Comisiones
Cada vez que se crea una comisión es para echarse a temblar. Las comisiones tienen por costumbre reunirse, y sus miembros cobran dietas y pierden horas de trabajo y terminan por elevar informes o propuestas (nunca decisorios) que podría haberlos elaborado una única persona (idónea). Pero si la comisión se llama "de investigación" y se crea en el Parlamento ya es como para salir corriendo y no parar hasta Helsinki. ¿Qué tienen previsto investigar sus señorías? ¿Quiénes cometieron los atentados? Para eso las democracias ya tienen unas comisiones que se llaman Tribunales de Justicia. ¿Si hubo negligencia por parte del gobierno antes del 11 de marzo? ¿Si el gobierno ocultó o falseó información después del 11 de marzo? ¿Si la oposición, con sólido apoyo mediático, manipuló a la opinión publica en el lapso de tiempo que pasó entre la mañana del 12 y la del 14 de marzo? Los hechos son de la suficiente gravedad como para que, en cualquier caso, esa investigación la lleve un juez y no un diputado. No tuvimos suficiente con la infamia y el espectáculo bochornoso que unos y otros dieron en esos días terribles. Los muertos no tuvieron bastante. Ahora también se los arrojarán a la cara. Delante de todos. En el Parlamento.