
Axioma IV. El bailarín que toca las castañuelas hace dos cosas; y el que baila y no toca, no hace más que una cosa.
Axioma V. Un mismo cuerpo no puede a un mismo tiempo tocar y no tocar las castañuelas.
Axioma VI. El que no toca las castañuelas, no se puede decir que las toca bien ni mal.

Impugnación a la crotalogía
Tan provechosa le pareció a J. la instrucción en la ciencia crotalógica, que una vez vuelto a la rutina trasteó por las bibliotecas virtuales hasta hallar una Impugnación literaria a la crotalogía erudita o ciencia de las castañuelas, que había visto la luz en Valencia como respuesta a la obra de Florencio el mismo año de 1792. La había escrito en estilo de carta Juanito López Polinario, y aunque el remitente exponía un buen número de argumentos no tanto impugnadores cuanto complementarios del tratado original, J. se quedaba con el ejemplo soberbio que hacía de la crotalogía una ciencia democrática, tan accesible al gran especialista como al aficionado común. Y es que López Polinario no había tenido más remedio que reconocer la justeza de las apreciaciones de Florencio en la "Parte I. Libro II. Sección I. Tratado I. Artículo I. Capítulo III. De la crotalogía, pág. 60". Lo cual se aprestó a comunicar de inmediato a S., tan seducida como él por el hallazgo de sustancia tan útil para el músico desprejuiciado y sabio de nuestro tiempo.
Dios nos la depare buena en la impugnación de este Capítulo en que trata Vd. del tirirá-ti-ta. Todo pura práctica, y en su consecuencia muy expuesto para un teórico, mayormente cuando en este punto de tirirá-ti-ta tienen votos todos y cualesquiera boleros, todas y cualesquiera naciones, y de todos y cualesquiera idiomas, porque cuando se vaya traduciendo esta obra de crotalogía en latín, en francés, en inglés, en alemán, en griego, en hebreo y en arábigo; verá Vd. que cada autor usará de aquel idioma respective a que traduce la crotalogía, pero en llegando al tirirá-ti-ta, si que habrá notas curiosas y eruditas sobre si la primera i es larga y la segunda breve, si esta letra se ha de pronunciar como doble, y aquella como sencilla, si aquí hay diptongo y allá triptongo, si se ha de abrir la boca media pulgada y dos líneas, o si una vara y tres cuartas, y cosas semejantes, pero en lo que toca al tirirá-ti-ta siempre será tirirá-ti-ta, in terminis entre todos los boleros de todas las naciones y de todos los idiomas; tan general, tan seria, y tan precisa es la fuerza de la expresión bolérica crotáloga o crotalógica, de manera que en esta parte, hablando un crótalo-bolero de su profesión en su lengua, es entendido igualmente, tanto por el nacional como por el extranjero, o por pasiva, lo mismo le entenderá el uno que el otro. ¡Fenómeno maravilloso! ¡Extraordinaria virtud! ¡Prenda especial de la crotalogía!

