sábado, 2 de abril de 2005

Papa

Hoy, a las 21 horas y 37 minutos, ha muerto en Roma a los 84 años de edad Karol Wojtila, después de 26 años, cinco meses y diecisiete días de reinado con el nombre de Juan Pablo II. Sus últimas apariciones públicas, por voluntad propia o de la gerontocracia vaticana que lo custodiaba, han sido sencillamente patéticas, si no crueles. Frente al discurso de quienes pretenden que ha sido una forma de llamar la atención sobre la dignidad de enfermos y ancianos (habitualmente invisibles en el seno de nuestra sociedad), yo sólo he visto la reafirmación católica del sufrimiento, el dolor y el martirio como un bien deseable. No tardarán en llegar las peticiones de beatificación, que él mismo impulsó de manera desconocida hasta su pontificado: 1.338 beatificados y 482 canonizados, más que todos sus predecesores en los últimos cuatro siglos juntos. Lo deja todo atado y bien atado: de los 119 cardenales con derecho a votar a su sucesor, 116 han sido nombrados por él. Sólo el paso del tiempo dará la perspectiva necesaria para enjuiciar el lugar que ocupa en la historia, hoy día absolutamente hipertrofiado.

14 comentarios:

it dijo...

Quizá porque he visto morir gente de mucho caracter... quizá porque comprendo que hay cosas que no entendemos, razones que se nos escapan, certidumbres que sólo lo son con el paso del tiempo..... no puedo más que respetar la manera en que Wojtila quiso vivir y morir.
Un hombre que ha llevado sus creencias y su filosofía a la práctica, a costa de un gran esfuerzo y voluntad personal. Através de las críticas, de la enfermedad y de la oposición frontal muchas veces.

Hoy, para los creyentes, es un día de despedida. Decimos adiós a nuestro Papa y también a un hombre admirable y luchador. Empecinado, deportista, músico, poeta, paciente... por fin a dejado de sufrir. Descansará.
Y cómo creemos (los que creemos) pasará a una Vida plena y mejor.

Y mientras tanto... aquí... seguiremos repartiéndonos el mundo...

Saf

it dijo...

falta una "h" en mi comentario anterior.... que conste. ;-))

Saf

Paolo dijo...

Hola, Donna. A mí también me ha parecido todo bastante poco edificante. Lo del gusto por el morbo del mundo católico me resulta sencillamente enfermizo. Y este falso llanto colectivo me pone de los nervios, para qué mentirte.

Porma----, me parece que no estoy de acuerdo contigo, pero sería largo y ahora no me apetece nada.

Saf, no juzgo al hombre como tal, allá cada cual con su vida y su muerte, sino su figura pública, política y lo que representa, que por desgracia supera con mucho el ámbito de los creyentes.

it dijo...

(..)sino su figura pública, política y lo que representa, que por desgracia supera con mucho el ámbito de los creyentes.

¿su figura política?
Ahí está la diferencia en la percepción: el Santo Padre es cabeza de la Iglesia y como tal, con su autoridad moral sobre los creyentes ha podido "influir" en las personas política y económicamente importantes.
Pero su figura es espiritual.
Y siguiendo la doctrina y su propia manera de entenderla se ha comportado -sin salirse un ápice de lo que él creía-.

No veo falsos llantos y sí una tristeza verdadera.
Wojtila deja una huella enorme y será dificil para el que le preceda.

Y sobre lo que le parece edificante o no.... ¿No cree Ud. que quizá, lo que anhelaba el Papa era, que en una sociedad de consumo brutal (como la nuestra), donde el "producto" somos los hombres y tenemos una fecha de caducidad extremadamente corta: sólo mientras somos jóvenes, exitosos o ricos...; la enseñanza del esfuerzo personal, de la asunción de la enfermedad y las dificultades de la vida (incluida la edad) era necesaria?

Se me escapa, ya lo dije en mi anterior comentario su intención (que seguramente se entenderá con el tiempo y visto en perspectiva desde sus resultados). Así que sólo puedo respetar lo que ha hecho y como en otras cosas pertenecientes a mi religión: fiarme.

Buenos días!

Saf ;-))

Paolo dijo...

Perdone que discrepe, queridísimaa Saf, como cabeza de la Iglesia Católica el Papa es una figura política de enorme relevancia. El liderazgo moral... allá los católicos. Su figura política nos concierne a todos.

