martes, 27 de julio de 2004

Platón

"El trabajo de la comunicación, o sea, de la conservación y divulgación de las imágenes artísticas, produce, guiado por la técnica, los objetos materiales a los que, metafóricamente, denominamos 'artísticos' y 'obras de arte': cuadros, esculturas y edificios, y desde luego también, de forma más complicada, escrituras literarias y musicales y, en nuestros días, fonógrafos y discos de fonógrafos, que hacen posible reproducir voces y sonidos. No obstante, ni estas voces y sonidos, ni los signos de la pintura, de la escultura y de la arquitectura son obras de arte, pues éstas no existen en otro lugar que en el alma de aquel que las crea o las recrea." (Benedetto Croce. Aesthetica in nuce, 1929).

Sorprendente esta formulación de un platonismo absolutamente incontaminado en pleno siglo XX, según el cual cuando miramos un cuadro o escuchamos una sinfonía no estamos ante la contemplación de una obra de arte, sino sólo ante su sombra. ¡Qué dañino el platonismo!

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