lunes, 15 de octubre de 2007

Ut psallendi materiem discerent

Diccionario de RousseauDe Rousseau es bien conocida su faceta como el pensador que hizo un hueco al sentimiento en el universo racionalista de los ilustrados, pero su tarea como músico téorico y práctico ha sido a menudo ninguneada, cuando no directamente repudiada. Se recuerda su papel en la famosa Querelle des Buffons, como defensor de la música italiana frente a la francesa, que representaba Rameau, o lo que es lo mismo, el dominio de la melodía frente al de la armonía. Se han destacado (lo hizo el mismo Rameau) sus errores en los artículos musicales de L'Enciclopédie, que él mismo reconocería con modestia. Al fin y al cabo, Rousseau se tuvo siempre por un músico aficionado, que se atrevió sin embargo con el género lírico (sabido es que despreciaba la música instrumental). El intermezzo en un acto Le devin du village ha alcanzado cierta relevancia en nuestros días. Tenemos por aquí el libreto y hasta dos grabaciones discográficas, la clásica de René Clemencic y una nueva, de cuya existencia no tenía noticia hasta hoy, registrada en CPO. Pero la labor de Rousseau en torno a la música adquiere un valor extraordinario con su Diccionario, que cosechó, antes incluso de su publicación en 1767, todo tipo de improperios, pese a lo cual tuvo extraordinaria circulación en la Europa de su época y fue a menudo plagiado de forma escandalosa hasta por los mismos que lo denostaban. Todo ello puede leerse en la estupenda introducción que escribe José Luis de la Fuente Charfolé a su traducción de la obra para la primera edición que de ella se hace en castellano, y que acaba de presentar el sello Akal, un hito de especial significado si se tiene en cuenta que hasta ahora sólo existía una traducción completa al inglés (muy antigua además) y algunas breves antologías en otros idiomas.

Para mí, esta edición supone un extraordinario regalo (en todas las acepciones posibles del término), pues por encima de los posibles prejuicios del autor, lo que queda es una prosa de una elegancia que invita a leerlo de principio a fin, como una novela. Así lo dijo Charles Burney en una carta a Pierre Guy: "M. Rousseau será, por así decir, el héroe de esta historia y además he de decir afortunadamente al público que entre tantos miles de libros que se han escrito al respecto, su Carta sobre la música francesa y su Diccionario de música son prácticamente los únicos que se pueden leer con gusto, por lo que hemos de convenir que ha procurado mayor bien a la música que todos los escritores juntos, en lo concerniente al buen gusto y al refinamiento de este arte". Dicho queda.

Bastan dos ejemplos, el comienzo de dos entradas especialmente ricas en posibilidades lexicográficas, para entender el placer que cualquier buen paladeador de las artes literaria y musical puede obtener de este volumen:

música. Arte de combinar los sonidos de una manera agradable al oído.

melodía. Sucesión de sonidos de tal manera ordenados según las leyes del ritmo y de la modulación, que produce una sensación agradable al oído. La melodía vocal se llama canto, y la instrumental, sinfonía.
Nuestros oídos quedan agradablemente impresionados.

1 comentario:

Er Opi dijo...

Pues no sabía que había salido, otro pa´l saco (¿cuándo se pueden leer tantos libros?). Por cierto, no te había agradecido la referencia al libro de Mithen sobre los orígenes de la música y el lenguaje. Creo que entre hoy y mañana ya lo acabo y me está gustando muchísimo.

Abrazos,

Er Opi.