viernes, 26 de enero de 2007

El silencio de los corderos

Durante muchos años esto fue un matadero. ETA asesinaba, los nogales se agitaban con el ruido de las metralletas, los nacionalistas recogían las nueces y los demás enterrábamos a los muertos de tapadillo, no fuera a ser que los terroristas se enfadaran y el próximo entierro fuera el nuestro. El terror cumplía a la perfección con sus objetivos: el amedrentamiento, el desistimiento global. Siempre hubo resistentes a esta lógica, claro está, pero todos ellos eran tratados poco menos que como chiflados ilusos. En el País Vasco, la calle ya no era de Fraga, era de los terroristas, que actuaban con una impunidad que causaba auténtico bochorno. Pero así eran las cosas y de nada servía tratar de cambiarlas (si hasta un partido democrático renunció a gobernar después de ganar legítimamente unas elecciones, cediendo el poder a los nacionalistas, porque-las-cosas-tenían-que-ser-así). Entre objetivo y objetivo cuidadosamente escogido por los comandos, las juventudes terroristas se dedicaban a mantener el chantaje en las calles, frente a lo cual la mayoría apenas se atrevía a emitir tímidos balidos de disgusto. Pero hubo un día en que un comando escogió al cordero equivocado y después escenificó su sacrificio a lo largo de 48 larguísimas horas. El rebaño se rebeló. A eso le llamamos el Espíritu de Ermua. Y fue un momento maravilloso de la historia reciente de España: el coraje cívico de unos pocos arrastró a una masa de por fin concienciados a recuperar las calles, el diccionario y la escena. Arrinconados, ETA y sus cómplices del nacionalismo pensaron que algo tenían que hacer, que tal vez pudieran aprovechar también la nueva situación y que las nueces se recogerían con mayor rapidez si pactaban entre ellos la construcción nacional, liquidando a efectos prácticos a los constitucionalistas, que supuestamente habrían de ejercer de perfectos judíos. Y hubo un tiempo en que la estrategia funcionó, hasta el punto de que llegó a engañar al Gobierno de España. Pero, tras descubrirse la farsa, la reacción del Gobierno y del principal partido de la oposición fue admirable: era el Espíritu de Ermua el que había que llevar a las leyes. Había que arrinconar a los asesinos, a los terroristas, y deslegitimar de raíz todo el discurso que justificaba y amparaba sus crímenes. Los resultados fueron espectaculares y colocaron a ETA en la más difícil encrucijada de su historia. Y de repente, un cambio en el PSOE, un brusco giro en el resultado de unas elecciones y todo el edificio se vino abajo. Mucha gente desmovilizada, otra convencida a golpe de editorial de que la estrategia que había llevado a ETA al borde de la extinción era una estrategia en realidad equivocada, que un hombre justo y bueno podía apaciguar a la bestia herida y llevar a su rebaño al reino de la Pazzzzzzz infinita. Los resultados están a la vista: el terrorismo, convertido durante años en un problema residual, del que apenas se hablaba, en el centro del debate, la sociedad dividida, el terror reactivado en las calles... Un éxito absoluto de la política, sin duda. Sin embargo, en este panorama desolador existen algunos chispazos de esperanza: están los resistentes, que son menos que hace ocho años, pero valientes, sin complejos y cargados de argumentos demoledores (soñemos con el fin de la infantiloide era neorromántica que nos aflige y la vuelta de las Luces y del sapere aude kantiano), y nos quedan aún algunos pastores, como los jueces de la Audiencia Nacional que ayer nos evitaron un nuevo bochorno, preservando la lógica, el sentido común y la dignidad de nuestras instituciones. Muchos daban ya por descontado, hasta lo dejaron por escrito, que los corderos volveríamos a callar y aceptaríamos el que las cosas fueran-como-tienen-que-ser, pero por una vez se equivocaron. Hoy los escucho y los leo lamerse de forma patética sus heridas. Algunos lobos incluso aúllan, lanzando gritos de venganza. Pero a los corderos esos gritos ya no nos asustan. Quizá aún estemos a tiempo de evitar para siempre nuestro vergonzoso y acomplejado silencio del pasado.

jueves, 25 de enero de 2007

Corazón desolado

Ante el poema de Jorge Eduardo Eielson, J. creyó entender por fin las razones de su biografía sentimental. Nítidamente creció en su interior la convicción de que todo era preferible, los horarios partidos, los billetes de avión a cualquier precio, las esperas interminables, las pequeñas mentiras y las grandes, las decepciones, los cuerpos deslavazados, el marasmo de emociones bullendo en su cabeza días enteros sin cesar, todo, hasta las infamias y las humillaciones, el hedor del tigre, a las noches de una adolescencia demasiado larga, el peso muerto del corazón desolado.

Campidoglio
usted no sabe cuánto pesa
un corazón solitario
hay noches en que la lana oscura
la lana tibia que me protege
llega hasta el cielo
y mientras duermo mientras respiro
mientras sollozo
se me derrama la leche hirviendo
sobre la cara
y entonces una máscara magnífica
con la sonrisa del rey de espadas
cubre mi llanto
y todo eso no es nada todavía
usted no me creerá
pero luchar luchar luchar
todas las noches con un tigre
hasta convertirlo en una magnolia
y despertarse
despertarse todavía y no sentirse
aún cansado y rehacer aún
raya por raya el mismo tigre odiado
sin olvidar los ojos los intestinos
ni la respiración hedionda
todo eso para mí
es mucho más fácil mucho más suave
créame usted
que arrastrar todos los días
el peso de un corazón desolado

miércoles, 24 de enero de 2007

El bandido chantajista

Hay una frase del editorial de El País de hoy que no se me va de la cabeza. El diario independiente de la mañana prepara a la afición para la bajada de pantalones del Estado, convenientemente auspiciada e impulsada por el Gobierno vía Ministerio Fiscal, y de repente hace suyos y enlaza los dos argumentos que representan a la perfección la patética debilidad en que nuestras instituciones nos dejan a todos, cada vez un poquito más inermes. Dice el editorialista de turno: "No se trata sólo de impedir que De Juana se convierta en 'un mártir' de su causa, sino de actuar con la piedad humana que la ley permita".

Argumento 1: no los cabreéis que es peor.
Argumento 2: no disparéis aunque huyan (doctrina Bono).

