domingo, 10 de septiembre de 2006

Sefarad (6)

Canciones sefardíes del siglo XX
Louis Saguer siempre fue un hombre optimista, mordaz e irónico. Había nacido en Alemania como Wolf Simoni, pero en 1933 se estableció en París y ya permaneció en Francia, naturalizándose francés tras la Segunda Guerra Mundial. A menudo gustaba de jugar con sus posibles intérpretes y con sus oyentes, usando su nombre de nacimiento como si fuera en realidad un seudónimo. Así publicó sus Cuatro cánticas sefardíes. Aquí la melodía original se ha esfumado, apenas puede intuirse en algunos acordes del piano. Saguer-Simoni ha recurrido al Cancionero judeoespañol, y se comprobará que el texto parece un híbrido, una mezcla (¿realizada dónde, cuándo, por quién?) de los dos que ya conocíamos. ¿Qué ocurre cuándo muchas memorias tratan de reconstruir un pasado que no conocieron?

Esta memoria no es mía, decía la muchacha, sino la memoria del tiempo de antes de mi nacimiento (¿cuánto tiempo había estado ausente?); aquellos sonidos, aquellas voces, aquellas canciones, deben rondar, deben rodar ahora por alguna parte; algunos temerarios o presuntuosos (se les llamaba entonces músicos, y hasta compositores) quisieron recordar e incluso recrear la verdad perfumada del lugar que permanece viva, sin darse cuenta que era ella quien les creaba y recreaba; habían empezado a ordenar, codificar y anotar el pasado persiguiendo -ellos, los fugitivos cambiando de nombres (Wolf, Louis, Eliahu...) a cada partitura en un continuo intento de fuga- persiguiendo la frase hipnótica -A la una yo nasí-, compleja -a las dos m'engrandesí-, llena de paréntesis -a las tres tomí amante-, la frase que aparece y desaparece por el dédalo de las callejuelas de Alejandría (ya Diodoro de Sicilia situaba en Egipto el prototipo del laberinto), entrecruzándose los nombres, mezclándose los sones con las azaleas y las acacias, los sicomoros de Majmudieh, el jazmín y las higueras entre las mansiones en ruinas, volviendo sobre sus pasos, una frase llena de sobrentendidos, de malentendidos, que camina hacia una meta presentida, su meta inesperada, más inesperada todavía, deslizando, ligeramente oblicua... Intentaban -los más ilusos- bailar las canciones de Sefarad con ritmos aksak ásperos como el arak, seducirlas imitando la dulzura del arrullo de un 'ud o de un santur para, debajo de la última seda, alcanzar el pudor de los pechos nudos, domos de la ciudad perdida...
Pierre Élie Mamou (esto es, Pedro Elías) en las notas a este disco.

Alma y vida y coraçón de Wolf Simoni. Elena Gragera, soprano; Antón Cardó, piano. (Columna Música)

sábado, 9 de septiembre de 2006

Sefarad (5)

Orient-Occident.1200-1700. Jordi Savall
Los hombres no tienen raíces, sino piernas para moverse. Las raíces fijan a los árboles al suelo. Las piernas hacen a los hombres depender de la memoria. Por eso este Raíces & Memoria de la nueva colección del sello de Savall es casi tan contradictoria como ese invento de la memoria histórica, que tan irresponsablemente manejan desde las altas instancias del poder. Pero así es Savall, siempre al día. Dice que esto lo encontró (¿lo oyó?) en Sarajevo, y él lo toca a su manera. Aquí también escuchamos una fídula, pero el estilo no tiene nada que ver con el de Wimmer. Más allá de la coincidencia de los instrumentos rítmicos, es la búsqueda de la libertad interpretativa, de la exuberancia del timbre la que se impone. Y para ello, Hespèrion se hace Oriente, y, sin complejos, el saz y el oud dejan oír sus voces quejumbrosas.

(También dice Savall que esto no es el típico producto crossover, que en cada caso se respeta escrupulosamente el entorno estilístico en el que nacieron las obras. Pero todo el mundo sabe que no conviene tomarse a Savall demasiado en serio.)


A la una yo nací. Hespèrion XXI. Jordi Savall (Alia Vox)

miércoles, 6 de septiembre de 2006

Sefarad (4)

Aromas de Sefarad. Trío Sefarad
Las variantes textuales son norma corriente en un repertorio transmitido por vía oral, más aún en el seno de grupos humanos acostumbrados al viaje constante e inesperado, a la peregrinación y el exilio. Más llama la atención el estilo que aquí utiliza el Trío Sefarad, tan distinto del de Accentus Austria que esto podría pasar por una función de fin de curso en cualquier instituto argentino o uruguayo. La técnica de emisión de Nora Ustermann, sus adornos, su vibrato (exagerado sin duda) nos colocan en otro ambiente, menos refinado, más populachero y racial. El acompañamiento a base de violín y guitarra (lástima su decaimiento) nos saca del palacio y de la alcoba y nos deja en medio de la calle, en el gheto, rodeados por perros hambrientos que bailan al son de la melodía quebrada y por prisioneros marcados a fuego que muerden a las ratas. Pero la memoria conserva el idioma y los sueños de amor...


A la una yo nací. Trío Sefarad. (Lachrimae)

lunes, 4 de septiembre de 2006

Sefarad (3)

Romances Séfarades. Accentus Austria. Thomas Wimmer
Como a menudo ocurre al tratar con la Historia, no hay acuerdo acerca de las cifras: entre 50 y 200 mil judíos, dependiendo de las fuentes, debieron abandonar Castilla y Aragón en 1492. Es posible que la aproximación más acertada se mueva entre los 100 y los 150 mil individuos, en torno al 2% de la población de ambas Coronas, aunque el número de judíos aragoneses era en realidad muy reducido. La mayoría pasó sin duda a Portugal y Navarra, reinos de los que también serían expulsados en breve, un pequeño porcentaje se aventuró al otro lado de los Pirineos y otros se instalaron en el Norte de África o marcharon lejos, a las orillas más orientales del Mediterráneo.

La memoria nos habla de calamidades sin cuento...

Pero he ahí que por todas partes encontraron aflicciones, extensas y sombrías tinieblas, graves tribulaciones, rapacidad, quebranto, hambre y peste. Parte de ellos se metieron en el mar, buscando en las olas un sendero, también allí se mostró contraria a ellos la mano del Señor para confundirlos y exterminarlos pues muchos de los desterrados fueron vendidos por siervos y criados en todas las regiones de los pueblos y no pocos se sumergieron en el mar, hundiéndose al fin, como plomo.
Salomón Ibn Verga. La Vara de Judá
En las grandes ciudades del Imperio de la Sublime Puerta (Constantinopla, El Cairo, Salónica) las comunidades sefarditas encontraron la protección de los sultanes otomanos y prosperaron con rapidez, hasta el punto de que cuando la región es visitada por Nicolas de Nicolay en 1552 se encuentra con que

La cantidad de judíos que habitan en las ciudades de Turquía y Grecia, principalmente Constantinopla, es tan grande que es cosa maravillosa e increíble. Ellos se dedican a los cambios de moneda, prestan dinero y trafican con toda clase de mercancías, oro, plata, etc., que gracias a ellos llegan de todas partes, tanto por mar como por tierra. Se puede decir con propiedad que ellos tienen en sus manos todos los grandes tráficos de mercancías que se hacen en Levante. En las tiendas de Constantinopla se pueden encontrar toda clase de mercancías. Los judíos son especialistas en todas las artes, en las manufacturas son excelentes, especialmente los marranos que hace bien poco tiempo abandonaron España y Portugal. Esto ha perjudicado a la cristiandad y ha dado a los turcos muchos beneficios, como invenciones de máquinas de guerra, piezas de artillería, arcabuces, pólvora para los cañones, balas y otras armas.
Les navigations, pérégrinations et voyages faicts en la Turquie par Nicolas de Nicolay (Amberes, 1576-77)

Un juicio parecido es el que ofrece Imanuel Aboab en su Nomología (Amsterdam, 1629):
Muchos destos desterrados passaron a Levante, los cuales fueron acariciados de la casa Othomana, maravillándosse todos los Reyes sucessores della, de que los españoles que hacen professión de prudentes, echassen de sus reinos tal gente. Antes Sultán Bayazit, y Sultán Soleiman, los recibieron muy bien, y les fue gratísima la venida de dichos Hebreos y ansí lo hicieron todos sus sucessores viendo de cuan grande utilidad y beneficio les era la estancia de ellos en sus estados.
Los olfatos más finos y advertidos en la Historia de España no dejarán de detectar en estos comentarios cierto tufillo ideológico y propagandístico, pues, a pesar del énfasis que en muchas ocasiones se pone en destacar la catástrofe económica que supuso para la España de comienzos del Renacimiento la expulsión de los judíos, su impacto debió de ser en realidad muy pequeño, pues ni los judíos formaban la elite burguesa que a menudo se ha dicho ni su influencia social era decisiva. Cierto que el país perdió algunos talentos intelectuales de primer orden y que los conflictos religiosos lejos de atenuarse se agudizaron, creándose una mentalidad en torno a la idea de la pureza de sangre de larga y compleja evolución, pero la economía, contra lo que en muchas ocasiones se ha insistido, no debió de sufrir trastornos de importancia.

Los exiliados conservaron a Sefarad en la memoria. Siguieron hablando su lengua, el judeoespañol, que tuvo obviamente un desarrollo autónomo al del castellano peninsular, y transmitieron sus experiencias de siglos mediante la melodía y la palabra, a través de romances, canciones y coplas que, con el paso de los días y de las leguas, sufrieron permanentes transformaciones y adaptaciones. Aquí, el conjunto Accentus Austria de Thomas Wimmer se acerca a la tradición sefardita del Mediterráneo oriental, haciendo de ella una mezcla entre la realidad musical del medievo europeo (de ahí las fídulas y las flautas, el salterio y el arpa) y el imaginario oriental, que recrean las percusiones turcas. María Luz Álvarez y César Carazo le ponen voz y cualquiera puede prestar su biografía, si no le asusta quedar atrapado por la universalidad de la temática.


