Melancolía
Durante siglos la música británica se distinguió de la continental por su especial gusto por las consonancias imperfectas (terceras, sextas) frente a las consonacias perfectas paralelas que eran mucho más características del resto de Europa. Era una música biensonante, de sonoridades dulces, elegante, sencilla, sin disonancias ni estridencias. En correspondencia, en las islas se desarrollaron de forma muy destacada los instrumentos de timbres leves y acariciantes, como los del broken consort (esto es, conjunto de instrumentos de familias diferentes) para los cuales Thomas Morley previó su First Book of Consort Lessons, que publicó con obras propias y de otros grandes maestros de su tiempo en 1599. Se trataba de una mezcla de tres instrumentos de cuerda pulsada (laúd, pandora, cítola), dos violas da gamba (una soprano y otra bajo) y una flauta dulce. Aunque hoy pueda resultar extraña, la combinación era muy habitual en la época, como demuestran otras colecciones coetáneas (las Lessons for Consorts de Philip Rosseter, diez años posterior, sin ir más lejos) y la documentación que ha quedado sobre famosas veladas musicales, como la que el duque de Hertford dedicó a Isabel I en 1591.
El conjunto La Caccia, que dirigen el laudista Philippe Malfeyt y el flautista Patrick Denecker, ha tenido muy en cuenta la tradición del delicado sonido inglés para este disco del sello Ricercar dedicado al primer libro de Morley, en el que todo es un puro abandono hedonista, donde nada está violentado ni forzado. Lejos del patetismo torturado de visiones más profundamente románticas y turbadoras, hasta las célebres lágrimas de Dowland resbalan por nuestros oídos con el placer que sólo se obtiene de la dulce melancolía.
Lachrimae Pavin, de John Dowland. La Caccia. Patrick Denecker. (Ricercar)
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