lunes, 20 de septiembre de 2004

Palabras

Quienes deberían ser considerados como referentes morales de nuestra sociedad nos lo han repetido en infinidad de ocasiones. Pienso en Aurelio Arteta o en Fernando Savater o en Antonio Muñoz Molina. Hay que tener mucho cuidado con el uso que hacemos de las palabras, porque por sí solas las palabras son capaces no sólo de interpretar la realidad sino incluso de crearla. Nuestro modelo de civilización empieza defendiéndose desde el uso que hagamos del lenguaje. Y parece que habrá que seguir repitiéndolo.

Ayer por la tarde. Titular de elmundo.es: “Ejecutan a tres kurdos, mientras el tiempo se agota para otros tres occidentales” (cito de memoria, pero la forma impersonal del verbo encabezaba la frase tal y como la transcribo). Más abajo. Otro titular: “Se entrega en Valencia el hombre que mató a un policía e hirió a dos guardias civiles”. Me pregunto intrigado qué habrá llevado al redactor de elmundo.es a considerar ejecución el asesinato de tres rehenes kurdos en Iraq. Porque, aunque lo parezca, no es lo mismo ‘ejecutar’ que ‘asesinar’. Se ejecuta a los reos condenados a muerte. El asesinato es otra cosa bien diferente.

Por supuesto que la pena de muerte me parece por completo rechazable, un rastro del pasado aún vigente en algunos estados, que por ello deberían recibir el repudio generalizado del resto. Pero no conviene picar el anzuelo y caer en el siniestro juego de las equivalencias. Porque si un estado ejecuta y unos terroristas ejecutan, a la postre se está sugiriendo que unos y otros hacen lo mismo, que el estado se convierte en el ejecutor de una violencia estructural y los terroristas en meras réplicas de esa violencia. Y esto es sencillamente inaceptable, el primer paso para justificar los crímenes y las amenazas de los terroristas, las causas de sus actuaciones criminales. Éticamente rechazable, la pena de muerte se aplica, en último caso, tras procesos en los que los condenados por crímenes de especial gravedad son sujetos con derechos y en los que se cumplen toda una serie de garantías procesales (por supuesto, me refiero a esta pena de muerte. La que se aplica sumariamente y sin garantías en tantos estados del mundo es tan asesinato como el de los terroristas). Compartiendo su carácter inaceptable no deja de existir un considerable salto ético entre la ejecución de un reo condenado a muerte y el asesinato de rehenes por grupos terroristas.

Ayer noche. Observo que elmundo.es ha cambiado el titular: “Matan a tres kurdos...”. Al menos es un paso, aunque aquí habría que aplicar el dicho de Oscar Wilde: “¿Obsceno? Mucho peor: está mal escrito”. El uso impersonal del verbo ‘matar’ encabezando un titular en este contexto resulta ofensivo al oído de cualquier aficionado medio a la lengua castellana. Y como se supone que los periodistas son profesionales de la lengua, no termino de entenderlo. “Asesinan a tres kurdos...”. Era así de fácil. Y no entiendo por qué esa resistencia a emplear el verbo ‘asesinar’ cuando corresponde.

Esta mañana. Telediario de la 1ª. Hablan del asesinato de tres kurdos. Bien. Luego otro titular: “Hamas jura venganza por el asesinato de uno de sus líderes”. También correcto. Pese a lo complejo de la situación palestina, los asesinatos selectivos que cometen los servicios de seguridad israelíes no dejan de ser eso, asesinatos. Sólo confío en que a partir de ahora los israelíes también sean asesinados por los terroristas palestinos, y dejen de una vez de morirse a causa de las explosiones provocadas por los palestinos, como habitualmente puede leerse en la prensa española. Morirán del susto, supongo. Como todo el mundo sabe, los judíos han sido siempre muy impresionables.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Puro sentido común. ¿Por qué demonios es tan difícil que se caiga en esa cuenta?

Es agotador y desmoraliza mucho. Menos mal que sigue habiendo gente como Ud. que sí se da cuenta de la diferencia. Gracias.

Mercè.