viernes, 13 de agosto de 2004

Ínsula

La revista que dirigía Víctor García de la Concha dedica su número doble de verano a ofrecer un interesantísimo panorama de la situación de la lengua y la literatura en la España de Isabel la Católica. Del denso material que se ofrece a los curiosos, me gustaría destacar un párrafo de Francisco Javier Escobar Borrego:

"Este granado movimiento [el Humanismo] divulgaba, en beneficio de un horizonte de expectativas más amplio, el conocimiento de la cultura grecolatina, al tiempo que contribuía al creciente ascenso de las lenguas vernáculas. El humanista tenía conciencia de estar disfrutando una beneficiosa época en la que se había consumado la unidad territorial y religiosa de España. Por ello, la lengua castellana debía alcanzar paulatinamente el prestigio de las lenguas clásicas, puesto que había sido el cauce propicio mediante el cual se había producido dicha unificación. El castellano viene a erigirse, por tanto, en el sólido y necesario instrumento del Imperio, según refiere Antonio de Nebrija, siguiendo a Lorenzo Valla, en la dedicatoria a Isabel la Católica en su Gramática de la lengua castellana, de 1492".

La lengua como instrumento de la política. No otro es el empleo que propone el tripartito catalán en su alucinado proyecto de los Países Catalanes. No puede extrañar en absoluto que esto sea así, que en tiempos de posthumanismo la desintegración territorial tenga el mismo fundamento que en su día tuvo la unificación. Lo que no adivino a vislumbrar es el horizonte de expectativas que parecen contemplar con nitidez los nacionalistas [¿"Asia a un lado, al otro Europa/ y allá a su frente Stambul"?].

6 comentarios:

Anónimo dijo...

La lengua, tal como la entienden el tripartito catalán y el resto de nacionalismos secesionistas, es más que un instrumento de la política. Es, como decía Klausewitz, una forma de continuar la política por otros medios. Una forma incruenta para el cuerpo, pero letal para el pensamiento crítico.

Mercè.

Anónimo dijo...

Bueno, si lee lo de "Asia a un lado" (que molestas, España) con acento canario, puede que sea ese su horizonte....

Abrazos,

Er Opi.

Anónimo dijo...

He estado frecuentando blogs catalanes, y he aprendido que la lengua es para ellos una cuestión obsesiva, perentoria, crucial. Y que tienen ideas raras, o que a mí me lo parecen.

La tesis central es que todo el que viva en Cataluña tiene que conocer y usar el catalán; a quien no lo hace se le echa en cara: si alega que es porque no lo domina se le dice (lo he leído) "eso son excusas de mal pagador". Si se remite al hecho de que las dos lenguas son oficiales, también: el bilingüismo es (sic) una excusa que usan algunos para no hablar nunca en catalán. Y el problema (casi sic) es que ellos son demasiado educados y acaban cediendo, en lugar de, como deberían, continuar con el catalán aunque alguien no lo entienda (porque en el fondo lo entiende, o si no es porque no quiere hacer el esfuerzo).

Raro, raro, raro...

Anónimo dijo...

Y preocupante, preocupante, preocupante.
Y agobiante, agobiante, agobiante.
Y totalitario, totalitario, totalitario.
¡¡¡Y que ya está bien, caray!!!
Deberían interesarse un poco más por lo que se dice y no tanto por cómo o en qué lengua se dice.

Harta me tienen estos Goebels con barretina. Soy mallorquina por los cuatro costados, tataranieta de uno de los colaboradores de mossen Antoni Mª Alcover para su Diccionario (uno de los mejores que existen, en cualquier lengua), hablo y escribo el catalán con la misma facilidad que el castellano, pero no estoy dispuesta a comulgar con las ideas pan-catalanistas que pretenden imponer. Y, por supuesto, tampoco me da la gana renegar o postergar el castellano, porque da la casualidad de que también lo considero MI LENGUA PROPIA. Además, como no se la he robado a nadie y tengo la suerte de poseerla legítimamente, tampoco voy a dejar que estos fanáticos incultos me la quiten.

Estamos hablando de lenguas, es decir, de códigos de comunicación que permitan la circulación de ideas, no de ninguna deidad a la que se tenga que servir, adorar y entregar alma, vida y hacienda.

Mercè.

Anónimo dijo...

Ay, Mercé, si no fuera porque me he retirado discretamente de esos blogs (visto lo visto) le pediría prestado el párrafo para pasárselo a algunos por las narices. Aunque tampoco lo iban a entender.

Anónimo dijo...

Todo suyo, Ignacio, puede disponer de ese párrafo como mejor le parezca. Pero, tiene razón, ni lo entenderían.
Se lo digo por experiencia. Ni siquiera he entrado en esas páginas: me basta con las discusiones en persona.

Mercè.