A la una yo nací. Accentus Austria. Thomas Wimmer (Arcana)

viernes, 1 de septiembre de 2006

Sefarad (2)

Exilio. Robert Capa (1939)

En el día de hoy, martes primero del mes de mayo del año del nacimiento de Nuestro Salvador, Jesucristo, de mil cuatrocientos noventa y dos, nos es mandado pregonar este Edicto por orden de nuestros Reyes, que dice así:

Don Fernando é doña Isabel, por la gracia de Dios rey é reyna de Castilla, de Leon, de Aragon, de Siçilia, de Granada, de Toledo, de Valençia, de Galicia, de Mallorca, de Seuilla, de Çerdeña, de Córcega, de Murçia, de Jahen, de los Algarves, de Algeçiras, de Gibraltar, de las islas de Canaria, conde é condesa de Barçelona é Señores de Vizcaya, é de Molina, duques de Athenas é de Neopátria, condes de Ruisellon é de Çerdeña, marqueses de Oristan é de Goçiano é a los infantes,
Edicto de expulsión de los judíos (31-03-1492)prelados, duques, marqueses, condes, maestres de las Ordenas, pares, ricos-homes, comendadores, alcaydes de los castilos de los nuestros reynos é señoríos é á los Consejos, corregidores, alcaldes, alguaciles é a las aljamias de los judíos dellas é á todos los judíos é personas singulares porque Nos fuimos informados que hay en nuestros reynos é avia algunos malos cristianos que judaizaban de nuestra Sancta Fée Católica, de lo qual era mucha culpa la comunicaçion de los judíos con los cristianos é otrosi ovimos procurado é dado órden como se fiçiese Inquisiçion en los nuestros reynos é señoríos, la cual como sabeis, ha mas de doçe años que se ha fecho é façe, é por ella se an fallado muchos culpantes, segund es notorio, e segun somos informados de los inquisidores é de muchas personas religiosas, eclesiásticas é seglares; é consta é paresçe ser tanto el daño que á los cristianos se sigue é ha seguido de la participaçion, conversaçion ó comunicaçion, que han tenido é tienen con los judíos, los cuales se preçian que procuran siempre, por cuantas vias é maneras pueden, de subvertir de Nuestra Fée Católica á los fieles instruyéndolos en las creençias é ceremonias de su ley, persuadiéndoles que tengan é guarden quanto pudieren la ley de Moysen; façiéndoles entender que no hay otra ley, nin verdad, sinón aquella: lo cual todo costa por muchos dichos é confesiones, asi de los mismos judíos como de los que fueron engañados é pervertidos por ellos; lo cual ha redundado en gran daño é detrimento é oprobio de nuestra Sancta Fée Católica. Porque cuando algun grave é detestable crímen es cometido por algund colegio ó Universidad, es razón que tal colegio ó Universidad sean disueltos é aniquilados, é los mayores por los menores é los unos por los otros punidos; é que aquellos que pervierten el buen é honesto vivir de las çibdades é villas é por contagio pueden dañar a los otros por el mayor de los crímenes é más peligroso é contagioso, como lo es este:

Por ende Nos en consejo é parecer de algunos perlados é grandes é caballeros de nuestros reynos é de otras personas de çiençia é conçiençia de nuestro Consejo, aviendo avido sobre ello mucha deliberaçion, acordamos de mandar salir á todos los judíos de nuestros reynos, que jamas tornen ni vuelvan á ellos que fasta en fin deste mes de Julio, primero que viene deste presente año, salgan con sus fijos é
Decreto de expulsión de los judíos (31-03-1492) fijas é criados é criadas é familiares judíos, así grandes como pequeños so pena que, si lo non fiçieren é cumplieren asi, é fueren fallados estar en los dichos nuestros reynos é señoríos ó venir á ellos en qualquier manera, incurran en pena de muerte é confiscaçión de todos sus bienes, para la nuestra Cámara é fisco para que durante el dicho tiempo fasta el dicho dia, final del dicho mes de Julio, puedan andar é estar seguros, é puedan vender é trocar é enagenar todos sus bienes muebles é raices, é disponer libremente á su voluntad; é que durante el dicho tiempo non les seya fecho mal nin daño nin desaguisado alguno en sus personas, ni en sus bienes contra justiçia. É assi mismo damos liçençia é facultad á los dichos judíos é judías que puedan sacar fuera de los dichos nuestros reynos é señoríos sus bienes é façiendas por mar é por tierra, en tanto que non seya oro nin plata, nin moneda amonedada, nin las otras cosas vedades por las leyes de nuestros reynos.

Dada en la çibdad de Granada, treynta e uno del mes de Marzo, año del Nasçimiento de Nuestro Salvador Jesucristo de mil quatroçientos é noventa é dos. Yo el Rey. Yo la Reyna, Yo Juan de Coloma, secretario del rey de la Reyna, nuestros señores, la fiçe escribir por su mandado.
La historia nos habla de una corriente europea de intolerancia religiosa a la que España se incorporó incluso tardíamente, pero sobre todo nos habla del surgimiento de estructuras políticas sin precedentes, de la necesidad de controlarlas para asegurar no ya el mantenimiento de la autoridad, sino de los suministros, de la vida. La historia nos habla de las democracias en repliegue y el triunfo generalizado de los regímenes totalitarios, de la depresión económica y el surgimiento de ideologías imbuidas de un fervor místico-revolucionario que prometían no sólo la opulencia sino la salvación. Aunque jamás los absuelva, la historia arrastra a los hombres.

La memoria en cambio son unas lágrimas que impiden ver por última vez el nogal junto a la casa, un camino polvoriento y pedregoso contra el que se destrozan los zapatos más robustos, una senda enfangada donde se hunden los carros y los bueyes, una maleta de cartón casi vacía, el graznido de los cuervos, el hambre, el desamparo, el frío de las cimas nevadas, la incertidumbre. La memoria son unos versos aprendidos en las tardes doradas de la niñez, una melodía mil veces variada, para conservar la ficción de la continuidad de la vida, ese eterno discontinuo. Aunque no pueda salvarlos ni consolarlos, la memoria fija a los hombres al mundo y a la historia.

jueves, 31 de agosto de 2006

Sefarad (1)

Memoria de Sefarad
Por larga que pueda llegar a ser la vida de un hombre, por despierta que sea su mente o poderosa su memoria, el relato de sus recuerdos jamás alcanzará la categoría de la historia. Es sólo una cuestión de perspectiva, de medida. La memoria es siempre sentimental, se queda clavada en un azul intenso, un tacto líquido o una melodía acogedora, es frágil, huidiza y ordena las vidas una por una, pero su alcance es tan reducido y fragmentario que los dioses se burlan de ella; la historia es fría, racional, siempre incompleta pero implacable, su orden abarca las memorias individuales, pero sólo después de haberlas centrifugado, sólo una vez desprendida su materia sobrenatural y hechas cáscara. Por eso la historia ha sido capaz de someter a los dioses.

viernes, 11 de agosto de 2006

Machicotage

Gárgolas de Notre Dame de París
Con frecuencia, los conflictos estéticos tienen raíces profundas, que superan ampliamente las connotaciones artísticas y tienen que ver no ya con la esfera de la ética, sino incluso con la social y la política. El surgimiento del canto gregoriano a finales del siglo VIII puede considerarse un ejemplo palmario de esta realidad. Su aparición se inserta en una amplia operación reformista, política y religiosa, impulsada tanto desde el papado como desde la monarquía franca anterior a Carlomagno, quien asumirá e impulsará el plan de renovación eclesiástica de su padre Pipino el Breve. Si bien el desarrollo de las reformas dista mucho de tener una dirección unitaria y definida, su objeto apunta incontrovertiblemente hacia la centralización y el refuerzo del poder eclesiástico y político de papas y reyes francos, que se apoyan mutuamente. La polémica coronación imperial de Carlomagno puede considerarse en realidad la culminación simbólica de ese proceso.

Los planes reformistas se concretan en un desarrollo vigoroso de la institución monástica, que ejemplifica la acción de Benito de Aniano, apoyada entusiásticamente desde el poder, en especial tras el Concilio de Aquisgrán de 816, una restauración de la dignidad y autoridad episcopal, una nueva concepción del clero (regla de San Crodegango) y una unificación de los usos litúrgicos de acuerdo al modelo romano, lo que incluía no sólo la etiqueta ceremonial o la disposición espacial y el desarrollo de los ritos, sino, sobre todo, el canto. Si bien se consideraba a Gregorio el Grande (papa entre 590 y 604) como el gran compilador y conformador del repertorio de canto eclesiástico en el seno de la iglesia occidental, el impulso definitivo parte de los reformadores carolingios, que se sorprenden del panorama de confusión y falta de homogeneidad que se encuentran en la capital pontificia.

Este esfuerzo por unificar y homogeneizar la liturgia como estrategia para fortalecer el poder central de papas y emperadores arranca en un ambiente de fragmentación altomedieval que había determinado la existencia de liturgias (lo que incluía al canto) claramente diferenciadas. Al menos cinco repertorios pueden enumerarse en el arranque de los tiempos medievales: milanés o ambrosiano, hispánico o mozárabe, galicano, beneventano y romano. La reforma gregoriana, que acaso habría que llamar en propiedad carolingia, aspiraba a conseguir la unidad en primer lugar de los repertorios interpretados en todo occidente y, en segundo, de la forma en que se interpretaban.

La adopción del nuevo rito romano encontró muchas resistencias en toda Europa, especialmente en aquellas zonas en las que los repertorios y los usos locales estaban fuertemente arraigados. Los agentes carolingios y pontificios instaron, a menudo con admoniciones y amenazas, a la adopción de la liturgia y el canto reformados, pero no lo tuvieron en absoluto sencillo, pues las disposiciones papales fueron desafiadas una y otra vez por las jerarquías eclesiásticas locales, celosas de su independencia. El caso español puede servir de ejemplo: el obispo Elipando de Toledo, fallecido en el año 800 y defensor de la liturgia hispánica, había sido declarado hereje en el Concilio de Ratisbona, aunque la liturgia que él defendió fue aprobada en el año 918 por el papa Juan X, lo que alejaba las sospechas de herejía al menos del canto mozárabe. Para entonces, en Cataluña se había formado ya la Marca Hispánica que, como todo el imperio carolingio, adoptó el rito romano. En el siglo XI, los agentes papales continuaron con su labor de zapa de la liturgia local. Hugo Cándido marcha a España con la misión de imponer la reforma, lo que consigue en los monasterios de Leyre (1067) y San Juan de la Peña (1071). En 1074 la presión se intensifica mediante una bula de Gregorio VII, que insta a los reyes Alfonso VI de Castilla y León y a Sancho Ramírez de Aragón a la abolición del rito hispánico. En 1077 tiene lugar una justa (un Juicio de Dios) entre dos caballeros, uno representando al rito romano y otro al hispánico. Ganó el español. Pero las presiones hacen avanzar los criterios de los reformadores: en 1079 el monasterio de Sahagún adopta la regla cluniacense y el rito romano; en 1080, en el Concilio de Burgos, todos los obispos del reino castellano-leonés adoptan el rito romano; en 1086, tras la conquista de Toledo, el obispo don Bernardo impone el rito romano en la Catedral, aunque se permite la existencia de parroquias que mantuviesen el mozárabe. La historia es similar en el resto de países con tradiciones locales, que subsisten incluso más allá de las disposiciones que imponían oficialmente los presupuestos de la reforma carolingia, como demuestra el hecho de que periódicamente se dictasen admoniciones para forzar al abandono de las prácticas autóctonas.