La falsedad absoluta del primer argumento se demostró cuando el Estado se quitó todos los complejos y no sólo aplicó la ley a rajatabla sino que adaptó la legislación para acortar espacios a la impunidad y al crimen. Con respecto al segundo, obviamente Cándido, Pepe, José Luis y Pepiño pueden ser a título privado todo lo compasivos y piadosos que quieran con quienes ellos deseen, también con quienes los chantajean y los amenazan, pero un Estado serio, que se haga respetar y que protega a sus ciudadanos, no puede consentirlo. ¿Va a ceder (esto es, vamos a ceder) ante el desafío de un bandido? ¿Dónde se pondrá el listón la próxima vez? ¿Cederá (cederemos) siempre a partir de ahora o sólo con los favorables al "proceso de paz"?

Se me plantean además algunas dudas teóricas. De Juana está en el hospital a causa de la supuesta debilidad ocasionada por su dieta voluntaria. Es decir, no es un enfermo terminal afectado por una dolencia incurable. Se supone que para recuperarse de su situación de riesgo vital debe de ser tratado hospitalariamente (¿en otro hospital?) hasta que se recupere, pero si se recupera hemos de suponer que volverá a la cárcel (eso dicen al menos los arcángeles que defienden la piadosa bajada de pantalones de la justicia) y, muy presumiblemente, retomará el chantaje. ¿La medida consiste pues en un cambio de hospital? ¿Si no es así, el etarra se habrá salido con la suya y forzado el sentido de la ley a través de la extorsión? Puede ocurrir también que el preso no acepte ser excarcelado para su exclusivo engorde antes de ser de nuevo enchironado, ya que la causa de su protesta no es el hambre que se pasa en las cárceles españolas sino la sentencia de un tribunal que él considera injusta. ¿Hasta dónde debe de llegar la piedad del Estado en ese caso? ¿Se cederá un poquito más? ¿Será excarcelado De Juana completamente o semiexcarcelado a la fuerza? ¿Todo esto lo sabe Zapatero?

miércoles, 17 de enero de 2007

Discos y mercado

Couperin. Obras para claveEl mercado del disco ha cambiado muchísimo. No hace 15 años, si uno quería reunir la integral de la música para clave de François Couperin tenía que recurrir a las grabaciones que Kenneth Gilbert hizo para Harmonia Mundi. Se presentaban en discos dobles, en cajas grandes (no recuerdo si la integral ocupaba cinco o seis cajas), de esas que llenaban metros y metros de estantería. Se vendían ya entonces a precio medio, pero un precio medio de en torno a 1992 eran unas 1.800 pesetas por disco, 3.600 el doble, lo que elevaba el precio de la integral a unas 20.000 pesetas de entonces, que pasadas directamente a euros serían 120, y si le añadimos el ipc, supongo que casi doblaría esa cifra. Las nuevas tecnologías, las redes p2p y los nuevos hábitos de consumo han hecho variar notablemente la situación. Seguro que mucha gente se dedica a bajarse esta música por internet en la vetusta versión de Gilbert (que Harmonia Mundi, por cierto, ha sacado de catálogo, lo cual justifica de sobra la existencia de esas redes satanizadas por las sociedades de autores). Pero el formato mp3 que funciona en las p2p puede valer para una primera evaluación de urgencia de algo jamás oído, para colgar música en un blog, para sacar a pasear al perro o para llevar un cd en el coche, pero para poco más. El mp3 es nefasto para que un oído medianamente educado disfrute verdaderamente del placer de la escucha, y los audiófilos (aun los más modestos) huyen (huimos) de él como de la peste.

No importa. El mercado ha evolucionado de tal forma que hoy puede accederse a la integral de la obra para clave de François Couperin (los 4 libros con sus 27 órdenes, más los ocho preludios de L'art de toucher le clavecin) en condiciones muy ventajosas. El joven clavecinista israelí Michael Borgstede la ha grabado completa para el sello Brilliant. Son once discos, sencilla y elegantemente presentados en sobrecitos colocados en el interior de una caja de cartón (que ocupa aproximadamente lo que una sola de las antiguas cajas de dos cedés de Gilbert) que en las tiendas españolas se vende por unos treinta y pocos euros, pero que los más avisados comprarán por sólo 19,99. Basta con entrar aquí, irse al buscador, escribir "Couperin" y seleccionar la categoría CD. Los gastos de envío son elevados, por lo que trae cuenta hacer un pedido grande, pero compensa. En menos de una semana tienes los discos en casa. ¡Ah! Se me olvidaba decir que Borgstede se muestra como un clavecinista al menos tan hábil como Gilbert y a mí me parece mucho más refinado, más sutil con los detalles. Como muestra, estos Gemelos verdaderamente prodigiosos.