Y lo otro no lo estimo necesario, no.

it dijo...

Perdonado.
Ya he rezado nosecuentos misterios y encargado innumerables misas por su alma (de Ud., don arácnidoquerido).

Saf ;-))

Paolo dijo...

Y lo ha hecho en vida (mía, no suya, que también, claro)... Me encanta. Gracias.

(La noto un tanto apática, Safusaf)

Srta. Experimental dijo...

Una figura, ciertamente, emblemática por motivos dispares pero... ¿tanto como para desatar esta fiebre mundial de lutos nacionales (¡¡¡una semana en Brasil!!!)?

Será que la lógica de los lutos nacionales se me escapa...

Paolo dijo...

"...o ya no tienen derecho a votar", porque una norma aprobada por él y sus ministros hace no más de un lustro retiró el voto a los cardenales mayores de 80 años, entre los que había muchos que él no nombró.

"Y si me permite, llamar “falso llanto colectivo” al dolor de los católicos..." Por favor, amigo Artaher, yo no llamo "falso llanto colectivo" al dolor de nadie, sino a su exhibición impúdica.

Anónimo dijo...

Me alegro mucho de volver a leerte, Paolo. Estoy bastante de acuerdo con lo que has escrito aunque también comprendo parte de lo que dicen Fusa y Artaher: supongo que los no creyentes (hablo de mí) no podemos saber la conmoción y el significado que la muerte del papa supone para los creyentes.

Dicho esto y tratando de mantener el respeto preciso, creo que no es falso afirmar que Juan Pablo II fue un papa conservador, que potenció las corrientes más reaccionarias de la iglesia. Fue su legítima opción, desde luego, pero por lo que yo puedo observar de ese modo alejó a mucha gente del catolicismo. Reprimió a los teológos y sacerdotes de la llamada Teología de la liberación y encumbró al Opus Dei; cerró las puertas de la iglesia a cualquier lectura comprensiva de la homosexualidad, la eutanasia o el uso del preservativo (cuando en Africa el SIDA es una verdadera pandemia). Ojalá quien ocupe su lugar tenga una visión más abierta de la sociedad en la que vivimos, más generosa con la complejidad del mundo desde la doctrina cristiana que me enseñaron de pequeño. Y, por supuesto, que descanse en paz, él y todas las personas que mueren.

Jesús

Paolo dijo...

No deja de sorprenderme la susceptibilidad de mucha gente y su capacidad para sentirse ofendida por el pensar y el sentir distinto de otros. Verá, Artaher, yo para la cosa de los sentimientos soy muy mío. Y para su exposición pública aún más. No niego el sentimiento de tristeza o pesar que haya podido sentir mucha gente(¡cómo voy a negar algo así!), pero el llanto que he visto estos dos días en tantos sitios me ha parecido un llanto inducido, artificial, mediático, falso, un llanto completamente ajeno al sentimiento de pérdida que se produce cuando es alguien cercano el que muere. Llanto falso, por tanto, sí. Si usted lo cree sincero y profundo, perfecto. Cuento lo que veo como lo siento. Este Papa optó, desde el principio de su pontificado, por jugar el papel de showman colosal, y lo ha llevado hasta sus últimas consecuencias, alargando su rol incluso más allá de la muerte.

Jesús, yo no siquiera había entrado a analizar las cuestiones que tú sacas a colación. Simplemente había tratado de enfriar el entusiasmo inicial. De ditirambos de primera hora ante muertos célebres conozco ya unos cuantos, de personajes que han pasado al más absoluto de los olvidos en apenas meses (no se me olvida, por ejemplo, que un diputado del PP afirmó, a la muerte de Diana de Gales, que había sido uno de los tres o cuatro personajes más importantes de Inglaterra en el siglo XX, y se quedó tan ancho). Es el mundo de los medios que nos ha tocado vivir. Burbujas que congregan miradas masivas durante unos días para después desinflarse exactamente igual que se han formado. Por eso decía que serán el tiempo y la mirada sosegada de los historiadores los que deberán collocar a Wojtila en el sitio histórico que le corresponda. Comparto tu opinión sobre mucho de lo que dices. Juan Pablo II ha sido un papa profundamente reaccionario, tanto en las cuestiones de organización interna de la Iglesia (casi preconciliares: hoy el poder absoluto en la Iglesia es mucho más absoluto que antes) como en materias doctrinales que afectan a cuestiones fundamentales de los individuos, como la moral y la identidad sexual, lo cual ha tenido efectos demoledores y nefastos sobre temas de tantísima importancia como el del sida (muy especialmente en África, donde sobre sociedades desestructuradas se ha impuesto el Cristianismo como una gran superestructura). Hoy se destaca su papel en el fin de los regímenes comunistas de la Europa del Este, en mi opinión de forma exagerada, pero eso es algo que como decía tendrán que analizar con calma los historiadores. Conservo también mis dudas acerca de la eficacia de su gestión desde un punto de vista puramente católico. Da la impresión de que los valores de la sociedad occidental se alejan cada vez más de los que sigue predicando el Vaticano, lo cual me hace dudar seriamente de que los éxitos de su pretendida reevangelización del mundo sean tales (de lo cual, dicho sea de paso, me congratulo).

