Oxímoros y sarcasmos
Carlos Martínez Gorriarán en su blog de Basta ya:
EL PNV Y LA VIOLENCIA
La agresión sufrida por Antonio Aguirre y otros seis miembros del Foro Ermua cuando acompañaban al abogado del colectivo –que es acusación particular en el caso seguido contra Ibarretxe por sus reuniones con Batasuna- a la Audiencia de Bilbao, ha vuelto a poner en evidencia la cara menos amable del PNV, también la más auténtica. No sólo por la ya famosa patada a los genitales del ciudadano Aguirre perpetrada por el energúmeno llamado Alejandro Aramburu Corral -concejal del partido, ex ertzaina y otras cosas que van conociéndose; nada que ver con un espontáneo incontrolado-, sino sobre todo, a mi juicio, por la reacción ante los acontecimientos del Gobierno Vasco y del PNV.
La cosa merece analizarse con cierto detenimiento, sin dejarnos distraer por las explicaciones al uso según las cuales el tal Aramburu Corral es un vejete exaltado que habría actuado irreflexiblemente. Por el contrario, su actuación es una expresión muy genuina de una mentalidad profundamente arraigada entre las bases del partido racista de Sabino Arana: la creencia de que, como legítimos propietarios ancestrales de Euskadi, su poder no debe respetar otro límite que el impuesto por la impotencia o la coerción.
En primer lugar, su partido se ha apresurado a protegerle, renunciando a pedirle cualquier responsabilidad y haciendo piña con ese elemento. En segundo lugar, la portavoz gubernamental Miren Azkarate aprovechó una comparecencia pública para acusar a los agredidos de agresión, poner en duda la versión del propio Aguirre, quitar cualquier relevancia a la protección que la Ertzaintza dio al posible delincuente y, llevando al paroxismo esta concatenación de perversiones simultáneas de los hechos y de su deber, acusar a los siete miembros del Foro Ermua de ¡un recién inventado “delito de contramanifestación”! La Ley del Embudo aplicada como norma fundamental.
En resumen, Azkarate -otro personaje surgido del paquidérmico mundo académico del eusquera, elevada al cargo de portavoz por, como ha quedado acreditado, su absoluta falta de empatía con el otro, su culto a la razón de partido, su desprecio de la verdad y la consiguiente defensa intransigente de cualquier ocurrencia del lehendakari- ha traspasado sin el menor pudor la barrera que separa su cargo institucional de portavoz gubernamental de la militancia partidista más sectaria. Además, ha tergiversado absolutamente la naturaleza y razón de la presencia de los siete miembros del Foro Ermua, les ha negado de modo explícito el derecho a ocupar y usar la calle y los edificios públicos, reservados por lo visto a las exclusivas conveniencias del nacionalismo, y finalmente ha derrapado en la invención de un ridículo delito de contramanifestación.
Un derrapaje hacia los modos, retórica y prácticas de los gobiernos más desnudamente dictatoriales. Acusar de agresión y gamberrismo al pequeño grupo que ha sufrido las agresiones físicas y los ataques verbales de un grupo mucho mayor, y todo ello ante la evidente pasividad de la Ertzaintza –reducida en este caso al papel de guardia pretoriana del PNV, capaz de permitir la comisión de delitos si ello conviene al partido-, es una línea argumental característica de, pongamos por caso, el gobierno cubano cuando justifica la persecución y encarcelamiento de los disidentes pacíficos. De estar en los años cuarenta, Azkarate habría sido perfectamente intercambiable por cualquier portavoz del gobierno franquista, de una dictadura sudamericana o de algún sombrío Estado soviético.
Abandono de las obligaciones más elementales de cualquier gobierno democrático; sometimiento de la actuación policial al interés directo del partido gobernante; desaparición de la frontera entre partido y administración pública; impunidad de la agresión contra ciudadanos disidentes desamparados; uso de la portavocía oficial para manipular a la opinión pública tergiversando el sentido de hechos inequívocos, afortunadamente documentados por varios vídeos que pueden ver y bajar de internet millones de personas (¿para cuándo un homenaje al silicio democrático?), como los que hemos puesto hoy en portada: todos esto está presente en la reacción del nacionalismo institucional a los sucesos registrados en la Audiencia de Bilbao. Y todos ellos son rasgos típicos de partidos totalitarios y de regímenes dictatoriales. Se puede relativizar la importancia de los hechos porque, al fin y al cabo, Antonio Aguirre vive para contarlo, no ha sufrido heridas de importancia y no está encarcelado a la espera de un juicio sin garantías, pero el sentido de esta reacción desaforada, la lógica que la anima y la clase de concepción política que expresa, no debe ser minusvalorada. Yo no pienso colaborar a hacerlo, al menos. Obispos y socialistas hay que vienen a pedirnos pelillos a la mar, afeando de paso la conducta de los “provocadores”.
La relación del PNV con la violencia, válida si favorece su causa, o su intolerancia de las reglas democráticas, no son cuestiones menores. Aunque se comporte como un partido pragmático que respeta las instituciones al modo convencional, basta un incidente para que rebroten las profundas raíces de intolerancia, antiigualitarismo y cazurrería antidemocrática que sembró Sabino Arana. La confusión del país con una finca o batzoki donde apenas se tolera a los de fuera de casa –recordemos que la imputación principal, insultos aparte, era “no sois vascos”- emerge de modo prístino no sólo en la reiterada negativa de Ibarretxe a que la Justicia pueda controlar sus actos de gobierno, algo típicamente dictatorial, sino en la violenta indignación que el asunto provoca en las masas militantes y en la gestión antidemocrática de las consecuencias de esta brutalidad emprendida por el partido y su gobierno, dos brazos de un mismo cuerpo con idénticos afanes de dominación y hegemonía.
Visto lo visto, hablar de nacionalismo democrático es o bien un oxímoron, o un sarcasmo, o una concesión impropia. No hay nacionalismo democrático, ni hay democracia que pueda soportar una dosis excesiva y prolongada de esa irracionalidad organizada.
2 comentarios:
No había visto las imágenes aún. Tengo la piel de gallina y estoy con lágrimas en los ojos ahora mismo.
Un abrazo,
Er Opi.
Pues detallitos como este son habituales en esas tierras de demócratas y hombres de paz, Opi.
Lo humillante, lo vergonzoso es que el PSE se haya negado a condenarlo, el PSOE se haya callado y el gobierno..., bueno, el gobierno ni dice ni hace,tolera todo para evitar males mayores, como dijo ZP en frase memorable.
¡Qué vergüenza!
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