Les Jumélles. François Couperin. Michael Borgstede, clave. (Brilliant)

lunes, 15 de enero de 2007

La banalidad del Poder

P. En septiembre de 2004 pronunció usted una frase, en una sombra que le hizo Juan José Millás para EL PAÍS Semanal pocos meses después de llegar a la Presidencia: "Yo cada noche le digo a mi esposa: 'no te puedes imaginar la cantidad de cientos de miles de españoles que podrían gobernar". ¿Sigue pensando lo mismo después de todas las experiencias, especialmente las malas, que ha tenido al frente del Gobierno?
R. Absolutamente. Sí, absolutamente. Hay una formulación muy típica de ese mundo cultural que es el sueño americano: cualquiera puede llegar a presidente del Gobierno. Mi concepción es otra. Es una concepción democrática. Es decir, es el derecho. El derecho que cualquier ciudadano de este país tiene a poder ser presidente de Gobierno.
P. Yo no entendí aquella frase desde el punto de vista del derecho, sino de la capacidad.
R. (Silencio)
P. Quizá lo entendí mal.
R. No, no. Es que la capacidad para votar y ser votado...
P.... la dificultad de gobernar...
R. ... la capacidad para votar y ser votado en democracia es universal.
P. Ya, pero quiero decir...
R. No, no, no es un tema menor, esta polémica que hemos tenido. No es un tema menor. Es que una buena concepción de la democracia debe representar que uno se cree que cualquier ciudadano, si la ley lo permite, puede ser elector, por supuesto, y elegible. Esto es muy importante en democracia. Y lo único que hay que tener es una gran vocación política, eso por supuesto. Y una familia que te ayude. Hay gente que me dice: "Lo que hay que aguantar" y tal. Y digo, por favor, es una altísima responsabilidad y por tanto un gran orgullo.

Este fragmento de la entrevista de Zapatero en El País. Casi me da pudor comentarlo. José Luis le dice una noche a Sonsoles: "No te puedes imaginar la cantidad de cientos de miles de españoles que podrían gobernar". Y al entrevistador le analiza la reflexión en estos términos: "Es el derecho, el derecho que cualquier ciudadano de este país tiene a poder ser presidente de Gobierno". Esta es la concepción que Zapatero tiene de la democracia en el ámbito privado, podría decir un malintencionado: el "derecho" alcanza sólo a unos cientos de miles. El director de El País trata de ayudarlo, como en toda la entrevista, pero nada, don erre que erre no entiende el sentido de las palabras que él mismo pronuncia. Por eso, yo no creo que sea un problema de falta de convicción democrática del presidente. Es un problema, puro y duro, de incapacidad con el lenguaje, es decir, de incapacidad para el gobierno. Y me asombra que haya millones de mis compatriotas que sigan sin darse cuenta de algo que refulge así, tan cristalino como en este simple párrafo, algo que resulta tan absolutamente imposible de esconder que no necesita más comentario que su pública exposición.

sábado, 13 de enero de 2007

El Manifiesto

Allá, donde terminan las fronteras, los caminos se borran. Donde empieza el silencio: avanzo lentamente y pueblo la noche de estrellas, de palabras, de la respiración de un agua remota que me espera donde comienza el alba. Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, libertad que se inventa y me inventa cada día”
(Octavio Paz, Libertad bajo palabra)

Hace dos semanas, en plena efervescencia de buenos deseos para el nuevo año, una bomba mató a Carlos Alonso y a Diego Armando. ETA volvió a atentar contra la vida, haciendo añicos la esperanza honestamente alimentada durante un amplio periodo de tiempo por los hombres y las mujeres que conviven en este país. Una vez más un crimen de ETA, tan inútil [¿seguro? Yo prefiero esperar] como macabro, vuelve a reunirnos en las calles de Madrid.

Con ellos murieron una parte de los sueños de miles de migrantes que cada día cruzan océanos y desiertos [y arroyos y montañas y pasos de cebra] para hacer realidad los derechos humanos básicos para sus familias [quieren decir para sobrevivir o para vivir mejor]. En un sistema económico que decide quienes son los dueños de las oportunidades [pero qué chorrada es ésta, dios mío, el sistema no decide nada]; en un mundo que se gasta más dinero en armas que en medicinas y escuelas, las personas migrantes, como Diego y Carlos, trabajan, sueñan y apuestan por una vida digna para todos [¡Ah!, ¿sí? ¿La filantropía es condición inexcusable del migrante? Bueno, bueno, lo que aprende uno]. Estamos aquí para mostrarles nuestra solidaridad y apoyo [¿a los muertos? Antes, antes de que los mataran, ya para qué] y para condenar con toda nuestra rabia y nuestro pesar este repugnante crimen.