Manuscrito de canto gregoriano realizado en Venecia en el siglo XVPor lo que respecta al canto, Rabano Mauro había escrito ya en 819 su De clericorum institutione en el que declaraba que la voz del salmista no debía ser rugosa, ni ronca, ni disonante, sino muy melodiosa (canora), agradable, clara (liquida) y elevada. El salmista debía evitar todo aquello que pudiera recordar las prácticas del teatro y las gesticulaciones de titiriteros e histriones, pues su misión consistía en expresar por medio de su canto toda la simplicidad cristiana. El comentario de Mauro es significativo de la disposición de los reformadores, porque ese horizonte interpretativo que se adivina tras sus exigencias a los cantores se oponía frontalmente a las prácticas de los diferentes ritos locales (incluido el canto viejo romano), en las que se buscaba la conmoción del creyente mediante técnicas de ornamentación de notable exuberancia, las disonancias se trataban con absoluta libertad y los solistas imponían la personalidad de su timbre y de su emisión al empaste del conjunto. Estas técnicas subsistieron subrepticiamente en muchas zonas hasta el siglo XIX, cuando la reforma de Solesmes, el intento definitivo de las altas jerarquías católicas por controlar a las iglesias locales, por fin logró lo que se pensó su extinción en todo Occidente. Todavía en 1741 el abad Lebeuf escribía lo siguiente en su Traité Historique sur le Chant Eclésiastique:

No hay casi nadie entre quienes conocen mínimamente el canto gregoriano, ni entre ciertos miembros del laicado que vienen de provincias a la ciudad de París, que al oír cantar los responsos o graduales no perciba, cuando se llega al versículo de estos cantos, un giro de la composición que le parece bastante extraordinario. Este giro en particular tiene el desafortunado problema de resultar desagradable a la mayoría de los que abren a él sus oídos por primera vez: simplemente porque no están acostumbrados y porque las frecuentes bajadas a la tercera no proporcionan la misma cantidad de placer que la composición normal de los libros romanos. Esta afirmación no data de nuestros días: procede de tiempos inmemoriales y de la introducción en estos versículos de las adiciones y composiciones de notas que se denominan machicotage, nombre tomado de los clérigos machicots que en otros tiempos las interpretaban con mayor frecuencia tras los niños del coro.
El interés de este texto radica fundamentalmente en dos aspectos: primero, la constatación de que en el siglo XVIII la interpretación del canto llano con florituras ajenas al ritual romano que se sabe provenían de antiguo era una realidad muy extendida, al menos en París; segundo, la censura de los tratadistas a este tipo de prácticas. Casi un siglo después, Joseph Louis d’Ortigue todavía se siente obligado a escribir en su Dictionaire de plain-chant (1853):

Los franceses, y entre ellos principalmente los parisinos, nunca han perdido una ocasión de mutilar las melodías gregorianas y de degradarlas con fantasías bárbaras. El machicotage es una prueba de ello.
Pero en qué consistía exactamente el machicotage. Aparte de esas caídas de tercera en las cadencias a las que se refería Lebeuf, las explicaciones no son suficientemente claras, aunque puede entresacarse algo de las innumerables condenas a su práctica, que dirigen los dardos a la oscuridad de los textos, la falta de distinción entre temas principales y secundarios y en definitiva a una forma de ornamentar las melodías originales que causaban en el oyente una fascinación encantatoria que lo alejaban de la reflexión contemplativa y la piedad para la que supuestamente estaban destinados los cantos sacros. Significa eso que el machicotage era básicamente una técnica de ornamentación que, heredada de las prácticas medievales, siguió utilizándose en la interpretación del canto llano hasta el siglo XIX, al menos en París.

Solesmes, al servicio de la ortodoxia romana, trató de acabar con los restos que hubiesen podido quedar de aquellas prácticas, que eran ya vistas de forma general como verdaderos anacronismos. La recuperación del canto gregoriano impulsada desde esta abadía benedictina en la segunda mitad del sigo XIX impuso unas maneras interpretativas que, justificándose en la supuesta restauración histórica de las prácticas de la Iglesia primitiva, se asentaba realmente en una ideología al servicio de la Iglesia del momento. Toda individualidad debía de ser abolida, por lo que el canto se convertía en símbolo de la sumisión del individuo a la masa anónima, como exigía la autoridad jerárquica de la Iglesia Católica. Toda pretensión de adornar las melodías originales debía de ser abandonada por bárbara y por manipular lo que se trataba de imponer como la pureza original de la música sacra, única capaz de mover a la oración y la piedad; el ornamento era una práctica de la música profana y teatral que debía de expulsarse de los templos. De estos planteamientos nace una forma de interpretar el canto llano que, promovida por coros de monjes benedictinos en todo el mundo, se impuso hasta alcanzar incluso éxitos de venta discográficos aparentemente sólo reservados para el pop. Y es que el canto gregoriano de Solesmes o de Silos se convertía por este camino en una sucesión de melopeas sentimentales y dulzonas, relajantes, blandas, sin aristas y monótonas que se adaptaba de manera notable al espíritu new age tan extendido a (desde) finales del siglo XX, cuando un disco recopilatorio de los monjes de Silos se convirtió en sorprendente hit parade mundial durante meses.

Para entonces, investigadores ajenos a los postulados ideológicos de la Iglesia romana habían desarrollado ya otro tipo de prácticas interpretativas que hacían uso sin complejos de la ornamentación, fomentaban el contraste entre solistas y grupo y no hacían ascos a los choques disonantes, con esas mismas caídas de terceras en las cadencias que Lebeuf relacionaba en el siglo XVIII con el machicotage parisino. Fueron Marcel Pérès y su Ensemble Organum los que exploraron esta nueva vía de interpretación del canto llano con notable éxito. Sus interpretaciones, que empezaron a tildarse de orientalistas, resultaban a los oídos acostumbrados a los dulces monacales sorprendentes, audaces, atrevidas, agresivas, llenas de saltos inesperados, melismas profusamente adornados y un concepto mucho más teatral y expresivo del canto sacro.

Caput. Graindelavoix (Bjorn Schmelzer)Marcel Pérès no tuvo seguidores de especial trascendencia durante décadas, pero hace unos meses el sello Glossa publicó este disco de un nuevo conjunto belga y al escucharlo la primera imagen que uno experimenta es la de las grabaciones del Organum, que no han dejado jamás de aparecer desde los años 80. Graindelavoix, ese es el bizarro nombre del grupo. Su director, Bjorn Schmelzer, interpreta, aquí junto a otros ocho cantantes masculinos (divididos en dos grupos: cinco machicoti y cuatro tenoristae), la Misa Caput de Johannes Ockeghem, a la que añade el rito gregoriano del Mandatum (que en la liturgia corresponde al lavado de pies de los apóstoles), relación que defiende con criterios un poco traídos por los pelos. La misa está además transportada una cuarta baja, de modo que la voz más aguda es accesible a un tenorino, mientras que la más grave es asumida por un bajo profundo. La audacia de Schmelzer consiste en emplear las técnicas ornamentales del machicotage no sólo en la interpretación del canto llano, sino también en la polifonía, nada menos que en la obra de uno de los puntales de la escuela flamenca del siglo XV. Pérès se atreve a ofrecer interpretaciones de la Misa de Nôtre-Dame de Machaut con sus criterios orientalistas, pero que yo sepa jamás había llevado aquellas prácticas a una obra del pleno Renacimiento flamenco. La polifonía suena en esta interpretación de manera desde luego muy especial. Como suele hacer el Organum, una foto publicada en el folleto interior de este disco nos presenta a los miembros de Graindelavoix reunidos en torno a un solo atril, ante una gran partitura, lo cual determina una mezcla de voces en la que los perfiles y las referencias se pierden. No hay que buscar aquí la claridad y transparencia apolínea de las voces que pueden seguirse en las mejores interpretaciones clásicas de esta música. Es la fuerza de la expresión, la búsqueda de los matices retóricos textuales, la conmoción del oyente antes que su aplacamiento lo que se pretende conseguir con esta interpretación. En cualquier caso, para ilustrar lo que he venido comentando hasta aquí he pensado que sería más interesante ofrecer una pieza en canto llano, y he escogido este intensísimo Venit ad Petrum, que creo recoge a la perfección el espíritu de los machicots. Graindelavoix nos empuja a abandonar la escucha pasiva y relajante a la que tan frecuentemente nos invita el sonido comercial que cotidianamente nos envuelve. A abrir los oídos, que buena falta nos hace.


Venit ad Petrum. Graindelavoix. Bjorn Schmelzer (Glossa)

viernes, 28 de julio de 2006

Propaganda

Con respecto al proceso negociador abierto entre ETA y el Gobierno español, uno nunca sabe si lo peor son las declaraciones de las autoridades responsables o las de sus propagandistas, habitualmente infames aduladores en busca de una carantoña y un terrón de azúcar. Ayer, el diario El País publicaba la siguiente información, firmada desde Bilbao por un tal A. G.:

LA GUARDIA CIVIL INVESTIGA UNA CARTA DE EXTORSIÓN DE ETA

El director general de la Guardia Civil, Joan Mesquida, fue ayer el primer responsable de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que reconoció la existencia de al menos una carta de extorsión de ETA, cuya autenticidad y procedencia está siendo investigada. La nueva oleada de misivas, la tercera desde que el 22 de marzo pasado la organización terrorista anunció el alto el fuego permanente, fue denunciada la semana pasada por el presidente de la confederación de empresarios de Navarra, José Manuel Ayesa.
Respecto a esas cartas de chantaje económico, el director de la Guardia Civil señaló, según Europa Press, en un acto en Logroño que "parece que ha aparecido una". Además, informó de que se "está verificando su existencia y procedencia. Parece que está redactada en términos diferentes" a los usados en estos casos, precisó en alusión a que las nuevas cartas del denominado impuesto revolucionario no incluyen amenazas y están redactadas en un tono más acorde con la situación de parón terrorista.
La información sigue con una serie de referencias y datos rutinarios. Conviene fijarse ahora en el segundo párrafo, en concreto en el uso de las comillas y de las fuentes que hace el redactor de la noticia. Debe entenderse que A. G. recoge de la agencia Europa Press las palabras textuales del director de la Guardia Civil, quien afirma que la carta que "parece que ha aparecido" (obsérvese el verbo escogido por el máximo responsable de la benemérita, "aparecer", como la Virgen en Lourdes o el gato de la vecina en nuestro jardín) y que "parece" (no está muy informado el señor director desde luego) estar redactada en "términos diferentes". Podría ser que el resto de la frase hasta completar el párrafo fuera también parte de la declaración del Director de la Guardia Civil, pero yo tiendo a pensar que ha salido de la propia cosecha del informante. ¿Y por qué lo creo así? Básicamente por dos razones. Primero, porque prescinde de las comillas. Pudiera ser que el redactor glosase las palabras del señor Mesquida, sin citarlas directamente, por lo que el procedimiento usado sería periodísticamente correcto, pero no es esa la impresión que causa el empleo de la fórmula "en alusión a", que nos indica que el redactor está llamando la atención al lector sobre algo conocido y de carácter relevante para entender las palabras entrecomilladas en su adecuado contexto. En ese caso, estaríamos ante la más vil adulación del periodista al servicio del Poder. En el caso de que no sea así, y se trate de una simple torpeza de redacción, es decir, en el caso de que efectivamente el Director de la Guardia Civil hubiera venido a decir, de uno u otro modo, que las cartas (de pronto, son más de una, lo que abona la tesis de que el colofón es producto de la imaginación del periodista) que "han aparecido" no incluyen amenazas y "están redactadas en un tono más acorde con la situación de parón terrorista", se trataría de una infamante forma de propaganda de una Administración que, habiéndose saltado ya todos los controles que ella mismo fijó para las negociaciones, ha convertido el proceso en un fin y no en un medio para conseguir el fin del terrorismo. Porque esa carta aparecida de pronto sin saber nadie cómo ni por qué, es conocida; fue hecha pública hace unas semanas, y dice exactamente así:

En Euskal Herria, junio de 2006
Un saludo:
ETA, la organización socialista revolucionaria vasca para la liberación nacional, quiere invitarle a que dé pasos para el futuro de nuestro pueblo.
En Euskal Herria nos encontramos en un momento de cambios políticos, poco a poco los ciudadanos vascos nos estamos labrando una nueva situación, el ciclo de la división de Euskal Herria y de la negación está agotado, el fracaso de quienes sostenían ese marco ha quedado al descubierto y lo saben. Pero queremos decir alto que si no hubiésemos hecho todos estos años una defensa en todos los ámbitos de la identidad de nuestro pueblo, que si no hubiéramos defendido nuestros derechos con todos los instrumentos que hemos tenido y tenemos, Euskal Herria habría muerto bajo el dominio de los Estados. Por haber hecho frente a la opresión del enemigo tenemos, aquí y ahora, la posibilidad de ser un pueblo libre.
Pero todavía hay cosas que hacer. Nuestro pueblo es dueño de un injusto reparto de bienes y de unas escasas condiciones de trabajo y para quienes impulsamos el cambio de esta sociedad es imprescindible trabajar en ello.
La lucha que hacemos a favor de Euskal Herria ha generado necesidades de todo tipo y hemos funcionado con la enorme ayuda de los ciudadanos en la labor de superar el dominio de España y Francia. ETA tendrá en cuenta a quien dé su pequeña aportación a favor de nuestro pueblo y siempre proclamará ese agradecimiento.
Por lo tanto, sin olvidar ni infravalorar en absoluto el trabajo que hace afavor de Euskal Herria- y teniendo en cuenta su poder económico, le venimos a pedir una ayuda en relación a su capacidad de - euros. Le garantizamos que lo emplearemos en la liberación y en la construcción de Euskal Herria y, asimismo, quisiéramos que lo entendiese como una ayuda monetaria de compromiso.
Entendiendo que tiene los caminos y las posibilidades de ponerse en contacto con la organización, queremos hacerle saber que tiene nuestras puertas abiertas para tratar tanto este asunto como cualquier otro relacionado con la lucha de liberación de Euskal Herria.
No hace falta decir que estas relaciones entre ambos piden total discreción. Además, por razones de seguridad, le pediríamos que materializara la aportación monetaria en billetes de 20, 50 y 100 euros.
Sin más, reciba nuestro saludo más afectuoso y le agradecemos la aportación que va a hacer por adelantado.
VIVA EUSKAL HERRIA LIBRE!
VIVA EUSKAL HERRIA SOCIALISTA!E.T.A.
Esto es lo que A. G. desde Bilbao o el Director de la Guardia Civil desde Logroño no consideran amenazante. Y esto me ha hecho recordar a Vito Corleone mandando al abogado Tom Hagen a California, a resolver educadamente el problema de Johnny Fontana con un productor de Hollywood. Y la cena cordial entre los dos hombres, antes de que Hagen se despida haciéndole saber al productor que aquella negativa no gustaría a su cliente y pidiéndole que alguien lo acompañe al aeropuerto. Pero no hay por qué preocuparse. El día que un empresario amanezca con una cabeza de caballo entre las sábanas, los propagandistas encontrarán la forma de retorcer el lenguaje para hacerlo pasar por un hecho insignificante, una simple aparición sobrenatural en el contexto de las dificultades ya anunciadas (y por tanto publicitariamente amortizadas) por el Presidente del Gobierno.

martes, 11 de julio de 2006

Ruiseñor

Dan Laurin toca música de Jacob van EyckJacob van Eyck era un artesano como sólo sabían serlo los verdaderos artistas holandeses del siglo XVII. Nacido en Heusden, localidad cercana a Hertogenbossch, a finales de la década de los años 80 del siglo XVI y en el seno de una familia de la baja nobleza, era ciego, limitación física que encaminó su vida hacia el mundo de los sonidos. Carillonista célebre y concienzudo estudioso de los fenómenos acústicos, en 1625 se instaló en Utrecht como carillonista de la Domkerk y tres años después era ya director y supervisor de las campanas de todas las parroquias de la ciudad. Descubrió que la pureza del sonido de las campanas dependía de su forma y se convirtió en colaborador de los famosos constructores François y Peter Hemony, atrayendo sobre su figura la atención de intelectuales ilustres de su tiempo, como Isaac Beeckman, René Descartes o Constantijn Huygens.

Sin embargo, si el nombre de van Eyck ha sobrevivido hasta nuestros días ha sido gracias a la publicación de su Der Fluyten Lust-hof (El Jardín del Edén de la flauta), dos libros editados por Paulus Matthijsz en Amsterdam entre 1644 y 1655, un par de años antes del fallecimiento en Utrecht de su autor, que incluían unas 170 piezas para una y dos flautas dulces, instrumento del que van Eyck era un auténtico virtuoso. La colección, la más amplia dedicada jamás a un instrumento de viento a solo, es una sucesión de variaciones sobre piezas populares de diversas zonas de Europa o de compositores conocidos, como Dowland o Caccini. Aislado en los Países Bajos en una época en la que la guerra arrasaba el centro de Europa, imposibilitado para la lectura directa de partituras, van Eyck escribe una música de un aire indudablemente arcaico, que no recoge las novedades del barroco de su tiempo, sino que se centra en los procedimientos de glosa típicos del Renacimiento. Aunque la variedad de la temática que incluye este auténtico Jardín de las delicias musical es amplísima, van Eyck se recrea especialmente en el carácter arcádico, pastoril del instrumento, llegando a competir en virtuosismo con los mismísimos ruiseñores, como aquí nos muestra con soberbia maestría el insigne flautista sueco Dan Laurin.


Engels Nachtegaeltje de Der Fluyen Lust-hof de Jacob van Eyck. Dan Laurin, flauta. BIS.

viernes, 7 de julio de 2006

Juntos

JuntosEl 8 de febrero de 2003 un pistolero de ETA asesinaba de tres tiros en la cabeza a Joseba Pagazaurtundúa mientras desayunaba en un bar cercano a su domicilio de la ciudad guipuzcoana de Andoain, en donde trabajaba como jefe de la policía local. Joseba era también militante del Partido Socialista de Euskadi y un destacado miembro de la Plataforma ¡Basta ya!, lo que le había causado numerosas incomodidades en forma de chantajes y amenazas recibidos desde su regreso a Andoain en 1999 desde la localidad alavesa de Laguardia, adonde se habia exiliado en comisión de servicios. Su situación personal era tan grave que el 14 de septiembre de 2001, unos días después de que le incendiaran el coche, mandó una carta al Consejero de Interior del Gobierno vasco donde le detallaba las razones de la inseguridad cotidiana de su existencia, incluido un ataque con cócteles molotov a su vivienda. "Las anteriormente citadas breves notas no son más que una somera semblanza de la situación que vivo. Puede usted hacerse cargo de que no es nada sencilla la supervivencia de este ciudadano vasco", escribía Joseba. En la primavera de 2002, en otro borrador de una carta que acaso nunca envió, volvía a escribir: "Señor Balza: Soy Joseba Pagazaurtundúa Ruiz, ex agente 00201 de la Ertzaintza. Cada día veo más cerca mi fin a manos de ETA". No pasó ni un año hasta que se produjera su anunciado asesinato.

En aquel momento, Pachi López, secretario general del PSE, afirmaba:

No hay soluciones ni planes con los que contener ni acallar a la Bestia. Hay, tiene que haber, decisión política y coraje cívico para enfrentarnos a ella hasta hacerla desaparecer. No basta con hacer llamamientos para que desaparezca por la gracia divina, ya sólo nos sirve quien detiene terroristas, quien evita que tengan cobertura política y respaldo social. Pido a los partidos coraje para impedir que alcaldes que no condenan el asesinato de su vecino sigan gobernando nuestros ayuntamientos, porque hay que negarles la legitimidad para intervenir en los asuntos públicos. No pueden depender la educación de los niños, ni las ayudas sociales, ni siquiera el urbanismo de quien, por cobardía, no rechaza la violencia, o de quien, por convencimiento enloquecido, lo aplaude. Nunca más un alcalde de Batasuna para justificar un asesinato.

También por aquellos días, Ramón Jáuregui, destacado miembro del PSE y diputado socialista por Álava, escribió un revelador artículo en el Diario Vasco en el que, entre otras cosas, afirmaba:

Escuché ayer una peregrina interpretación de su asesinato. En Radio Euskadi decían que era un atentado contra el plan Ibarretxe. Una dirigente nacionalista dijo que era un atentado contra el pueblo vasco. Pero no dijeron que Joseba estaba en contra del plan Ibarretxe y que también le mataron por eso. No dijeron que matan sólo a una parte del pueblo vasco, precisamente a la que se opone a las mismas aspiraciones de esa dirigente nacionalista.

¡Por favor, no manipuléis su muerte! No tenéis derecho quienes sois incapaces de comprender que quienes nos matan lo hacen por vuestros mismos ideales. No queremos vuestras condolencias, que sabemos sinceras, si a vuestro rechazo de los medios, unís vuestra coincidencia en sus fines. Ya no valen vuestras condenas si van acompañadas de "apoyo moral" a Batasuna y de apoyo real a su alcalde en Andoain.

Dice Ibarretxe que su plan para la convivencia es también un plan para la paz. En nombre de Joseba os pedimos que no nos sigáis salvando. No lo hagáis con esa paz. Que ni es paz, ni es justicia. Porque nos siguen matando mientras os empeñáis en tenderles la mano y pagar el precio que acompaña a su violencia. En nombre de tantas víctimas y en el de Joseba, la última, os pedimos que no les deis la razón. Y tu plan, lehendakari, se la da. Acepta su explicación histórica del conflicto y plantea la misma solución, desde la unidad nacionalista, proponiendo a los no nacionalistas que aceptemos ese destino para que no nos maten. Luego, sí, ya lo sabemos, ETA dice no y sigue matando porque no quieren permitir que gestionéis su historia. Pero nos matan a nosotros, a los que rechazan vuestro plan. A los que reclaman libertad, a los que recuerdan a las víctimas, a los que reivindican la pluralidad vasca. A los autonomistas, a los constitucionalistas. A todos los que representan la infinita superioridad moral de una causa justa cruelmente reprimida por el fascismo vasco, por un nacionalismo etnicista brutal.

En nombre de Joseba Pagazaurtundúa, de Fernando Buesa y tantos otros, ¡por favor, no nos apliquéis esa convivencia! ¡No nos salvéis con ese plan!
[Las negritas son mías]
Ayer se consumó la traición largamente anunciada, casi tan largamente como el asesinato de Joseba. Pachi se tragó su coraje cívico y Ramón no ha abierto la boca, al menos hasta el momento presente (17 horas de 7 de julio de 2006), para desautorizar en su nombre la villanía cometida. Ayer el PSE, con el respaldo del gobierno de España, asesinó a Joseba Pagazaurtundúa y a todos las víctimas mortales de ETA por segunda vez. Lo hizo al dar cobertura política y respaldo social (¡esos contra los que clamaba Pachi hace tres años!) a un grupo político ilegalizado en sentencia firme del Tribunal Supremo por considerarlo parte sustancial del entramado de ETA, es decir, un grupo formado por los compañeros de aquellos que asesinaron a Joseba y a otros militantes socialistas y a otros varios cientos de ciudadanos españoles más. Lo hizo al renunciar incluso a la condición que el propio Presidente del Gobierno había marcado como inexcusable para que pudiera materializarse ese encuentro público: que Batasuna condenara la violencia y se refundara aceptando los límites marcados por la ley y que cumple el resto de fuerzas políticas legales. Ayer, el PSE y el Gobierno de España les regalaron a los terroristas la foto que andaban buscando desde hace décadas, esa foto por la que han asesinado a más de 800 personas: el reconocimiento de que su existencia tiene un fundamento político razonable, que su razón de ser estriba en una realidad conflictiva en la que ellos han actuado como un agente más, y que tienen previsto seguir haciéndolo. Ahora tocar recoger las nueces de la sacudida. Y mañana ya se verá.

