jueves, 25 de enero de 2007

Corazón desolado

Ante el poema de Jorge Eduardo Eielson, J. creyó entender por fin las razones de su biografía sentimental. Nítidamente creció en su interior la convicción de que todo era preferible, los horarios partidos, los billetes de avión a cualquier precio, las esperas interminables, las pequeñas mentiras y las grandes, las decepciones, los cuerpos deslavazados, el marasmo de emociones bullendo en su cabeza días enteros sin cesar, todo, hasta las infamias y las humillaciones, el hedor del tigre, a las noches de una adolescencia demasiado larga, el peso muerto del corazón desolado.

Campidoglio
usted no sabe cuánto pesa
un corazón solitario
hay noches en que la lana oscura
la lana tibia que me protege
llega hasta el cielo
y mientras duermo mientras respiro
mientras sollozo
se me derrama la leche hirviendo
sobre la cara
y entonces una máscara magnífica
con la sonrisa del rey de espadas
cubre mi llanto
y todo eso no es nada todavía
usted no me creerá
pero luchar luchar luchar
todas las noches con un tigre
hasta convertirlo en una magnolia
y despertarse
despertarse todavía y no sentirse
aún cansado y rehacer aún
raya por raya el mismo tigre odiado
sin olvidar los ojos los intestinos
ni la respiración hedionda
todo eso para mí
es mucho más fácil mucho más suave
créame usted
que arrastrar todos los días
el peso de un corazón desolado

2 comentarios:

aldara san lorenzo dijo...

....hhhhmmmmmm........

Paolo dijo...

¿hhhhhhhhmmmmmmmmmmm?
¿Qué es hhhhhhhhmmmmmmmmmmmm?