Pero la bomba del 30 de diciembre también hizo pedazos los sueños de los hombres y las mujeres sin distinción de lugar de nacimiento que, por opción o por azar, tenemos esta tierra como casa. Los que creímos que era posible recuperar el poder de la palabra para conquistar la paz [primera aparición del fetiche. ¿Paz para acabar con qué guerra? Reinciden en el error, ergo ETA seguirá existiendo]. También de esta negación de la palabra fueron víctimas nuestros compañeros [pero qué tontería, virgen santa]. Ante la inocencia de las victimas se oponía la bajeza de un acto irracional que rompe con la esperanza de las fuerzas democráticas [se agradece la claridad: el PP, que no había expresado ninguna esperanza, no es una fuerza democrática].

La muerte absurda, terrible, traicionera. La muerte infame, la muerte agazapada ante sus victimas esperaba oscura, indolente en la modernísima terminal 4 del Aeropuerto de Barajas [magistral período: obsérvese cómo la cursilada disfrazada de trascendencia de los adjetivos con que se califica a la muerte queda hecha añicos con el superlativo que se aplica a la terminal: “absurda, terrible, traicionera, infame, agazapada, oscura, indolente (?)... modernísima”. Y todo para echarle la culpa a la “muerte”. Pero no. La que esperaba no era la muerte, era una bomba puesta por terroristas. Podría haber habido 50 muertes o ninguna. Y el mensaje de los terroristas habría sido el mismo: negociemos, dialoguemos para conseguir la paz; he aquí mis argumentos. Mientras no se entienda que para acabar con el terrorismo la vida tiene solo un valor relativo no se acabará nunca con el terrorismo, y por tanto habrá más muertes]. Esa muerte sin sentido, ni razón, esa emboscada del terror ha golpeado a la sociedad española, a todos los que aquí vivimos y ha truncado la vida de dos compatriotas ecuatorianos.

Y desde esta Puerta de Alcalá, donde conviven pasado y presente [como en todas partes, es necesario ser bobo], el primer grito unánime que sale de nuestras gargantas es ¡No al terrorismo, no a ETA! ¡Si [sic] a la paz [2; no estamos en guerra] y a la libertad [1]! ¡Si [sic] a la unidad para derrotar al terrorismo!

Nos manifestamos para mostrar nuestra repulsa a ese vil atentado. Nos manifestamos para expresar, en este acto cívico, nuestra firme e irrenunciable determinación de acabar con la lacra de la violencia [no, muy mal, con la violencia es imposible acabar. Ya se encargará el sol a su debido tiempo de acabar con la vida y, por tanto, con la violencia. Lo que hay es que acabar con ETA]. Nos manifestamos para apoyar la unidad de los demócratas en torno a los valores de la libertad [2] y a las Instituciones e instrumentos del Estado de Derecho [nunca es tarde si la dicha es buena]. Es la hora de expresar, una vez más, nuestro reconocimiento y apoyo a la labor realizada por los profesionales de los Servicios de Seguridad y de Urgencias y Emergencias [¿y a qué viene eso ahora?].

Nos manifestamos en solidaridad con Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, ecuatorianos de origen que vivían, trabajaban y eran parte viva e ilusionada de la sociedad española. Habían venido en busca de la oportunidad de conseguir un trabajo digno y progresar a una vida mejor. Desde hace años aportaban su esfuerzo y contribuían, como el resto de trabajadores españoles, a la prosperidad y el desarrollo del conjunto del país. La organización criminal ETA ha puesto fin a sus vidas, ha roto sus sueños, ha llevado el dolor a sus familias y a sus pueblos. [Me parece que la sintaxis y la inútil retórica se comentan solas]

La banda terrorista ETA con este sangriento atentado [Con este sangriento atentado, la banda terrorista ETA] ha decidido dar por concluida la tregua permanente que hace unos meses anunció y terminar con más de tres años sin asesinatos [no, muy mal, otra vez. ETA ha dicho que no quería acabar con la tregua. Esta es simplemente su forma de entender el diálogo. Parece mentira que sigan sin enterarse de algo tan sencillo de comprender]. Se quiebran con ello, nuevamente, la esperanza y los deseos de paz [3; no estamos en guerra] de [una parte de] la sociedad española, y especialmente de la sociedad vasca, manifestados de forma permanente [hasta ETA expresa de forma permanente los deseos de “paz”]. Y por la forma y el lugar elegido, ETA no sólo ha roto la tregua que unilateralmente [tan descarado es ya este cable al gobierno que espero que los bienintencionados por lo menos duden, porque hay serias dudas del carácter unilateral de la llamada tregua] declaró, sino que ha pretendido mandar un mensaje de muerte y dolor atentando en un lugar altamente [¿por la altura de los vuelos?] transitado.