En el envilecido clima de la vida pública española, uno ya no sabe a qué hecho otorgar mayor gravedad, pues se encadenan de tal forma en la ignominia, la desfachatez y la infamia que se corre el riesgo de acabar disparando hasta contra las golondrinas que se cruzan por el aire, pero todo lo que ha rodeado a esta burla al Estado de Derecho, a esta afrenta a las víctimas de ETA, resulta especialmente siniestro. Empezando por el incalificable auto del juez Garzón, que emplea para autorizar la reunión argumentos que habrían hecho enrojecer a un alumno de 3º de BUP (no sé los de la LOGSE, la verdad). Resulta sorprendente que el señor juez tenga en cuenta el supuesto contenido de la reunión (iban a mirarlos a los ojos para decirles que se legalizaran, afirmaron los socialistas, y no se les cayó la cara de vergüenza), como si Batasuna hubiera sido suspendida de sus actividades por las ideas políticas de sus dirigentes y no por su integración en un entramado terrorista, como el propio Garzón dispuso en su momento. Más sorprendente es aún el segundo argumento: que la reunión había sido convocada por el PSE y no por Batasuna, lo que me lleva a deducir que lo ideal para la negociación con ETA será que el Presidente del Gobierno convoque a sus dirigentes a una cena de gala en la Moncloa, con lo cual ETA podrá ya actuar y parlamentar como una agrupación legal, exactamente igual que lo haría una asociación de jubilados. Los argumentos empleados por los voceros oficiales y oficiosos del Gobierno (cuando no por los mismos dirigentes del PSOE) no merecerían ni ser comentados: que los miembros de Batasuna no tienen en cuanto tales sus derechos políticos suspendidos, como si hubiesen acudido a la reunión a título individual, no sabemos si a jugar al tute o a hacer la porra para la final del domingo; o, estupidez supina que debería inhabilitar a cualquier político para el ejercicio del poder, que Batasuna, como es ilegal, no existe, según lo cual se me hace por completo incomprensible la apertura oficial de negociaciones con ETA, grupo obviamente ilegal, luego inexistente.

Se me revolvieron las tripas (otra vez, sí) cuando en una de las fotos publicadas ayer vi una media sonrisa en la cara de López, y a su lado, la imagen de Pilar Ruiz Albisu, la madre de Joseba Pagazaurtundúa, en la calle, con el rostro desencajado y sufriendo la que habrá sido seguramente la humillación más dolorosa de su vida, la de sentirse abandonada por la justicia y los representantes oficiales de un Estado en cuya defensa dejó la vida su hijo. Hace más de un año, cuando se cumplía el segundo aniversario de la muerte de Joseba, Pilar envió a Pachi López una carta demoledora y visionaria que terminaba de esta forma:
Fui una refugiada de guerra miserablemente pobre, crecí como la hija de un rojo represaliado, no pude votar hasta los cuarenta y cuatro años. Y después vino el calvario de nueve años de ver sufrir a mi hijo, que veía llegar su propio asesinato. Se jugó la vida por defender la libertad, no por lo que parece que viene de vuestra mano, eso que pomposamente se anuncia como un proceso de Paz. Porque, Patxi, ahora veo que, efectivamente, has puesto en un lado de la balanza la vida y la dignidad, y en el otro el poder y el interés del partido, y que te has reunido con EHAK. Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son. A tus pasos los llamarán valientes. ¡Qué solos se han quedado nuestros muertos!, Patxi. ¡Qué solos estamos los que no hemos cerrado los ojos!
Ayer, Pilar Ruiz, perdido todo menos la dignidad, les gritaba a Pachi y sus secuaces desde la calle: “¡Traidores, sinvergüenzas!”. Hoy, algunos de los que han preferido cerrar los ojos, la justifican de forma condescendiente por aquello del dolor de una madre. No se atreven a decirle que está manipulada por el PP. Mirando a las víctimas a los ojos, una a una, no se atreven. Eso lo dejan para cuando se agrupan de cien mil en cien mil. El dolor de una madre, nublada la razón. Miserables. Es que tiene razón.

viernes, 30 de junio de 2006

Legitimidad

Dice Jesús que nuestros desacuerdos se deben a una forma distinta de interpretar la realidad. Yo siento no ser tan optimista, pero creo que no se trata de algo que tenga ver con la mera interpretación de la realidad, sino con una cuestión mucho más profunda, una cuestión de principios, que tiene que ver con la manera en que entendemos la legitimidad en el ejercicio del poder. Tengo la impresión de que muchos piensan que como la democracia es un sistema de mayorías, el poder queda automáticamente legitimado si actúa de acuerdo con una mayoría cualificada. Y no, una democracia no es eso. No es eso, porque en una democracia el juego de las mayorías y de las minorías no funciona en el vacío. En la práctica, se asienta siempre en unos principios que ningún gobernante puede romper, por muy grande que sea la mayoría que le respalde. Porque si esos principios se rompen, el poder queda automáticamente deslegitimado y, por el camino de la demagogia, la democracia deviene tiranía. De esto advirtieron hace más de 2000 años los filósofos griegos, y en los últimos años nos lo repiten machaconamente desde las páginas de los periódicos pensadores como Fernando Savater o Aurelio Arteta. Si mañana una mayoría de ciudadanos de Andorra decide que los protestantes mayores de 30 años no pueden votar en las elecciones, esa será una medida antidemocrática por muy numerosos que sean quienes la respalden. Parece claro.

¿Y cuáles son esos principios a los que me refiero? Hay uno básico. El de soberanía. Toda democracia se constituye y se asienta sobre un sujeto soberano, la nación, entendida como el conjunto de ciudadanos que, por razones históricas, forman una comunidad política y deciden dotarse de un régimen democrático a través de un sistema legislativo que parte de una declaración básica de principios, eso que se llama Constitución. Todos los poderes del régimen democrático quedan así vinculados al sujeto soberano y a las leyes constitucionales, que no pueden aplicarse en función de la conveniencia de los gobernantes sin que aquel que lo haga quede automáticamente deslegitimado, porque aquellos que ejercen el poder no lo hacen sobre el vacío, sino sobre el mandato y las reglas del juego establecidas en la Constitución. ¿Eso significa que las leyes y la Constitución no pueden cambiarse? No, en absoluto. Todos los regímenes democráticos contemplan la posibilidad de la reforma de sus constituciones, pero, por razones obvias, todas determinan que para variar aspectos que afectan directamente a la soberanía se requieren unas condiciones muy especiales y, por supuesto, la consulta directa al conjunto de ciudadanos, que son los que sustentan la soberanía. De no hacerlo así, un gobernante pasaría de ejercer el poder a detentarlo, es decir, a ocuparlo ilegítimamente, ya que se atribuiría facultades que no está autorizado a usar, y esto independientemente de las mayorías que tenga detrás. Dicho de otro modo, si en las próximas elecciones legislativas Zapatero obtuviese el 100% de los votos, eso no lo legitimaría para cambiar la Constitución saltándose los procedimientos de reforma previstos en ella.

Y aquí enlazo con la actualidad y el tema de fondo. Y lo hago para declarar que un Gobierno no puede negociar absolutamente nada con una banda de delincuentes porque no está legitimado para ello. Por muchos apoyos parlamentarios que pueda conseguir, el mandato constitucional que recibe un partido que gana unas elecciones no incluye el de saltarse las leyes, y negociar lo que sea con quien se dedica a chantajear a la comunidad política que ostenta la soberanía constituye una flagrante ruptura del espíritu de las leyes. Para acabar con el terrorismo no hay atajos. Ninguno. Ni el GAL ni la negociación. Si se acepta lo contrario, yo propongo acabar con la mafia rusa pasándole una pensión a cada uno de los capos asentados en la Costa del Sol. Los mafiosos matan por dinero; démosles dinero y habremos terminado con el problema.

Si el Gobierno no puede negociar sin deslegitimarse, ¿qué puede hacer si hay un grupo terrorista que le anuncia que quiere dejar las armas? Pues atender ese anuncio, lógicamente. No hacerlo sería desde luego una irresponsabilidad. Ya lo escribí otra vez. Si hay un tipo subido a una cornisa con la pistola con la que acaba de matar al amante de su mujer en la mano y dice que quiere entregarse, yo le mando a la policía (y a los bomberos, para que no se haga daño), pero no al alcalde ni al ministro de justicia para negociar una reducción de su previsible condena, porque ni el alcalde ni el ministro de justicia están legitimados para negociar sobre ese asunto en particular. La policía sí puede negociar, las condiciones de la entrega, y punto.

¿Es legítimo el acercamiento de presos a cárceles del País Vasco? Por supuesto. Por mí puede empezar mañana. La política penitenciaria es un instrumento que el Gobierno usa para favorecer la convivencia y el mejor cumplimiento de la ley, pero dejará de ser legítimo en el momento en que se acerquen presos porque se haya negociado así con los asesinos. Y es que en todo este asunto, el cómo se hacen las cosas tienen incluso más importancia que el qué cosas se hacen. Lo dijo espléndidamente hace unos días Joseba Arregi en un artículo (¿Qué, cuándo, cómo?) que reproduje en el Pabellón. (En cualquier caso, me gustaría recordar, porque algunos parecen haberlo olvidado (¡esas hemerotecas virtuales!), que la dispersión de presos etarras no se llevó a cabo para someterlos a un mayor castigo, sino para favorecer la reinserción de aquellos condenados que querían dejar las armas y a quienes la presión del entorno se lo hacía imposible.)

¿Y por qué es tan importante el cómo? Muy simple, porque los crímenes de ETA no son crímenes comunes. Son crímenes políticos. ETA se ha dedicado a asesinar y a atentar en los últimos cuarenta años porque pretendía obtener así un rédito político. Pretendía, ni más ni menos, chantajear mediante el amedrentamiento a toda la sociedad española para conseguir su desestimiento en la aplicación de la ley, para lograr que esos principios en los que se asienta la democracia fueran quebrantados a cambio del ofrecimiento de la paz, una paz ignominiosa, indigna, ya que basada en el chantaje violento. Las víctimas de ETA lo han sido en cuanto sujetos políticos que representaban a la legitimidad de la soberanía española, y por eso reconocer a ETA un papel de interlocutor mediante una negociación es ya pagar un precio político y una traición a las víctimas, que nunca hay que olvidar que lo fueron por nada. A ETA hay que decirle que los 800 y pico de muertos murieron por nada, que pueden seguir matando otros cuarenta años y acumular otros 800 muertos y seguirán siéndolo por nada. Ese es todo el mensaje que un Gobierno que se quiere legítimo podría transmitir a la banda. Aquí estamos nosotros, con nuestra policía, nuestras cárceles, nuestras leyes y nuestros jueces, y allá ellos, y a ver hasta dónde llegan.

