lunes, 3 de abril de 2006

Straight

Richard Farnsworth como Alvin Straight en Una historia verdadera de David Lynch
En 1994, Alvin Straight se embarcó a sus 73 años en una aventura que lo llevó por poblados, granjas, llanos y montañas desde Laurens (Iowa) hasta Mt. Zion (Wisconsin) montado en una cortacésped John Deere a la que acopló un pequeño remolque con las cosas imprescindibles para el viaje. Su odisea, emprendida con el objetivo de reencontrarse con un hermano gravemente enfermo con el que no se hablaba desde hacía diez años, duró seis semanas, y sobre ella hizo David Lynch su película más sobria, limpia, elegante y emotiva. The Straight story se tituló en España Una historia verdadera y en ella Lynch, tan acostumbrado a retratar el lado oscuro del ser humano, nos ofrece la cara más decente y presentable de nuestra especie. En su periplo, el viejo Straight sólo encuentra a gente encantadora, dispuesta a ofrecerle su comprensión y su ayuda.

Mirando atrás, compruebo que mi vida ha estado llena de gente así, que el mundo está lleno de gente así. Que cada vez que nos caemos o nos damos un buen coscorrón, sea donde sea que eso nos pase, hay muchísima más gente dispuesta a tendernos la mano y curarnos la herida que a pisarnos el cuello o a mirar para otro lado. Hay días en que me obligo a pensar así, porque está claro que no todos tienen la misma suerte.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífica película, y magnífica historia. Yo la vi en casa, con mi hijo de nueve años a mi lado, y aunque no creo que entendiese del todo el mensaje (a él le impresionaba más la hija del Sr. Straight, y el viaje le parecía una maravillosa aventura), creo que su madre y yo conseguimos que viese que, más tarde o más pronto, todos necesitamos a alguien que nos ayude en nuestro camino, y que es maravilloso sentir que lo haces sin otra recompensa que la de la satisfacción de tender una mano franca y sentir el calor de los demás que la aceptan. Vivimos desgraciadamente en un mundo en el que los valores esenciales (tal y como yo concibo la dimensión del hombre) van deslizándose peligrosamente por la pendiente de la apatía general y la autocomplacencia, y nos falta tiempo para hablar de ellos, para compartirlos con los demás, sobre todo con los más pequeños. ¡Ójala sepamos regalar a los que nos siguen la importancia de la una mirada y un corazón limpio y generoso!. Aunque hoy, no esté de moda dar, sino recibir.

Me ha gustado mucho leerle. Volveré a ver la película en cuanto pueda.

Jesús Miramón dijo...

Sí, ante noticias tan terribles como la que referencias (y tantas otras), es necesario mirar atrás y también a nuestro alrededor para darnos cuenta de que, afortunadamente, existen muchas más personas buenas que malas. Es algo que constato cada día en mi trabajo (un trabajo que consiste básicamente en tratar con la gente). Pero basta con que imaginemos, a esta misma hora de la noche, lo que sucede en el pasillo de cualquier hospital, todos esos familiares durmiendo en los incómodos sillones de la habitación junto a su ser querido; o las comunidades de inmigrantes sin papeles, esos pisos donde los dos o tres que trabajan alimentan a los quince que viven en ellos. Existen innumerables ejemplos cotidianos, de cada día. Como bien dices, Paolo, el mundo está lleno de gente así. Es bueno saberlo.

Paolo dijo...

Gran película, Almach, sí, y muy importante lo que dices acerca de los modelos, pues creo que uno de los mayores fracasos de nuestra generación es ese, el de no haber sabido conjugar el goce de la libertad y del bienestar que disfrutamos con el ofrecimiento a nuestros hijos de modelos de vida responsable. Demasiado rápido todo, demasiado poco tiempo para nada.

Estoy absolutamente convencido de eso, Jesús, pero ante casos tan terribles, tan inconcebibles para mí, te aseguro que tengo que hacer un gran esfuerzo para convencerme realmente de que es así. Por eso escribí este post.

Anónimo dijo...

La educación de los hijos es una de las tareas fundamentales de los padres y coincido con usted en su vital importancia. Esta mañana leía un informe de uan fundación acerca de la juventud española y la definición que hacen de ellos mismos los jóvenes (egoístas, adictos al televisor, consumistas, etc.)debería ser uns serio aldabonazo para las autoridades educativas y, por supuesto, para los padres.