De nuevo de nuestras gargantas sale una exigencia: ¡Que ETA abandone definitivamente la violencia! [Que no, hombre, que se disuelva. Es una contradicción in terminis pedir a un terrorista que deje la violencia, lo que hay que pedirle es que deje de ser terrorista] Los terroristas y quienes les avalan y apoyan se vuelven a confundir. Este nuevo crimen como todos los que han cometido hasta ahora es profundamente inútil [sigo manteniendo mis dudas. Mientras haya una parte significativa de la clase política, los medios y los ciudadanos que piensen que la forma de acabar con ETA sea negociar con ella, el crimen será a los terroristas tan útil como los 819 asesinatos previos], solo ha conseguido llevar la muerte y el dolor a dos trabajadores y sus familias cuando se disponían a reunirse viajando a su querido Ecuador [cursilada evitable, obviamente]. Se equivocan cuando desoyen el clamor unánime a favor de la paz [4; no estamos en guerra; es mentira lo de unánime, claro está] y de la convivencia pacífica [no. Otro mensaje erróneo. No hay guerra. La gente decente no busca la paz por la paz, sino la justicia y la libertad] y caen en un trágico error si creen que con la coacción, con el chantaje y con el terror van a provocar la fractura del marco democrático y quebrar la voluntad de los demócratas [jajaja, pero si ya lo han hecho, a qué viene esto].

Se equivocan quienes creyeron que las muertes de Diego y Carlos nos dejaron sin palabras. No conseguirán acallar las voces de quienes estamos profundamente convencidos, como decía nuestro hermano y compañero Víctor Jara, de “el derecho de vivir en paz [5; no estamos en guerra]”. No serán nuestros compañeros asesinados el pretexto. Ni las armas, ni aquellos que pretenden instrumentar nuestro dolor, acabarán con la esperanza de que el ejercicio de la palabra traiga la paz [6; no estamos en guerra] y la libertad [3] a lo largo y ancho del territorio español [a España, quieren decir. Persisten en el error. El ejercicio de la palabra no trae nada. Es el Estado de Derecho y la ley la que traerá la libertad; la paz no, porque no estamos en guerra].
En estos momentos difíciles, el pueblo andino y el pueblo de Madrid se sienten hermanados en el dolor y la esperanza, así como agradecidos a las múltiples muestras de solidaridad. Estamos profundamente convencidos y convencidas [bravo] de que en esta sociedad global cada vez somos más las personas [y los personos] que entendemos que ningún hecho tiene consecuencias aisladas [o sea, que hay cada vez más gente que piensa que los hechos no tienen consecuencias aisladas, ¿aisladas de qué? Lo de la neoparla es increíble, qué hallazgos idiomáticos...]. Cada vez es más evidente que los conflictos armados, el deterioro ecológico y la pobreza son problemas de todos y todas [el contexto: el terrorismo en pie de igualdad con la guerra, el “deterioro ecológico” y la pobreza. Genial]. Los seres humanos y los pueblos que compartimos esta tierra, nuestra pachamama, estamos necesariamente hermanados en la construcción de un mundo más sostenible, más justo y en paz [7; no estamos en guerra; y por eso existe ETA, y por eso ETA pone bombas, porque está a favor del deterioro ecológico y de la pobreza. No se puede ser más memo].

Las organizaciones convocantes de esta manifestación y todas aquellas que se han adherido a la misma, los ciudadanos aquí presentes, le decimos una vez más a ETA que no nos va a amedrentar. Queremos decirle a ETA que si su propósito con este atentado es que los demócratas cedamos a su reto y a sus intenciones, sabe ya que tiene la batalla perdida [impresionante, qué firmeza, así, así, y luego una rosa a Jone, que andará por allí]. No lo ha conseguido en 40 años. No lo ha conseguido ahora. No lo conseguirá nunca. Queremos decirle a ETA que si piensa que nosotros, unidos en los valores y las instituciones del Estado de Derecho, vamos a abdicar de nuestras ansias [infinitas] de paz [8; no estamos en guerra] y libertad [4], renunciando a luchar por el fin del terrorismo, está muy equivocada [a esta altura supongo que los terroristas estarán sujetándose el estómago para que se les pase la risa. Que se diga esto cuando muchísimos de los convocantes siguen afirmando que la única salida del terrorismo será una salida negociada es algo más que un sarcasmo]. Todos nosotros le decimos a ETA que ha elegido el peor, el más inútil de los caminos [sí, esto lo dijo Zapatero, estoy seguro de que Rosa sabrá poner el mismo gesto grave detrás de la sempiterna media sonrisa]. Este final de tregua, sólo servirá para prolongar el sufrimiento, ni antes ni ahora alcanzará objetivo político alguno [pero si estaban fijando los plazos de la mesa política... no se puede ser más desvergonzado].

