martes, 30 de noviembre de 2004

Muerte

Cuando mi padre murió, yo tenía catorce años y pensaba que el tiempo no me alcanzaría jamás. Era la época de los veranos interminables y el deslumbramiento ante el poder fascinador del sexo. No recuerdo mi adolescencia como un período de rebeldías, turbulencias o rupturas traumáticas. Fue más bien el lentísimo transitar por un paraíso que puso en mi mano los frutos todos de la vida, unos dulces y otros (los menos) amargos, que administré con menos pasión de la convenida y los errores propios de la inexperiencia.

Estudié, leí, jugué, amé, cometí actos viles y nobles de manera casi paritaria, triunfando unas veces y fracasando otras, hasta que un día fui, como todos los hombres, expulsado del Paraíso, y comencé a sentir al tiempo pegado a mis tobillos. En las colas seguían llamándome "muchacho", pero para las instituciones pronto dejé de ser joven y de beneficiarme de promociones, tarjetas y las más variopintas discriminaciones positivas, a las que casi nunca recurrí.

Trabajé, seguí estudiando, leyendo, jugando y amando, fui padre y sentí al tiempo trepar por mis piernas hasta la cintura. De pronto noté que en la frutería me llamaban "señor", la distancia a la red había aumentado inverosímilmente y me sorprendí dando explicaciones que ni yo creía en el despacho de un jefe de estudios de secundaria.

Ahora miro hacia atrás y mis recuerdos abarcan más años que los que me quedan, según lo que la ciencia demográfica otorga como esperanza de vida a los varones españoles de mi generación. Siento ya las cosquillas del tiempo en las lumbares y desde hace un par de años, la muerte se ha convertido en una sombra cotidiana. De pronto, gente a la que conocí y a la que quise ya no está, ha desaparecido, y los hospitales, los tanatorios y los cementerios se han convertido en lugares más habituales que los pubs o las pistas de tenis. Y sé que ya nunca dejará de ser así. Que se encadenarán los entierros como las borrascas en el otoño, hasta que un día un rayo me alcance y me parta por la mitad. Para entonces, espero estar seguro de haber vivido.

23 comentarios:

it dijo...

Pues sí que.... vaya! (¡atrévase Ud. a morirse antes que yo y prepárese a tener una eternidad movidita... tacaño!)

Saf ;-))

Anónimo dijo...

Um... queda justo un mes para mi cumpleaños. ¡Ay el tiempo! últimamente estoy reñida con él.
Gin

Bo Peep dijo...

Bellisímo. Lo sabes, supongo.

Paolo dijo...

¿Tacaño, Saf? ¡Uy, uy, uy, cómo cuente yo una cosa que me sé!

Felicidades anticipadas, Gin. Me parece que naciste el mismo día que mi hermano...

Gracias, Bo y Artaher. He tenido que corregir una frase que no decía lo que quería decir (a quienes me conozcan les habría llenado de zozobra...).

it dijo...

Vaaale... cambio "tacaño" por ¿"administrado"?? (bocazas indecente!!)

Saf ;-))

Cuando mi padre murió yo tenía 26 años y, desde entonces, pido a la muerte que me alcance cuando quiera. En cualquier caso estará bien.

Paolo dijo...

Pos no. En cualquier caso, estaría fatal de los fatales. Si estoy viendo que al final me voy a tener que enfadar, y usted todavía no me ha visto a mí enfadado (advierto)...

Anónimo dijo...

La declaración de Saf poéticamente está muy bien peeeeero... yo es que no querría morirme todavía. En realidad no querría morirme nunca pero si puedo elegir me gustaría que fuera cuando realmente hubiera hecho algo digno de una vida.
Gin

it dijo...

A ver, a verrrrr.... que me voy un día y se amontonan Uds. que parecen la pira humana esa que hacen en Cataluña...

Primero, para LMVN: Será un placer... verle a Ud. enfadado o sin enfadar ;-p (y además, amigo mío, Ud. no me da miedo pero... debería NO-tentarme. Es una imagen muy sugerente la de una araña coloradota abriendo y cerrando las tenazas mientras los ocho ojos te miran abrasadores)

Arti: No creo haberme contradecido nunca sobre este tema. Verá, vivir me parece bien. Pero morirme, también. Es más, trataré de morir -cuando eso llegue-, como he vivido: con ganas.
Y quizá lo que le extraña de lo que he dicho tiene una explicación; no me asusta.
No me da miedo la muerte (me dan miedo otras cosas como: la maldad de las personas, la frialdad, el cálculo, no ser valiente ante el dolor o lo difícil, etc, etc, ...).
Tengo el íntimo convencimiento (personal, no religioso -que también-) de que "lo bueno, bueno" no está aquí; sino después.