¿Por qué pienso que el Gobierno de Zapatero ha roto ya límites y quebrantado principios? Porque ha aceptado que se puede negociar con ETA y que está dispuesto a hacerlo, porque piensa que la ley es estirable como el chicle y da lo mismo celebrar reuniones con un grupo ilegal si total en unos meses la situación va a ser distinta (y no da lo mismo, en absoluto da lo mismo), porque está sobrepasando una a una todas las líneas que él mismo trazó solemnemente en una declaración parlamentaria en mayo de 2005, porque a cada amenaza de ETA o Batasuna responde con un gesto cómplice de distensión, porque su discurso de ayer es por completo vacío si no se le da la interpretación que ya le han dado los batasunos y el PNV y que Ignacio destripó de forma admirable e impecable en su Ventana al patio, partiendo de una declaración anterior, que viene a significar en el fondo prácticamente lo mismo. No me queda mucho que añadir a lo que dice Ignacio allí. Si el presidente afirma solemnemente que el Gobierno respetará las decisiones de los vascos según las leyes vigentes es porque ahora no lo hace. Si no, ¿qué necesidad tendría de reafirmarse en algo que no ha dejado de cumplirse desde 1976? Como puede constatarse que las decisiones de los vascos se han respetado siempre (desde el Gobierno de España; desde el nacionalismo vasco radical, nunca), que los vascos han escogido libremente a sus representantes en todas las consultas electorales democráticas (libremente desde nuestro lado, pues la libertad ha estado siempre amenazada justamente por los chantajistas de ETA y su entorno) y que las instituciones vascas sólo han estado amenazadas por el terrorismo y el nacionalismo radical, pero nunca por el Gobierno de España, entiendo que la declaración es por completo innecesaria. Salvo que la interpretación correcta sea la de Batasuna y el PNV, es decir, que el Gobierno de Zapatero esté dispuesto a saltarse la legalidad vigente y, justificándose en la mayoría, a someter a refrendo, restringido a la comunidad vasca, lo que sólo puede ser refrendado por el sujeto soberano que le da legitimidad a su poder, la nación española. Y si no es así, que me explique de qué piensa hablar con la ETA que viene anunciándose últimamente en Gara, Cuatro y la Audiencia Nacional.

jueves, 29 de junio de 2006

Manipulación

Cecilio Gallego Alarias y Silvia Martínez Santiago no se conocían ni llegarían a conocerse nunca. Cecilio había nacido en Alcázar de San Juan y tenía una casa en Torrevieja. La casualidad quiso que el 4 de agosto de 2002 pasara por Santa Pola, localidad turística de la provincia de Alicante, y que sobre las ocho y media de aquella tarde estuviese esperando un autobús justo al lado de la casa donde vivía Silvia, una niña de seis años, hija de guardia civil. El otro día, leyendo el artículo de Tubau que enlazaba Arcadi (ese artículo que en otros sitios provocaba irritación a cuenta de su contenido flagrantemente manipulador) pensé en cuántos hijos de guardias civiles no han tenido nunca la ocasión de avergonzarse por serlo, como corresponde obviamente a alguien que tiene esa mancha infame marcada en los genes. Silvia es una de ellas. Aquella tarde de verano de 2002, estaba jugando, bailando una canción de moda en su habitación, cuando las paredes y los muebles se le vinieron encima y le causaron daños irreversibles que le provocaron la muerte. Sin edad para avergonzarse. Terrible. En ese preciso momento, en el justo instante en que el armario caía sobre la niña, el cuerpo de Cecilio Gallego, de 57 años de edad, quedaba despedazado sobre la acera. Y no, no es que se desplomara sobre él la fachada de la casa de Silvia, que habría sido una posibilidad bien plausible. Cecilio fue alcanzado por la onda expansiva de la misma explosión que causó el derrumbe de la casa de Silvia (y de otras muchas) y que provocó además 40 heridos (uno, un primo de Silvia de 5 años, de gravedad; ¿qué habrá sido de él?, ¿mirará la vida desde una silla de ruedas o sólo podrá usar un ojo para hacerlo?, ¿tendrá la ocasión de escuchar y bailar las canciones de moda de este verano?). Un coche cargado de explosivos y colocado y hecho estallar por un comando de ETA junto a la parada del autobús y delante de la casa de Silvia fue el causante de todo lo sucedido.

Cuatro años después yo me he acordado de aquella niña que tenía entonces la misma edad que mi hija pequeña cumplirá en unos meses. Y he venido hasta aquí a seguir manipulando un poco. Al fin y al cabo, cuando uno se sienta a negociar no sé qué con una banda de asesinos, lo normal es que los muertos acaben amontonados sobre la mesa.

martes, 27 de junio de 2006

Verdades

Va llegando la hora de decir que si el proceso de paz fracasa va a haber un responsable claro. Sin duda es la dirección del Partido Popular y toda una serie de fuerzas que le están siguiendo...Hace falta que los españoles vayan dándose cuenta que el señor Otegui, cualquiera que sea su pasado, y los dirigentes de ETA, que han hecho la propuesta de negociar la paz...cualquiera que sean sus crímenes están mostrando más sentido de la responsabilidad que esos dirigentes del Partido Popular que quieren que a toda costa que en España siga asesinándose, matándose y que no haya paz.
Santiago Carrillo, ayer en la Cadena Ser.
He aquí, sucintamente resumidas, las verdades de los pacificadores.

lunes, 19 de junio de 2006

Mentiras

MENTIRA TRAS MENTIRA

Son agredidas personas de la oposición. Se incendian bienes de los partidos constitucionalistas y de entidades. Recientemente ha sido asesinado un dirigente político. La persona que exprese públicamente lo que piensa puede sufrir serias incomodidades; también su familia. El aparato coercitivo del Gobierno no asegura el ejercicio de las libertades. El Parlamento funciona por las iniciativas de la oposición. Es insultada y acusada de pretender destruir el autogobierno, de armar ruido para desestabilizar. Se ha sellado la continuidad del Pacto de Estella. La retirada de EH del Parlamento no va a ser tal. El Ejecutivo de Ibarretxe queda atrapado. Falta por ver si el PNV y EA, para que todo siga igual, pagan el precio de tragar los zarpazos de ETA. En ese cuadro, para el nacionalismo, el reclamar elecciones anticipadas es agudizar la crispación. Las teme. La política vasca chapotea en la mentira.

Diversos portavoces nacionalistas han venido diciendo que sus formaciones comparten los mismos fines que HB, pero que discrepan en los caminos a seguir. Todo el nacionalismo coincide que paz es igual a construcción nacional. Lo mezcla. Para eso se hizo el Pacto de Estella. Por eso lo sostienen tanto el PNV como EA. Entre sus componentes se dan acusadas diferencias. Unos quieren avanzar a campo abierto. A los otros les da miedo introducirse, sin brújula, en zonas desconocidas. Les amarran muchos intereses. Lo suyo es viajar en coche cama. Otegi les ha dicho con toda claridad: "ETA plantea que haya un compromiso definitivo de PNV y EA en determinada dirección política, abandonen el autonomismo y apuesten por un marco nacional democrático como marco de decisión". Asegurada la "confrontación" con España y Francia, no habría problemas para una tregua definitiva.

Dice el poliédrico Otegi que el nacionalismo se encuentra en "fase de clarificación del proceso". Las concesiones políticas que ha hecho el nacionalismo institucional al mundo de ETA no son suficientes para superar el terrorismo. Lo quieren todo. Lo han venido afirmando los comunicados de esa organización y ahora lo ha confirmado el portavoz de EH: la tregua definitiva de ETA depende del PNV y de EA. Es el precio de su chantaje. Sería comprensible que los partidos destinatarios de la propuesta no aceptaran meterse en una revolución imposible. Ahora bien, un mínimo de coherencia y de dignidad les debería obligar a no acusar a los demás de inmovilistas. Hace unos días, en una radio, escuché cómo Rafael Larreina se refería al bloqueo que España y Francia someten al "proceso". Aturde que personas, a las que hay que suponer inteligentes y no mal intencionadas, puedan contemplar la situación en términos tan irreales. ¿Pensarán acaso que un cambio de las fronteras europeas es algo baladí? Para ver si cuelan se doblan los argumentos. La mentira lo emponzoña todo. Dícese que habría que abrir un diálogo con las cartas boca arriba. No hace falta descubrirlas, todas están marcadas.
Esta columna de opinión fue publicada por el diario El Mundo en su edición del País Vasco el 18 de marzo del año 2000. La firmaba el antiguo y viejo militante del PCE José Luis López de la Calle, quien, si pudiera, comprobaría hoy el buen estado del "proceso" que a él le toco describir en su fase de engorde, seguidas escrupulosamente las directrices de ETA, engrosadas las filas nacionalistas con el inestimable concurso del Partido Socialista y acogotada, disminuida y criminalizada la oposición. Pero no puede. José Luis López de la Calle fue asesinado por ETA 50 días justos después de la publicación de este artículo, el 7 de mayo de 2000.

jueves, 15 de junio de 2006

Softly

A veces pasa que me quedo enganchado a una melodía. Suelen ser canciones antiguas, muy antiguas (de trovadores medievales, franco-flamencas del siglo XV, isabelinas, lieder románticos...), aunque también ocurre en ocasiones con clásicos del pop. Es lo que me pasó el viernes pasado con este Killing me softly, original de Charles Fox y Norman Gimbell. En los últimos días me he dejado vencer por su incitante sensualidad y habré escuchado no menos de 30 versiones distintas de la balada. Las ha habido de todo tipo: cantadas por hombres y por mujeres, en inglés, en italiano y hasta en checo, a ritmo de rap, hip-hop y acid house, corales a cappella e instrumentales, empalagosas y golfas, fantasiosas y medidas, delicadas y apabullantes, frenéticas y acariciantes. Nadie ha logrado conmoverme como Roberta Flack en su inolvidable grabación de 1973.


Killing me softly (with his song), Roberta Flack.

domingo, 11 de junio de 2006

Anclado

Anoche pasé por casualidad por el sitio en el que asesinaron a Alberto Jiménez-Becerril y Ascensión García Ortiz. Y no pude evitar los recuerdos de aquellos días. Todo empezó en la madrugada del martes 30 de enero de 1998. Alberto era Delegado de Hacienda y Portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Sevilla y Ascensión, su esposa, era abogada. Unos terroristas de ETA estuvieron siguiendo durante meses los pasos de Alberto y entendieron que aquella noche era especialmente adecuada para cometer un atentado contra él. Lo vieron entrar, en compañía de su esposa y unos amigos, en un conocido bar de la calle Argote de Molina y supieron que tendrían tiempo de sobra para ir a por las armas y esperar tranquilamente a que el matrimonio abandonase el local en dirección a su domicilio, que estaba muy cerca de allí. Al ser un día entre semana y además de invierno, el Barrio de Santa Cruz estaría desierto a aquellas horas, y como Alberto no llevaba escolta, sería un objetivo fácil, casi sin riesgos. Así fue. Cuando doblaban hacia la calle Don Remondo, Alberto y Ascen fueron acribillados a balazos por dos sicarios de ETA. Ambos tenían 37 años. Sus tres hijos (el mayor de 9) dormían apenas a 100 metros.

