martes, 18 de abril de 2006

Apuntes

La escala de Jacob (homenaje a Schoenberg), de Gustavo Torner (Museo de arte abstracto español de Cuenca)
Música callada de Federico Mompou. Josep Colom, piano. XLV Semana de Música Religiosa de Cuenca. Iglesia del Monasterio de la Concepción Francisca, 11-abril-2006.

-Cahier I (1959)

I. Angélico
Todo ángel es terrible, y en esta música su secreto proclama envuelto en el silencio que profanan los teléfonos.

II. Lent
Gritándolo, lenta, desgarradamente.

III. Placido
Musitando su cantilena diaria, cuando eran los seriales radiofónicos los que llenaban las tardes en la casa fría, sin red, sin pasillos enlazados en los que perderse.

IV. Afflito e penoso
Desolados.

V. Legato metallico
Cuando era la religión el consuelo que hoy me falta, esa línea ininterrumpida que nos ata a la inconsciencia de lo irracional trascendente.

VI. Lento, molto cantabile
Pero todo eso nada significa. Queda el eco del pedal flotando en la antigua máquina de coser, en el piano que ahora escucho, en la naturaleza, que canta como una alondra al amanecer.

VII. Lento, profond
Y ese canto, porque es real, me afecta más hondamente que el de todos los ángeles imaginarios y terribles de mi infancia mítica.

VIII. Semplice
Cuando el mito no era sino el juego más ancestral en la casa penumbrosa, a resguardo del sol y la luz hirientes del verano.

IX. Lento
Pero crecí. Y el sol se hizo centro de todas las explicaciones.

-Cahier II (1962)

X. Lento – Cantabile
Tan claro el amanecer detrás de Gibarrayo, tan límpida la voz de la alondra como incomprensibles estos frescos trinitarios, esta impostada bondad de los santos innecesarios y los misterios insondables.

XI. Allegretto
Ni el bullicio de los angelotes en torno a la Inmaculada ni sus ramas de olivo o de jazmín despiertan ya mi interés o mi curiosidad.

XII. Lento
Ni el dolor de ese corazón traspasado por el hijo muerto sobre el regazo despierta en mí la emoción inconcebible de otro tiempo.

XIII. Tranquille – Très calme
Suenan campanas lejanas que llaman a otros fieles y se entrecruzan con esta melodía que ahora es un chorro de luz, intensificada brutalmente por una ráfaga incontenible e incomprensible de deseo.

XIV. Severo – Sérieux
Es como una chispa eléctrica que me recorriera la espalda, mientras contemplo esa cabellera metálica antes inadvertida que me llama a voces entre el rigor de las estatuas muertas y la piedad marchita.

XV. Lento – Plaintif
Porque puedo entender el dolor del hombre que brama de deseo insatisfecho, la punzada cruel del hijo muerto, hasta el terror inexplorado del recién nacido en el contenedor de basura.

XVI. Calme
Pues nada de lo humano me es ajeno, y este chisporroteo me recuerda a aquel otro, el de las gotas de lluvia, el de las torrenteras espontáneas burbujeando entre las matas de romero y las jaras de la ladera.

-Cahier III (1965)

XVII. Lent
Nacer. Toca nacer.

XVIII. Luminoso
Me espera la luz seminal del sur, el color de las calles blancas, el frío purificador de las mañanas de invierno, el carámbano en el barreño de latón, el hielo en la alameda, los saltos de rana de las piedras en el río, junto al padre desconocido, el tranquilo tránsito de las recuas de bestias uncidas y apaleadas, sus mojones secándose al sol.

XIX. Tranquillo
Porque es inmensa la distancia, no de años, de miles de siglos, y aún no alcanzo a comprender la tragedia que escondía aquel gatito blanco y famélico con la pata rota o lastimada, sus maullidos lastimeros, mis ojos paralizados.

XX. Calme
Sí el dolor físico, sí la impotencia de no alcanzar la rama de siempre con el salto mecánico de siempre. Pero ¿y la humillación y la soledad y el desamparo?

XXI. Lento
Todo cabe en esta música. (Ahora que he nacido.) Todo te invita a penetrarla, a entrar en ella, deshabitada, y colmarla de luces, de colores, de esperanzas, de anhelos, de recuerdos... Porque todo ángel es terrible, y su voz me acompaña desde la primera conciencia del dolor y del pecado.

-Cahier IV (1967)

XXII. Molto lento e tranquilo
El eco adolescente de sus admoniciones no cesa de retumbar en mis oídos.

XXIII. Calme, avec clarté
Con la misma claridad de mis primeros actos de contrición, cuando inventaba los pecados para el cura que me esperaba burlón en el confesionario, para que la muerte no me sorprendiera sin el amparo del niño al que yo también maté. Y así pagar mi tributo de vergüenza a la oscuridad del mito.

XXIV. Moderato
Y de pronto todo se desvanece. Veo como al trasluz la pura realidad, sin coartadas, sin muletas. El sufrimiento ensalzado sobre peana de plata.

XXV. Lento molto
Austera, tan distinta de la exuberante exaltación del dolor en mi tierra.

XXVI. Legato
Y tan sin sentido como aquella. Morbidez del tiempo estancado.

XXVII. Lento molto
La lenta cantilena que me adormece, que me invita a llenar de significado este obstinado acumulo de viejas sensaciones rememoradas, esta interminable repetición de silencios, de ecos sostenidos más allá de lo escrito, entre las campanas lejanas que no cesan de doblar a muerto.

XXVIII. Lento
En su inabarcable intimidad callada.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Confieso que he dudado, críptico don P., sobre el si las notas eran del propio Mompou.

Una hermosura, en cualquier caso. A ver si nos hacemos con la banda sonora del texto.

Anónimo dijo...

(sobra un el)

Portarosa dijo...

Precioso.

Anónimo dijo...

Muy bonito. ¿Estuvo usted en toda la Semana Religiosa?

Paolo dijo...

Donna, seguro que tienes la imaginación suficiente para interpretar correctamente el V, el XIX, el XX y todos los demás. Es que si se explica, se estropea.

Eckhart, estuve entre el sábado y el jueves...

Y gracias a los tres.

Paolo dijo...

A los cuatro...XDXDXDXDXD

Anónimo dijo...

Todo ángel es terrible, sí.