martes, 22 de mayo de 2007

Ammore, brutto figlio de pottana


Oh cielo, oh ammore fue, allá a principios de los 90, un impacto directo al gusto establecido y anquilosado de cantatas luteranas y conciertos ritornelli. La voz inigualable de Pino de Vittorio, la frescura y la anarquía aparente de las creaciones napolitanas constituyeron la llave para penetrar un universo mestizo en el que las tradiciones más diversas se fundían hasta confundirse. Ortodoxia y heterodoxia daban como resultado una ortodoxia diferente o hacían de la heterodoxia el principio que sustentaba un orden nuevo. Ante una cantata en lengua napolitana uno no sabe si está asistiendo a un espectáculo de la commedia dell'arte o se encuentra en medio de una ceremonia religiosa, si está dentro de un palacio habitado por la hueca resonancia de los siglos o pasea por una calle que huele a sardinas asadas, si es una voz educada en las reglas del canto más académico o la de un trovador popular la que te seduce, si sobre la escena se adivina la sombra de un arrogante soldado español o es una máscara de carnaval la que se burla en la plaza del virrey a caballo. En la Nápoles barroca (o en su imagen literaria), orden y caos se hacen indistinguibles.

Marco Beasley y Guido Morini han sabido recoger como nadie el espíritu de los Turchini en este disco que nos vuelve a ofrecer esta singular cantata de Alessandro Scarlatti, de tan significativo título como libérrima concepción. Aquí el recitado se mezcla con las partes líricas (ariosos y arias se las llama, pero quién las distingue) como la aristocracia con la plebe en época de Carnestolendas.

Lattuca bella non nasce affè
Cchiù tenerella 'e comme si tu
Bella 'mbriana, vòtate a mme,
Saname, sana, saname tu.


Ammore, brutto figlio de pottana, de Alessandro Scarlatti. Marco Beasley. Accordone. (Cyprès)

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