Cuando fue detenido, uno de los asesinos declaró que él simplemente trataba de hacer bien su trabajo, y cuando lo conseguía, lo celebraba. Así que aquella noche hubo cena especial y hasta brindis en el piso que los terroristas tenían alquilado en Sevilla, por cierto a unos 200 metros de donde yo vivía. Al día siguiente, también hubo celebraciones en varias prisiones de España, pues algunos reclusos de ETA entendieron que aquel era un motivo estupendo para invitar a una ronda a los colegas de patio. Mientras, en el País Vasco, al menos entre 150.000 y 200.000 ciudadanos debieron de exclamar al enterarse de la noticia algo así como: "¡Bah! Bueno, ya se sabe, el conflicto", y siguieron con lo suyo. Recuerdo que yo me enteré justo cuando, como todos los días por entonces, me despertaron las señales horarias de las 7 seguidas de la voz de Iñaki Gabilondo. Pasé temprano por delante del Ayuntamiento y vi a políticos de todos los partidos y todos los colores que se abrazaban, hacían gestos de pesadumbre y hablaban en voz baja. Luego me acerqué hasta el puente de Triana. El día era frío y gris y dos gaviotas cruzaron majestuosas en dirección a Sanlúcar.

Han pasado casi ocho años y medio, y aquí sigo, reafirmándome en la promesa que me hice aquella mañana de no olvidar ni perdonar jamás. Según muchos, anclado en el pasado y en el rencor. Asfixiado por la incontenible sensación de asco.

Actor

Malin Hartelius y Karl Maria Brandauer en 'El rapto en el Serrallo' de Mozart. Ópera de ZúrichTodos sabíamos ya que Konstanze estaba realmente prendada del pachá Selim y que si termina aceptando el plan del cursi de Belmonte y marchándose con él es sólo por una cuestión de honor mal entendida. Pero esta verdad nunca se había presentado tan desnuda ante mis ojos como en este montaje de Jonathan Miller para la Ópera de Zúrich, con Karl Maria Brandauer haciendo de Selim. Jamás un papel hablado dominó tan abrumadoramente una ópera.

sábado, 10 de junio de 2006

Principios

Ángel contaba hace unos días cómo transcurrió la entrevista que le tocó mantener con dos testigos de Jehová que se presentaron de improviso en su casa:

Desde hacía tiempo tenía preparada la estrategia que coincide sinceramente con mi forma de ver este asunto. El diálogo fue más o menos así, empezando por una pregunta de ellos a bocajarro:
- Buenos días ¿cree usted en Dios?
- ¿Perdón? No entiendo de qué me habla.
- Le preguntaba que si cree usted en Dios.
- Sigo sin entender ¿me explica qué quiere decir?
- Dios es nuestro padre, el creador del mundo, el que nos premia o castiga por nuestros actos...
- Ahora sí que no entiendo nada, disculpe ¿quién dice que es mi padre?
Así más o menos ando yo últimamente cada vez que entro en un blog o en un foro de política. Leo palabras y expresiones como "proceso de paz", "diálogo", "negociación", "conflicto", "mesa de partidos", "indultos" y otras por el estilo y no me entero de nada. No sé de qué hablan. Como si hubiera pasado una temporada en Marte y estuviese recién aterrizado. Me gustaría preguntar, en plan socrático, sin malos rollos, pero como veo los ánimos un tanto excitados prefiero dejar mis preguntas para mejor ocasión. No puedo imaginar que todo eso que leo esté referido a la banda terrorista ETA, no es posible, no puede ser, porque yo sé perfectamente que los principios democráticos en que se asienta nuestro sistema político hacen innecesarios esta prostitución del lenguaje, y en caso de que alguien estuviera tentado de saltárselos, la ley saldría inequívocamente en su (nuestra) defensa. No. No puede ser. Todos sabemos que en el País Vasco no hay ningún conflicto político diferente al que pueda haber en Extremadura o en Cantabria, es decir maneras diferentes de entender la forma de organizar la convivencia, y hace mucho que encontramos la solución para ese conflicto: se llama democracia. No. No puede ser. Es imposible que haya nadie entre nosotros que desee compensar políticamente a ETA negociando con ella. Inimaginable que alguien haya pensado eso de una "mesa de partidos", porque ya existe esa mesa y nuestra democracia se fundamenta en ella. Solemos llamarla Parlamento. Así que no. Es imposible que nadie, y mucho menos el Gobierno de España, esté tentado de saltarse o de suspender la ley, porque, como dijo Agnes Heller, eso no sería sólo legalmente, sino moralmente erróneo. Y la legitimidad de un Gobierno se basa no sólo en la escrupulosa atención a la legalidad de sus actuaciones, sino también en su contenido moral. Así que no puede ser que cuando alguien avisa al Gobierno de que tenga cuidado, de que no vaya a saltarse con una simple decisión a la vez la ley y la ética, sea acusado de actuar de forma irresponsable, de no querer la "paz", de guerracivilista, de ser enemigo del diálogo y todas esas cosas que he leído por ahí. Eso es por completo inimaginable. Un día de estos me animo y pregunto de qué hablan tantos. O mejor me vuelvo a Marte.

viernes, 2 de junio de 2006

Muertos

Una noche de hace un par de meses llegué al periódico y leí sobre una impresora la noticia de que Rocío Jurado había muerto. Como la actividad en la redacción era completamente normal y en la sección de cultura no quedaba ya nadie, entendí enseguida que aquello no era una noticia, sino sólo su anticipo, así que me fijé en la cabecera de la página para confirmar que, en efecto, la aún no-noticia figuraba en Adelantos.

Hay gente que no lo sabe, pero cuando los famosos alcanzan cierta edad o se hace público que padecen enfermedades graves, para los medios de comunicación se convierten oficialmente en muertos. Es entonces cuando un equipo de redactores, cuyo volumen y categoría depende de la importancia social del finado, empieza a dedicar parte de su tarea diaria a la recopilación de documentación, tanto gráfica como biográfica, relacionada con el personaje y a la preparación de un número de páginas, fijado también de antemano según la relevancia del cadáver, para la glosa de su actividad pública y privada, dependiendo obviamente de la naturaleza de la labor conocida (profesional o no) del aspirante a muerto. Por ejemplo, para cuando un médico firmó su certificado de defunción, Juan Pablo II llevaba en realidad muchos años muerto en las redacciones de los periódicos, que le habían dedicado ya docenas y docenas de páginas. Cada vez que el Papa hacía un nuevo viaje, publicaba una nueva encíclica o superaba una nueva operación, un jefe de sección encargaba a algún redactor la revisión del reportaje, para añadir la última hazaña del fiambre. Así, el día en que la aún no-noticia se convirtió en noticia, se trató simplemente de estar atento a recoger la información que mandaban las agencias contratadas o, en su caso, la crónica del enviado especial de turno, porque la mayor parte del periódico del día siguiente estaba ya hecha. Recuerdo que algo parecido pasó con Alberti, un cadáver menos exquisito que el de Su Santidad, por lo que ocupó un espacio más pequeño en las informaciones de los diarios.

Esta mañana, en mi visita cotidiana a los quioscos cercanos, he visto ediciones especiales de las revistas hemoglobínicas y hasta una edición de un DVD con la actuación de Rocío Jurado en aquel vetusto programa de Lauren Postigo titulado Cantares, y no he podido evitar pensar en cuánto tiempo llevarían esas páginas preparadas en un ordenador madrileño, cuánto tiempo se habrá pasado esa grabación perfectamente editada, maquetada, retractilada y empaquetada en un almacén ignoto, esperando simplemente que la noticia, que se produjo realmente hace dos años, pasara de la página de Adelantos a la del día.

martes, 30 de mayo de 2006

Actores

¿Paz?
La foto venía en elmundo.es con el siguiente texto: "La abogada batasuna Ione Gorizelaia, del colectivo Ahotsak, levanta una rosa tras recibir la Mención Especial Mujeres en Unión, un premio que concede la Secretaría de la Mujer de la Unión de Actores, que recayó en el colectivo Ahotsak: 'Voces de mujeres para la paz', que reúne a mujeres parlamentarias y cargos políticos y sindicales del País Vasco, que buscan reivindicar su participación en el proceso de paz (Foto: Efe)".

Nada más verla me han entrado ganas de vomitar. Me resulta difícil imaginar un insulto y una ignominia mayores. Una mierda.

sábado, 27 de mayo de 2006

Chamán

Para la Donna, que está cansada de política y de música


CHAMÁN

El doctor Kikunoro, extemporáneamente taumaturgo en la extraterritorialidad del cañizo y la xilovalla carcofagocitada, con ampulosa voracidad deglutida la sopa, disponíase a cuchilletear, fragorosamente bovinófilo, el bistec de sanguinotierna ternera. Pasose por la melena, hirsutamente azabachina, la mano portadora del tridente acetileoleoso, corroboró con un gesto la indecisa intención del brazalbino sobre la copa y prosiguió:

- El asunto que me propone vale bastante más de lo que me ofrece, milord.

Tomó con dos dedos larguicórvidos el vidrio y engulló de un trago, intencionadamente sonorohipante, el rioja que acababan de servirle.

- La operación tiene más riesgos de lo que usted supone. No se trata simplemente de clavar unas agujas en un muñeco de trapo. Eso puede hacerlo cualquier imbécil, de Móstoles o de Cuenca. Yo le garantizo la poderosa magia de nuestros ancestros más primitivos. Cuando el hombre aún no había pisado Europa, nuestros abuelos, allá en África, ya curaban la gonorrea y la dispepsia con sólo la mirada, y eran capaces de derribar a elefantes gigantescos como montañas haciendo sobre su dedo índice un lazo con cerdas de jabalí. La antigua magia africana tiene más años que las pinturas de Altamira y es más poderosa que la ciencia del hombre occidental. Realmente, los conocimientos taumatúrgicos que he recibido de mis mayores son una ciencia, sin más, con sus reglas rigurosas y precisas, una ciencia cuyo poder se ve incrementado en mis manos, descendiente como soy por línea directa del mítico brujo Kipkiteru, poseedor de todas las facultades innatas necesarias para eliminar esa verruga de su oreja o convocar la lluvia sobre los yermos provocados por la sequía. Pero usted debe comprender, milord, que mi ciencia se exterioriza después de un proceso interior muy doloroso, que, en ocasiones, me coloca al borde de la extenuación física. Tengo que adminis­trar mis saberes con gran prudencia... y tengo que sobrevivir, claro está... y en una ciudad como ésta...

Masticó con morosa complacencia de flebotomiano la carne fibrosa y hematopurpúrea, entornó los párpados traumáticamente exfolitaladrados y admitió sandunguero:

- Aunque he de reconocer que en mi aldea es imposible encontrar un bistec como éste... Delicioso. Sencillamente, exquisito.

Impávido, gastrovulcánico, Martínez Ocaña miraba de soslayo los adornos maleficofaciales del refitolero dandianimista, reprimió regüeldos de rebato y terminó por lanzarse sobre la inaceptable solitud de las alcachofas rellenas de alcaciles. De sus mejillas hiperestofadas expandíase un aura de constrictiva incredulidad, mientras sus mandíbulas batían las hojas arrebola­das de verdes criptovitaminas. Luego, con aristocratizante desdén, frunció los labios verdulientos y rezongó en su lengua de erotomaníaco escrufuloso:

- Negro de mierda.

