sábado, 8 de mayo de 2004

FG

Artículo hoy de Felipe González en El País. En medio de un discurso farfollesco y confuso, que lleva repitiendo la línea editorial de este periódico desde antes del 14 de marzo, me parece interesante destacar lo siguiente:

"Parecía -es una opinión- que se había tomado la decisión de que los ciudadanos creyeran que era ETA..., al menos hasta el lunes día 15 de marzo. Si esto se hubiera producido y el resultado electoral hubiera sido diferente -cosa que no creo-, sería inimaginable el escenario político en el que nos habríamos situado".

La opinión de FG es difícilmente sostenible si hacemos un mínimo seguimiento de los hechos. Fue el Gobierno quien dio la información de cómo avanzaban las investigaciones policiales. Sobre esas informaciones, el propio Gobierno mantuvo más allá de lo razonable la opinión de que el principal sospechoso era ETA, pero con los datos que se conocían, porque los facilitó el Gobierno, había ya otras opiniones, entre ellas las de Prisa. FG viene a decir que el resultado de las elecciones está fuera de toda duda, ya que la opinión mayoritaria de los electores era la compartida por Prisa (y que desde el mismo jueves por la tarde, no rechazó en absoluto el Gobierno), pero que si (importante el condicional) el Gobierno hubiera mantenido la mentira de que el atentado era obra de ETA (tremenda falacia: difícilmente podría aducirse, desde la honestidad intelectual, ese argumento contra un Gobierno que dio toda la información fiable que hoy conocemos) hasta el 15 de marzo, nos encontraríamos en un "escenario político inimaginable"... (Inimaginable en qué sentido; el expresidente del Gobierno no lo aclara, aunque parece que pretende sugerir algo acerca de la ilegitimidad). Nada se dice en todo el artículo de que la única información que no salió del gobierno (terrorista suicida) resultó ser absolutamente falsa ni del antidemocrático acoso de las sedes y los candidatos del PP, ya en las manifestaciones del día 12, a lo largo de todo el 13 e incluso en los mismos colegios electorales el 14. Nítida expresión del sectarismo.