A tantas víctimas que el terrorismo etarra ha provocado a lo largo de estos años se han unido ahora, Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio. Todas ellas son la prueba palpable de la irracionalidad y la inutilidad del terrorismo [con mis dudas]. Cada una de ellas constituye para nosotros un referente moral. El compromiso social y la obligación de reconocer su sacrificio se hace más fuerte cada día [ningún sacrificio: les tocó]. Por eso, queremos que este acto sea un homenaje a Carlos, a Diego y a las miles de personas y sus familias que han sufrido el brutal zarpazo del terrorismo en España [curiosa forma de desear eso, con unas formas y un lenguaje que han alejado a la mayoría de los familiares de víctimas mortales].

Urgimos a la unidad de todos los partidos democráticos, de todas las organizaciones sociales y de todos los ciudadanos y ciudadanas [de toda la ciudadanía, habría aconsejado un inspector LOGSE] en torno a las Instituciones Democráticas, para hacer frente al terrorismo, derrotarlo [nunca es tarde; hará falta algo más que este comunicado para convencerme de las intenciones reales de los convocantes] y poner fin a la violencia, sentando las bases de la paz [9; no estamos en guerra] y la libertad [5].

En democracia hay un tiempo para la discrepancia y la crítica, pero hoy nos atrevemos a pedir que, sin renunciar a ellas y por encima de cualquier otra consideración, sea el tiempo de la voluntad por poner fin a ETA [muy bien, que el Gobierno reconozca sus errores y después convoque elecciones] y conseguir la paz [10; no estamos en guerra].

Es mucho más lo que nos une a los demócratas y sus organizaciones representativas de lo que pueda separarnos, y no entenderíamos que los partidos que nos representan y en quienes depositamos nuestra confianza los ciudadanos, no hiciesen todos los esfuerzos necesarios para terminar con el terrorismo [gran verdad: inaceptable la actitud del PSOE y sus adláteres en el último año].

Cuando lo consigamos, trabajando juntos por ello, nuestra sociedad será más libre y más digna, habremos dejado atrás el horror y habremos dignificado por completo el sacrificio de quienes dieron su vida por ello, entre ellos Carlos y Diego Armando.

El sueño [infinito] de paz [11; no estamos en guerra] que albergamos no es una utopía, es la fuerza de la esperanza que late en todos los aquí reunidos y en toda España, los aquí reunidos abrazados en esa esperanza gritamos “por la paz [12; no estamos en guerra], la vida, la libertad [6] y contra el terrorismo”.

Y aquí seguiremos apostando por la vida, por la paz [13; no estamos en guerra], por el derecho a vivir en libertad [7] y por la necesidad de entendernos para caminar juntos [no creo que sea necesario entenderse para caminar juntos. Basta con aplicar las leyes del estado de Derecho. Reconocer eso sería suficiente para que yo me pusiera al lado hasta de Rosa Regás].

Shuc makilla, shuc yuyailla, shuc shungulla!!

¡Un solo puño, un solo pensamiento y un solo corazón! [Ya]

Si es más tonto...

...nace dirigente del PP.

Como era de esperar, ya se ha escenificado la soledad del PP frente a las fuerzas políticas reunidas contra ETA (y hay que subrayar la preposición porque es de mucha risa). Es difícil hacerlo peor. Tenían razón. Durante nueve meses se enfrentaron a todos con la razón y la dignidad en la mano. Esa misma razón y esa misma dignidad es la que tendrían que haber esgrimido cuando, oportunista, la UGT de Madrid vio la ocasión de instrumentalizar la manifestación convocada por una asociación de ecuatorianos para convertirla en parapeto de las críticas contra el Gobierno. Decisiones unilaterales, lema ambiguo, comunicado sin consensuar, lectora infame... Y Rajoy, Acebes y los suyos mirándolo todo con caras de autistas y poniendo para participar una condición tan de parvulario que estaba claro que en último momento se iba a aceptar como la gran concesión para "lograr la unidad de todos", gran objetivo de los convocantes. Jajaja. No han leído a Maquiavelo, los pobres, o lo han hecho fatal. Porque si lo hubieran leído eso no les habría pasado y si les pasa, van a la manifestación, bueno que si van, de haber leído (bien) a Maquiavelo van a esa pantomima todos cogiditos de la mano, con cara de gilipollas, tragando bilis y aguantando los insultos, pero van. Que se lo descuenten del sueldo. Y que busquen a otros. Pero pronto...