El doctor Kikunoro, intraoralmente atiborrado de carne hematofágica, continuó, inmutable, tiñendo su albodentadura con el rojo coruscante del vacuno cadaverino, y, haciendo, con la empuñadora del bisturí galvalimenticio, señales a su acompañante para que le sirviera más espiritoso y báquico condumen, interesa­damente retrosimuló que no oía.

- ¿Cómo dice, milord?

Martínez Ocaña mascarrabiaba con parsimonioso autocontrol las verdipalabras hortoinsultantes, se acercó el vino a sus labiales protuberancias abstinenciadas, rozó el vidrio con sus protocolmillos blanqueados, hipó con estudiada cautelamenaza, antes de perodictar:

- Doctor Kikunoro, no soy ningún imbécil que vaya por ahí creyéndose todas las patrañas que tengan a bien contarle los timadores profesionales. Si así fuera, parecería lógico imaginar que no habría alcanzado mi posición actual. Si recurro a usted es porque tiene un secreto que yo no poseo; me consta que su fórmula afrodisíaca funciona, tengo acerca de ello testimonios inequívo­cos y absolutamente fiables. Sin embargo, entiendo perfectamente su postura. Usted tiene un producto que yo necesito y trata de sacarle el máximo partido. Nada de malo hay en ello. Es la ley de la oferta y la demanda. Se encuentra usted ante un negociante, que ha forjado así su imperio y no duda en aceptar el juego. Así que hábleme claro de una vez y déjese de esas paparruchas de viejecitas. ¿Cuánto?

El doctor Kikunoro mascasonrió, tornó a filohundir el acero en la carne blandengueada, clavó sus pupilas decorativamente entornocultas en el rostro congestilujurioso del coalimentante antes de replicar:

- Creo que no me ha entendido del todo bien, milord. Lo de menos es el mejunje en sí. Si usted quiere puedo instruirle en su elaboración. Sin mi magia será como si no tuviese nada. ¿Por qué viene si no a mí? Hay en el mercado cientos de preparados, miles de fórmulas ancestrales que también han demostrado su eficacia. Pero su pasión es demasiado fuerte y no quiere fallar el golpe por nada del mundo. Por eso, usted necesita algo infalible, la piedra filosofal, y cree que yo la poseo. No le digo que no. Pero la magia es algo más serio de lo que usted piensa. Quizás ha visto demasiadas películas malas y cree que basta con hacer tres pases de manos y pronunciar unas jaculato­rias ininteligibles para lograr efectos sorprendentes, pero se equivoca, pues mi oficio se asienta en una práctica mucho más compleja e intangible, se trata de una ciencia que exige sobre todo concentración y capacidad para hacer que fluya la energía interior hacia el punto exacto elegido. Por supuesto que sin los cuerpos, sin los elementos materiales, no podríamos hacer absolutamente nada, pero la sola materia, sin la magia, resulta de una perfecta inutilidad, y la magia sólo emana de un chamán... Yo soy el único chamán que puede ayudarlo, porque soy el único que conoce a los seres que están involucrados en esta partida, y eso es fundamental. Cualquier mago, suponiendo que usted pudiese encontrar a alguien con un poder similar al mío, necesitaría varios meses, quizás un año para conocer todas las circunstancias que rodean al caso. Pero tiene prisa, su deseo lo aguijona. Bien, yo puedo ayudarlo. Pero no debe pensar mal de mí. Mi persona­lidad no se ajusta al califica­tivo de lo venal. No crea que pretendo abusar de su situación de extrema necesidad. Simplemente, el trabajo que me propone es duro y difícil, y deseo fijar un precio justo. Usted reconoce haberse enriquecido a través del negocio. Estoy convencido de que su triunfo no se debe sino a la virtud de solicitar aquello que considera justo y a la habilidad de explotar las situaciones favorables. Yo, sin embargo, sólo pretendo garantizarme una existencia digna para los próximos meses, pues una vez concluido este asunto deberé reposar bastante tiempo para reponerme por completo. Tal vez tenga que pasar algún tiempo fuera de la circulación, acaso en mi aldea. Espero, milord, que me haya entendido ahora.

Sulfurodisciplinado, Martínez Ocaña engullía las alcachofas y se reprimojaba los labios involuntariamente abstemizados con el púrpura retrofluido del vino. No miraba a su audaz nigrocomen­salero. Lentamente, morosilíceamente rumiador, mascaba el verde de las tallohojas con un microgestículo de profundo y sustantiva­mente progresivo desagrado. Por fin, alzó la vista, ancló amenazardientemente ruidoso la robustez de su faciairosa muscula­tura y retrorreplicó:

- Mira, negro de mierda, llevo más de media hora tratando de razonar contigo. Hasta ahora he sido absolutamente correcto, pero tú, con esa pinta de borrachuzo de cantina y esa quincalla que te cuelga de los párpados, pretendes convencerme de que yo soy un estúpido y que el mundo es de los hijoputas negros y mugrientos como tú. Me has sacado el almuerzo, pero no pienses que voy a dejarte celebrarlo con tus colegas apestosos y sifilíticos. Yo no soy ningún bufón, ningún payaso de feria. Te he hecho una oferta más que razonable, generosísima, e incluso estaba dispuesto a mejorarla, a poco que hubiera visto en ti una mínima voluntad de cooperar y no me hubieras venido con esas historias de brujos paleolíticos. Y la has terminado cagando, cabrón. Usaré de tus servicios gratis, y si te niegas, haré que te cuelguen por tus grasientos huevos de negrazo hijo de puta hasta que parezcan salchichones, ¿me entiendes tú a mí, mamón? Desde este momento estás a mi servicio, considérate contratado, y disculpa si no te leo la letra pequeña, tu presencia me quita luz, negro.

Sosegadamente blanquifaciado, Martínez Ocaña se propulsó impulsivamente de la silla, chasquihizo un gesto dúplicemente significativo y, una vez que los broncoacompañantes de las mesas veci­nas agarraron por los sarnobrazos decoraestampados al palidobal­búcico doctor Kikunoro, salió con paso retrancoseguro del restaurante.

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Nietzscheano, voluntariosamente retrepado sobre el semi­círculo de diseño del sofá de las torturas, el comisario Gómez leía, en el diario de la derecha monárquica, la noticia de la detención del presunto capo de la mafia madrileña, don Alfonso Martínez Ocaña, sospechosamente acusado de racismo, xenofobia, detención ilegal, secues­tro, amenazas y conspiración para atentar contra la libertad sexual de las personas. Nada relacionado con su presunto negocio de narcotráfico, terminaba añadiendo con sorna el redactor.

- ¿Viste? Como Al Capone -comentó divertido a su ayudante, el subcomisario Molinos, mientras le leía la noticia.

El joven escribía su informe a espaldas del comisario, inclinado sobre una mesa minúscula, de diseño torturador como el sofá. Volvió el rostro.

- ¿Quién podía imaginar que la brigada de estupefacientes fuera a errar el golpe con lo del chalet? Dicen que Cuadrado se puso histérico cuando le hicieron llegar los ordenadores y los discos incautados. Figúrese, sólo había juegos pornográficos y de guerra.

- No debería quejarse tanto ese chupatintas. Al fin y al cabo, poco arriesgaron ellos. Nosotros sí que nos jugamos el cuello -replicó el comisario.

El subcomisario Molinos asintió con la cabeza, mientras volvía a teclear sobre el obsoleto toshiba.

- Además, no entiendo por qué tanto follón cuando el tío ese tiene cargos suficientes como para pasarse varios años a la sombra. ¿Qué pensaban, desmontar con este golpe la infraestructu­ra completa del tráfico de heroína? Vamos, hombre. Simple reparto de influencias. Quitamos a un pájaro del medio, y con eso deberíamos de darnos por satisfechos. El caballo seguirá llegando igual que antes... ¡Coño, otra vez ha perdido el Madrid! ¿Pero ayer hubo liga, Paco?

- Sí, es que la selección juega la semana que viene.

- ¡Ah! Y estos hijoputas se dejan ganar por el Mallorca, ¿no te digo? ¡Más cojones y menos millones!

- Eso, eso.

- Y tú no te rías y trabaja. A ver si terminas el maldito informe de una vez.

Cachazudo, el subcomisario Molinos hipaba de la risa, mientras estiraba el espinazo como tratando de escapar de la silla de diseño. Se giró inquisitivo.

- Por cierto, jefe, ¿por qué llamarán en los periódicos a este tipo don Alfonso?

El comisario Gómez hizo un mohín de incredulidad, se pasó la lengua por sus dientes ultrablancos, levantó la vista paternal.

- Coño, Paco, parece mentira, ¿es que no ves qué periódico estoy leyendo? ¿Cómo no le van a llamar don Alfonso si el tipo fue uno de los que financió la última campaña del partido del gobierno? Dicen que es del Opus, y tenía fama de beato, pero de beato de los de misa y comunión diarias. Luego ha resultado ser un putañero y un pervertido, además de traficante de drogas, de armas y vete tú a saber de qué más. Por supuesto, el periódico del gobierno defenderá su presunción de inocencia hasta el límite. Entre juicios y recursos pueden pasar años, años de don Alfonso y de privilegios carcelarios. Al final, todo termina siendo cuestión de política. Conque los jueces afines no lo pongan mañana mismo en la calle por abuso de autoridad poli­cial...

- Sería lo último, jefe, con lo que nos costó montar esta operación. Vamos, es que si lo hacen, yo dejo el cuerpo.

- ¿Tú que vas a dejar el cuerpo? ¿Y dónde vas a ir, de vigilante a una discoteca? Anda, escribe, y para otra vez a ver si se te ocurren ideas menos brillantes, por poco me liquidan.

- Hombre, jefe, no se quejará, el truco del brujo estuvo bien pensado, ¿no?

El comisario Gómez se estiró en el sofá, tiró el periódico al suelo, suspiró.

- Bien pensado, bien pensado... Ya te daré yo bien pensado. Por cierto, Paco, nunca me lo explicaste, ¿cómo se te ocurrió eso de doctor Kikunoro?

El subcomisario Molinos se giró radiante, abrió los brazos con las palmas hacia el techo.

- Muy sencillo, jefe. La luz se me encendió un día en la consulta del ginecólogo de mi mujer. Es un africano, que se llama Kikanuro y se parece mucho a usted. Así que pensé que, como conocíamos las inclinaciones del tipo y su obsesión por la mujer de ese banquero, no debería ser demasiado difícil embro­llarlo, y por eso se me ocurrió la idea del brujo. Ginecólogo-brujo, ¿entiende ahora? El resto fue fácil, se cambian un par de vocales, para evitar coincidencias indeseables, y se lee uno un manual de magia africana... Después sólo faltaba preparar el anzuelo y el cebo, para ver si el pez picaba, y ya lo creo que picó, ¿eh, jefe?

- Sí, claro, si picar, picó, pero ¿eran necesarios los agujeritos en las cejas para esos colgajos?

- Hombre, jefe, teníamos que resultar verosímiles.

- Claro, como a ti no te los hicieron.

El comisario Gómez se levantó del sofá de la tortura, apretó sus manos contra la zona lumbar, pasó sus dedos por las vendas que le cubrían las cejas, como queriendo restañar las heridas. Miró por encima del hombro del subcomisario Molinos.

- ¡Coño, Paco! ¿Qué es eso de "El doctor Kikunoro, extempo­ráneamente taumaturgo", te crees Valle-Inclán?

El reloj de diseño de la oficina dio seis campanadas.