Paolo dijo...

Arcadi, hoy:
"¿Para qué ser de izquierdas? Es la pregunta/respuesta más interesante de este tramo de nuestra vida. Cada vez más respuesta que pregunta. Leo que Televisión Española dedicó ayer toda su programación a la muerte del Papa. Veinticuatro horas. Ein...! ticuatro horas. Yo me quité de catalán cuando la televisión autonómica dedicó lo mismo a un partido de fútbol que jugaba el equipo local. ¿Para qué ser de izquierdas? Es absurdo. ¿Para qué? El gobierno más progre de Europa, chispeante, femenino, chavista, talantoso, civilizatorio y contranatura dedica veinticuatro horas, con todos sus minutos, a la superstición. Es decir que en los momentos realmente serios (en nuestro mundo: cuando está en juego la audiencia), el gobierno empieza a creer en el palo de escoba cenital. ¡Para qué, entonces, mon Dieu! Venga la derecha. Siempre y acérrima. En manos de Gómez Borrero Dios es todavía un objeto cultural, un Moisés, un Diluvio, el puñal de Abraham. En manos de la izquierda es un grosero miedo a la muerte, a la audiencia, quiero decir. La tenebrosa izquierda, con su mala conciencia, su doble moral, su permanente apuesta al bonoloto. Y sus ridículas posturitas de conmiseración. Ahí va Mtfdlv. Muy apenada. Al menos los chiquitos del Opus sonríen, iluminados los ojos, encarados con la vida como los mártires con los leones. Pletóricos de vida eterna. Maravillosos perdonavidas, para ser exactos. ¿Para qué ser de izquierdas? Animalito. No basta con sus gobiernos, con sus impúdicas y terrenales alianzas; con la superstición nacionalista: anche coaligados con el cielo. Veinticuatro horas en la televisión. Y en el frontis de la prensa socialdemócrata, Timothy el Grande. El líder mundial, dice del obispo. Como si incluso el propio Timothy no fuera, él también, mundial. La insistencia en que el Papa derribó el muro. ¿Las pruebas? Que era polaco. Lo demás sigue siendo sobrenatural. Por lo demás, el silencio piadoso respecto a sus irrevocables fracasos. La extensión del islamismo. Y su incapacidad para mediar con eficacia en la guerra de religión en Oriente Medio. Áreas todas ellas de su responsabilidad (amor con amor se paga), si es que tuvo alguna en la tierra. Sólo queda rezar por la izquierda y vivir con la derecha. O sea que vamos a ello".

Paolo dijo...

Justo Serna, hoy:
"Estos días de Semana Santa, mientras descansaba del ajetreo cotidiano, me embarqué en lo que los antiguos llamarían una lectura edificante. Me refiero a ‘Memoria e identidad’, de Juan Pablo II.

‘Memoria e identidad’ es un libro en el que se exponen en forma de diálogo las tesis principales del Papa recién fallecido. Lejos de reconciliarme con una figura decisiva en la política de nuestro tiempo, dicho volumen me distanció aún más de sus ideas. Lamento ser incorrecto en estos momentos, pero creo obrar con justicia con este breve escrutinio.


Es desolador que Juan Pablo II sostenga nociones históricas tan equivocadas en dicho volumen; es triste que quien ha tenido tanta influencia ‘práctica’ en el curso de Europa, ayudando al desplome del sovietismo, tenga unas ideas tan ultramontanas; es lamentable que quien luchó por la libertad del catolicismo en Polonia crea, en fin, que el rumbo de Occidente comenzó a perderse con el cartesianismo, con el cógito cartesiano, con el "pienso luego existo". Al racionalismo que se esfuerza en pensarse sin Dios, al hombre rebelde que se aúpa hasta su trono, le achacaba el Papa el espanto del siglo XX, las “ideologías del mal”, y ese reproche me hacía recordar algunas palabras del capítulo del Gran Inquisidor en ‘Los hermanos Karamazov’.

