Tarántula
La tarántula (Lycosa tarentula) es uno de los animales con más injusta mala fama del mundo. Mortal para sus presas, no por la fuerza de su veneno, sino por la potencia de sus mandíbulas y la precisión para alcanzar justo el centro de las transmisiones nerviosas cerebrales, para el ser humano es prácticamente inofensiva, pues su picadura sólo provoca una sensación de dolor local que puede ser intensa, pero remite en poco tiempo.
Sin embargo, esta araña de aspecto especialmente siniestro ha sido asociada durante siglos en la imaginación popular de buena parte de Europa con graves trastornos físicos, que llegaban a ocasionar incluso la muerte. Las descripciones de los males ocasionados por las tarántulas coinciden en señalar que a una primera sensación de dolor no especialmente agudo, seguía, a medida que pasaban las horas, una intranquilidad creciente, que derivaba en dificultades respiratorias, convulsiones, desmayos y auténticos ataques de locura que, si no eran convenientemente tratados, producían la muerte del paciente. Nada de esto puede asociarse con la picadura de una tarántula, aunque sí con la de otra araña, de mucho menor tamaño, con la que comparte hábitat. Se trata del Latrodectus tredecim guttatus, que inyecta en sus víctimas una sustancia química, el alfa-latroxina, que puede llegar a provocar graves perturbaciones en el ser humano, similares a las que durante mucho tiempo se adscribieron a las producidas por su inocente vecina.
Otro de los efectos que durante siglos se atribuyeron a la picadura de la tarántula era el de la caída del afectado en un estado general de melancolía, que solía relacionarse también con algún tipo de decepción amorosa, hasta el punto de que había mujeres que fingían haber sufrido la picadura de una tarántula para someterse al remedio que por entonces se consideraba más eficaz, la cura de tarantismo. Hasta hace no mucho, estas sesiones seguían celebrándose en la región de Nápoles y la Apulia, al sur de Italia, y consisitían en una de las prácticas de musicoterapia más antiguas que se conocen. Identificado el problema (habitualmente, una mujer joven que caía en un estado de sopor melancólico), se invitaba a un conjunto de músicos a la casa de la paciente. Los músicos se situaban en torno a su lecho y comenzaban a interpretar una danza en ritmo de seis por ocho, primero de manera lenta, para ir incrementando la intensidad y la velocidad poco a poco. En un momento dado, la paciente se levantaba y empezaba a bailar frenética y lúbricamente al ritmo de la danza, hasta terminar cayendo agotada otra vez sobre la cama. Volvía el estado de sopor. Volvían los músicos a tocar su lenta melodía, y el proceso se repetía, con sólo algunas breves paradas para comer y dormir, durante días, hasta que se consideraba que la paciente recuperaba la normalidad, y se la daba por curada.
Al parecer, la primera sesión de tarantismo documentada se celebró a finales del siglo XIV en Tarento. De ahí que la danza sea conocida como tarantela y el animal que ocasionaba el mal como tarántula, aunque existen otras versiones para explicar el origen etimológico de ambos términos. Durante siglos se celebraron estas ceremonias en todo el sur de Italia, con el disgusto de la Iglesia Católica, que no tuvo más remedio que aceptarlas, pero que determinó que la curación de las pacientes no se debía en realidad a los efectos de la música, sino a la intercesión de San Pablo. En fin, la misma obsesión por el control social de siempre.
Lo cierto es que la tarantela se convirtió en una forma habitual de la música popular del sur de Italia durante el Renacimiento y el Barroco, y su influencia sobre la música culta está perfectamente documentada, como muestra este disco, tercero del conjunto L'Arpeggiata de Christina Pluhar, que se convirtió hace sólo tres años en un extraordinario éxito internacional. En mi opinión es uno de los mejores discos, de cualquier tipo de música, que se hayan grabado nunca, aunque su alcance real sólo se entiende cuando se tiene la suerte de ver al grupo en directo y uno tiene la ocasión de escuchar a Lucilla Galeazzi cantar a pleno pulmón ese Ah, vita bella! capaz de acabar con cualquier pena de amor que pueda llegar uno a imaginarse.
S'e fatta mezzanotte, una notte scura scura,
S'e fatta mezzanotte, dorme la luna.
S'e fatta mezzanotte, ma era in pieno giorno,
Di colpo mi si è spenta la luce intorno.
S'e fatta mezzanotte ed io non so perché!
Ti piacevano le salsicce, mo' non le mangi più...
Ti piacevano le ciliege, mo' non le mangi più...
Ti piaceva fare all'amore a tutte quante l'ore
Ah, vita bella! Perchè non torni più?
Ti piaceva il pane caldo, ti piaceva pasta e fagioli;
Ti piaceva la tua famiglia, ti piacevano i tuoi figlioli...
Ti piaceva la festa e ballo, ti piaceva andare a cavallo,
Ah, vita bella! Perchè non torni più?
Ti piaceva la campagna, mo' non la guardi più...
Ti piaceva il profumi dei fiori, mo' non lo senti più...
Ti piaceva stare a guardare il sole quando si tuffa il mare...
Ah, vita bella! Perchè non torni più?
Y, aunque haya momentos en que pueda parecerte imposible, la vida acaba volviendo. Siempre.
8 comentarios:
Claro queda el tratamiento de la doncella que sufrió la picadura. Pero... ¿Como sanó la araña? Aunque lo importante es que la vida haya vuelto y no el como....
Egonauta
Es usté un lujo, Don Paolo.
Magnífica su exposición tarantélica. Hermosa forma de afrontar la melancolía.
No le niego que ando ya detrás del disco que recomienda. Como siempre, gracias. Enriquece usté admirablemente mi pobre musicoteca.
No se arrepentirá, amiga Oruga, se lo aseguro. Cuando lo tenga, no se olvide de pasarse por aquí y dejar su opinión.
Amiga Oruga, aquí lo encuentra a un precio muy apañadito: http://www.diverdi.com/tienda/detalle.aspx?id=4234
Gracias, caballero. :)
Ya tengo en mis manos L'Arpeggiata.
Magnífica, Don Paolo, magnífica. El disco tiene un punto de tristeza que, sin embargo, me sugiere tanta serenidad, tanta calma... ha sido un verdadero gustazo pasar la tarde entre sus notas.
Perdone, Don Paolo, he estado buscando su mail infructuosamente. Quería mendigarle algún "repertorio" personalísimo de "escuchas imprescindibles" de música clásica, si fuese usté tan amable de brindarmelo...
Señorita Oruga, le he mandado un mail a la dirección que he encontrado en su blog, no sé si la mantiene operativa.
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