jueves, 27 de octubre de 2005

Azules

Cielo de Sevilla (26-10-05)
"Dijo el azul un día:
- Hoy tengo un nuevo nombre. Se me llama
Azul Pablo Ruiz Azul Picasso" (Rafael Alberti)

De los cielos de Sevilla en las tardes claras de octubre, el día siguiente a una jornada de lluvia. Azules intensos, plenos que cantaran (demasiado, ay) los idealistas del Modernismo, como José María Izquierdo, presa por siempre en la Alameda de su tierno y patético error de amor. Azules de pasear entre las sombras estrechas de la judería y no saber cuáles eran aquellos cielos que Romero Murube se lamentaba de haber perdido, porque junto a la gran cruz de forja, sentados en el banco de piedra, el azul, filtrado por el verde de las hojas, se hace tan frágil, tan fluido, tan líquido que desearíamos quedarnos ahí para siempre, divagando sobre ese naranjo cargado de azahar a destiempo. Azules de las grúas y de las norias, de las antenas enhiestas y de las cigüeñas que decidieron quedarse, azules de las calles bulliciosas y de los barrios lejanos y sucios, azul estrépito de las rondas, de las tejas que cantan a la Giralda y de las palmeras cimbreantes de los parques, azul magnolio el de Cernuda y azules los jacarandás y los cernícalos que chillan su amor por las avenidas. Luz azul del sur en otoño. Cielos azules de lluvia en tardes de indefinible tristeza. Transparencias de luna colgada por hilos invisibles, aunque el corazón llore por dentro y un pintor recorra moroso las calles, arrasadas por los orines y la mierda, de una ciudad imposible.

1 comentario:

Paolo dijo...

Uf, un montón. Salgo lo imprescindible.