Escribe Dostoievski: “hay tres fuerzas, en la tierra, únicamente tres fuerzas que pueden vencer y cautivar por los siglos de los siglos la conciencia de estos canijos rebeldes, por su propia felicidad, y estas fuerzas son: el milagro, el misterio y la autoridad (...). Los hombres son como niños que se han amotinado en clase y han echado al maestro. Pero también se acabará el alborozo de los niños, y les costará caro. Demolerán los templos e inundarán de sangre la tierra. Mas, al fin, esos estúpidos niños se darán cuenta de que, aunque rebeldes, tienen pocas fuerzas, y son incapaces de resistir su propia sublevación”

La interpretación histórica de Juan Pablo II es decididamente reaccionaria y me recordaba también a la de Joseph de Maistre, aquel inteligentísimo retrógrado, aquel adversario acérrimo de la Ilustración que, siglo y pico después, aún provocaba el interés de Emil Cioran o de Isaiah Berlin. ¿Y por qué me la evoca? El Papa, como el saboyano, experimenta una gran añoranza del mundo medieval, un tiempo en que los creyentes vivían su fe "con su universalismo cristiano”, una “fe simple, fuerte y profunda”, sin dudas, sin incertidumbres, añade Juan Pablo II. Eran aquéllos unos viejos “buenos tiempos” que “fueron barridos por el Siglo de las Luces y el iluminismo”, una concepción que “se opuso a aquello que Europa era por efecto de la evangelización". El Mal, a juicio de Juan Pablo II, habría tenido, sin embargo, un efecto positivo: haber funcionado como un castigo regenerador.

También para el antirrevolucionario Joseph de Maistre la Revolución francesa habría sido un acto paradójicamente milagroso. De hecho, no fueron los propios rebeldes quienes la habrían provocado, sino los mismos acontecimientos como “fuerza arrolladora” que escapa a la voluntad humana. Para Maistre, la revolución vendría a ser una suerte de prodigio en la medida en que sería directamente querida por Dios, el cual, por su parte, habría permitido que las fuerzas satánicas que vuelven insurrecto al hombre triunfasen temporalmente para así perderse.

Al haberse dado la irrupción desnuda del Mal, añade Maistre, habría podido desvelarse de manera providencial la corrupción inherente del racionalismo en que se fundaría. De ahí podría derivarse una regeneración catárquica: “Si ¡Dios! emplea los instrumentos más viles, es porque castiga para regenerar (...). Si la Providencia ‘borra’, es sin duda para ‘escribir de nuevo’ (...). Verdaderamente, se siente uno inclinado a creer que la Revolución política no es más que un objetivo secundario del gran plan que se desarrolla ante nosotros con una majestad terrible”. Es decir, el Mal sobreviene, pues, en un mundo ya corrupto como realización del proyecto moderno que niega a Dios. Sólo la vuelta a la esencia del catolicismo salvará a la Europa degradada: como Maistre, como Bonald, como Lamennais o como Cortés, entre otros, también Juan Pablo II se refugia en ‘Memoria e identidad’ en la nostalgia de una civilización católica inmune al contagio de los modernos, una cristiandad medieval de creyentes firmes, de hombres puros.

“La libertad, el librepensamiento y la ciencia”, escribe Dostoievski, “los conducirán a tal laberinto y los situarán en presencia de tales prodigios y misterios insolubles, que algunos hombres, los indomables y furiosos, se matarán a sí mismos; otros, indomables, pero poco fuertes, se matarán entre sí, y un tercer grupo, los que queden, débiles y desdichados, se arrastrarán a nuestros pies y clamarán: Sí, vosotros teníais razón, únicamente vosotros estabais en posesión de su misterio y volvemos a vosotros, ¡salvadnos de nosotros mismos!“"

lukas dijo...

Muy buenos los artículos, tanto de Arcadi como de Serna, a éste lo leo a diario. Lo de las 24 horas en TVE1 ha sido ya la prueba que faltaba, si es que hacía falta, para mandar a paseo a los informativos, sean los que sean. Asco de cosas oficiales.