jueves, 5 de abril de 2007

Torso de Apolo arcaico

Para J., Rilke servía como una especie de gran vademécum en el que siempre hallaba sin esfuerzo la imagen capaz de penetrar en su estado de ánimo, de cifrar y poner en orden sus obsesiones, de encontrar palabras para aquello que más hondo sentía. A menudo bastaba con abrir uno de sus libros de poemas y dejarse llevar por el azar; en sus metáforas ambiguas, en su abigarrado y hermético universo de constantes proyecciones turbulentas bastaba con trastocar el orden de un verso, con añadir una preposición o variar el sentido de un sustantivo para crear algo nuevo que lo señalaba con el dedo.

Llevaba todo el día sin poder liberarse de la voz de Debbie Harry, que cantaba aquello de "...You've got to see her/ Go insane and out of your mind...", y era el gesto bergmaniano de Gena Rowlands en Otra mujer el que se le aparecía una y otra vez, como guiando sus pensamientos. Todo daba vueltas, el diluvio del día antes, el insomnio, la desesperación, Rowlands, Woody Allen y ahora el libro de Rilke en aquella vieja edición bilingüe que salvó de la guillotina de los restos de serie; y mientras en su cerebro, azul como el hielo y el deseo, seguía resonando la voz de fuego, "...Won't come in from the rain...", sus ojos resbalaron por el torso de Apolo para acabar sobre una línea que inconscientemente reinterpretó a su gusto, "pues no hay en ella un punto en que no te vea", y de pronto fue de nuevo la lluvia, inocentemente cayendo sobre su pelo encendido, sobre la piedra centenaria.

Archaïscher Torso Apollos

Wir kannten nicht sein unerhörtes Haupt,
darin die Augenäpfel reiften. Aber
sein Torso glüht noch wie ein Kandelaber,
in dem sein Schauen, nur zurückgeschraubt,

sich hält und glänzt. Sonst könnte nicht der Bug
der Brust dich blenden, und im leisen Drehen
der Lenden könnte nicht ein Lächeln gehen
zu jener Mitte, die die Zeugung trug.

Sonst stünde dieser Stein entstellt und kurz
unter der Schultern durchsichtigem Sturz
und flimmerte nicht so wie Raubtierfelle;

und bräche nicht aus allen seinen Rändern
aus wie ein Stern: denn da ist keine Stelle,
die dich nicht sieht. Du musst dein Leben ändern.

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