Y con esto no quiero decir, en ningún momento, que no me apasione la vida. Me encanta. ME ENCANTA.

Y por último... de morirse la araña antes que yo ¡nada de nada!

Saf ;-))

Anónimo dijo...

Art, con que se mordieran mutuamente ya estaría arreglado. :-)
Gin

Paolo dijo...

¡Ah, bueno! Si se trata de eso, por mí no hay problemas. A ver, Gin, ¿por dónde empiezo?

Anónimo dijo...

¡Ay! Pues por donde más le guste, hombre. Será por sitios...
Gin

Paolo dijo...

¿Por dónde más me guste? ¡Jo, como si fuera tan fácil escoger! ¿Y no puedo hacer como el lobo con Caperucita y la abuelita?... (¿Haría usted el favor de mantener alejado al cazador, lo haría usted por mí, Gin?)

Anónimo dijo...

Art, el canibalismo me parece fatal, que yo soy vegetariana.
Señor araña, usted no se preocupe que ya le entretengo yo al cazador; eso es fácil.
Gin

it dijo...

¡CÓMO! ¿Comiendo sin mí??? ...goistas!

D.Paolo, aprovecho este momento de tranquilidad para darle mis más sentidas enhorabuenas por la maravilla que ha escrito Ud. sobre Marais. ¡Qué maestría, qué erudición, qué manejo de las fuentes y qué personalísima interpretación personal!
Me ha encantado.
Tengo que comunicarle, así mismo, que he secuestrado a la mayoría de kioskeros de mi ciudad para quedarme con todas las ediciones del Pais del otro día.
¡Es Ud. un monstruo (en todas las acepciones de la palabra)!

¡Ah! ....y si quiere morder... ahí tiene a Gin, que es la de las idéas.

Saf ;-))

Paolo dijo...

¿Marais, Saf? Usted me confunde...

Y hay algo que no entiendo. Me llama monstruo, pero luego no me deja morder... ¿En qué cuento de hadas se ha visto eso?

it dijo...

En... ¿"El Mago de Oz"???

A verrrrr, D.Paoliño, que ésto está muy parado... ¡déle caña al blog, que somos muchos los adictos que estamos esperando el siguiente post!

¡jopé...!

Saf ;-pp

Anónimo dijo...

Por lo menos libérele una mano, mujer.
Gin

it dijo...

Pe,pe,pe, pero... ¿¿SE PUEDE SABER Q-U-E les lleva a pensar semejante cosa?????

¡¡Aquí la araña QUIÉN es?!!! -A Uds. no les ha debido picar una nunca.... por lo que veo... Pondrían sus sospechas en otro lado...

Saf(dolidísimaaaaa)

it dijo...

¡Pero bueno.... ¿Qué pasa aquí?!
¡ESTO PASA YAAAAA DE CASTAÑO OSCURO!

A ver, D.Melómano, alguna explicación tendrá (y que sea de las buenas, de las inexcusables, de las plausibles...) porque... ¡esta desidia! ¡este abandono! ¡este no colgajear posts! es, es, es, es... ¿acoquinante? (me faltan palabras).

Haga Ud. el favor de retomar las riendas de este festín, porque de las viandas ya solo quedan los huesos, las cáscaras y los pipos. Y si no habrá que tomar medidas (90-60-90) para llevarle a Ud. a la buena senda.
Eso.

Saf ;-))

Anónimo dijo...

A ver, yo tenía entendido que las arañas no hibernan, pero empiezo a pensar que ésta sí y que ha decidido tumbarse a la bartola lo que queda hasta la primavera y dejarnos aquí atrapados en su tela hasta que vuelva el calorcito.
Gin

it dijo...

Sá.
Y ya que lo menciona (yo no me atrevía a decirlo...), es que las arañas son BICHOS. ;-ppp

Paolo dijo...

Gracias, Jacaranda. A las arañas les encantan las jacarandas (aunque prefieren decir los jacarandás, quisquillosas que son).

Roberto Iza Valdés dijo...

no me mires con cara de chincha Roberto Iza Valdés