viernes, 12 de enero de 2007

Queda oficialmente inaugurado el año Orfeo

Se cumplen 400 años del estreno en el Palacio ducal de Mantua de la mayor obra artística alumbrada jamás por mente humana alguna: L'Orfeo de Claudio Monteverdi y Alessandro Striggio. Más de una nueva grabación de esta joya del patrimonio de la Humanidad nos espera este año (que El festín de la araña dedica oficialmente a Monteverdi), y la primera en llegar a mis manos ha sido esta singular edición presentada por Glossa, que inaugura una colección (Ediciones Singulares) en formato libro, de elegante diseño y materiales cálidos y atractivos al tacto y a la vista. Edición limitada y numerada de 3099 ejemplares que incluyen ensayos de Stefano Russomanno, Alberto Bernabé y Stefano Aresi y una nueva traducción al castellano del texto de Striggio a cargo de Enrique Martínez Miura.

Claudio Cavina salva su honor monteverdiano, notablemente comprometido después de su mediocre Libro VIII, con una interpretación en la que cuida con todo lujo de detalles los elementos retóricos de la obra. La versión resulta instrumentalmente clara y brillante, acaso sin la exuberante riqueza del continuo de Garrido, pero con una plasticidad y una capacidad para el contraste de atmósferas ciertamente admirable. Es justamente esa capacidad para oponer el carácter pastoril de los dos primeros actos al tenebroso ambiente infernal de los actos III y IV uno de los puntos fuertes de una versión que cuida con esmero la puesta en escena sonora, con una detalladísima focalización de los instrumentos. Orfeo es Mirko Guadagnini, un tenor milanés que en el registro grave suena casi como un barítono, algo imprescindible para componer el personaje. No tiene la agilidad ni la delicadeza de los grandes tenores monteverdianos (y ahí incluyo a Bostridge que cantó como nadie esta parte, aun sin afinar el estilo, con Emmanuelle Haïm), pero es muy expresivo, sobre todo en los pasajes más patéticos de la obra (se le disculparán los problemas con las disminuciones en "Possente spirto" y en el dúo final con Apolo, porque son normales hasta en el más pintado, salvo en Bostridge, claro está). Maravillosa, refinadísimo el fraseo, mágicos los pianissimi, Emanuella Galli como Música y Eurídice y conmovedora la Mensajera de Marina de Liso, que son lo mejor de una versión globalmente estupenda y muy recomendable para que los que no conozcan esta obra maestra se den por fin ese gustazo (¡quién pudiera descubrirla ahora!).

Y como estamos de inauguración qué mejor que la fanfarria de la Tocata.


Tocata. L'Orfeo de Claudio Monteverdi. La Venexiana. Claudio Cavina (Glossa)

jueves, 11 de enero de 2007

De lemas y papelitos

Mirando al dedo que señala la luna se han quedado muchos tras la negativa del PP a participar en la pantomima madrileña del próximo sábado. Como si la fractura social no se hubiera producido ya hace mucho, como si no fueran el PSOE y sus aliados fronterizos con el fascismo los que llevasen al menos cuatro años (desde que a un barco extranjero le diera por hundirse junto a las costas de Galicia, más exactamente) tratando de expulsar al PP del espacio público, con la intención (evidente para el más lerdo de los observadores, salvo que esté cegado por el sectarismo) de sustituir el régimen constitucional del 78 por otro más proclive a satisfacer las ansias de poder de las elites nacionalistas periféricas. Es lo que ocurre cuando se despoja a las palabras de su sentido, cuando la realidad se sustituye por los engolados anhelos megalómanos de un iluminado cursi. Hoy, la palabra “paz”, usada en el contexto político español, tiene para todos los que nos opusimos desde el principio al “proceso” un significado de siniestra sumisión a la lógica terrorista. Así que por alejados que podamos estar del PP, su postura es la única posible, la única factible que le han dejado los pacificadores de pacotilla en el escenario maquiavélico que han urdido durante meses con sus patrañas semánticas y su laxitud ética.

En ruta

Cambio, de Carlo Ravaioli
En ruta... O sea, el cambio del cambio.

(La ilustración llega hasta aquí por el azar del nombre y de San Google. Carlo Ravaioli se llama su autor. Y ahora que la miro despacio, me resulta inquietante, aunque no estoy seguro de que me guste. Se queda.)