viernes, 16 de julio de 2004

Profetas

Pocas opiniones menos sólidas y duraderas que las referidas al mundo de la interpretación musical. En las últimas décadas los cambios se han producido a tal ritmo que tratar de establecer dogmas en cuestión tan sensible es garantía de caer en el más atroz de los ridículos. Sólo basta dejar reposar y repasar con perspectiva de unos años.

Resulta didáctico al respecto leer al insigne Harold C. Schonberg en una de sus obras emblemáticas, The great composers, traducida ahora de manera lamentable y en una edición penosa, absolutamente plagada de errores. Uno se siente con ganas de disculpar al crítico porque la mayor parte de estos textos nacieron en los años 60 y 70, pero la forma displicente con la que despacha a la música anterior a 1600 o las referencias a las necesidades de modernizar el "obsoleto instrumentario" de Monteverdi causan auténtica irritación. Por no decir párrafos como el siguiente: "Como correctivo aplicado a la práctica de ejecución de la época romántica, una generación de artistas [por lo menos los considera tales] se formó ejecutando, cantando y dirigiendo a Bach con rigidez mecánica, utilizando ediciones aprobadas y núcleos relativamente reducidos, en un intento de ser 'auténticos', pero en este caso el inconveniente consiste en que la música parece estéril, es decir, se trata de un Bach despojado de humanidad, de gracia, de estilo y de línea" (negritas mías). Desconozco la fecha de escritura de este párrafo (y de otros similares), pero si lo lee hoy, y a poco que conserve un mínimo de honestidad intelectual, Schonberg debería sonrojarse.

Bastante cómicas resultan también sus alusiones a la ópera haendeliana y belcantista. Es posible que hace 30 años fuera imposible prever el rumbo que iba a tomar el gusto del aficionado, pero, precisamente por eso, un poco de prudencia habrían aconsejado el dejar para mejor ocasión frases como la siguiente: "The Beggar's Opera [...] ha tenido una vida más duradera que cualquiera de las óperas de Haendel"; o como esta otra: "Prácticamente en todas las óperas de Rossini y Donizetti y en varias de Bellini, hay trabajo chapucero, autoplagio y cinismo. Ésta es la causa de que la mayoría de las óperas de dichos autores esté olvidada". Todo un profeta.

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